El 32% de mujeres que están fuera de la fuerza laboral alude razones familiares
En tanto, los hombres advierten que el gran argumento para salir del mundo del trabajo tiene que ver con razones asociadas a la jubilación.
El último Termómetro Laboral del Observatorio Laboral -proyecto financiado por la Subsecretaría del Trabajo y ejecutadp por la Universidad del Bío-Bío-, correspondiente al mes de marzo, expuso que a nivel regional la población que está fuera de la fuerza de trabajo descendió 2,1%, al registrar 12.789 personas inactivas menos, influenciado por los hombres (- 3,9%) y las mujeres (-1,1%). Respecto a la cantidad de mujeres y hombres que declaran no ser parte de la fuerza de trabajo por razones habituales (que van desde cuidados en el hogar, hasta no desear trabajar) durante el trimestre noviembre-enero 2024, se observa que en ambos grupos hay una importante disminución respecto al año anterior de -2,9% y 6,9%, respectivamente, en la cantidad de personas fuera de la fuerza de trabajo por razones habituales.
Importante es destacar la existencia de diferencias de género relevantes en todas las mediciones por año, la cual plantea la existencia de más mujeres que hombres que esgrimen razones habituales para estar fuera de la fuerza de trabajo en Biobío. En cuanto a las personas potenciales fuera de la fuerza de trabajo, se observa que han aumentado en la Región, específicamente en 5,6% en relación al año anterior. Entre las principales razones para estar fuera de la fuerza de trabajo, destacan en las mujeres las "razones familiares permanentes", con un 32,0%, mientras que en los hombres predominan las "razones de jubilación", con un 36,1%.
Envejecimiento y tareas de cuidado
Si bien es cierto que un 32% de las mujeres dice estar fuera de la fuerza laboral por razones familiares, la economista e investigadora de Faro UDD Viviana Véjar plantea que esta categoría ha mostrado un descenso anual de -5,3%, contrastado con el aumento de 15,2% por razones de jubilación. Esto, a su juicio, indica que la fuerza laboral femenina también ha ido envejeciendo y que, por otra parte, un no menor 26% de las mujeres que abandona este grupo lo hace por motivo de jubilación, "y eso es sólo un 6% de diferencia con la razón principal".
"No creo que el empoderamiento sea la respuesta, sino más el envejecimiento de la fuerza laboral femenina. Lo que hace falta en la Región del Biobío y en el resto de las regiones es poder contar con una tasa de natalidad más alta, ya que esta viene descendiendo. Es necesario que la población activa se vaya renovando a tasas similares a las que está disminuyendo para que la tasa de dependencia no sea tan alta", sostiene la experta, quien explica que la baja tasa de natalidad, si bien es un problema social de cambio de paradigma en lo que se refiere a la concepción que se tiene de familia, está afectando gravemente al mercado laboral, porque genera desequilibrios entre la población activa y la dependiente, además de impactar negativamente a la productividad futura.
Su par de Ingeniería Comercial USS, Daniela Catalán, cree que la diferencia en los motivos para estar fuera de la fuerza de trabajo entre mujeres y hombres en el Biobío tiene raíces estructurales profundamente arraigadas en los roles de género tradicionales, "lo que refleja una división de género del trabajo no remunerado". Agrega que este fenómeno responde a un patrón persistente donde las mujeres asumen la mayor parte de las tareas de cuidado de hijos, adultos mayores y personas dependientes, lo cual limita su participación en el empleo formal o informal.
"A nivel regional, esta situación puede verse acentuada, quizás, por la menor disponibilidad de servicios de cuidado accesibles y de calidad, especialmente en comunas más rurales o con menor desarrollo económico. Además, el mercado laboral del Biobío aún muestra rigideces estructurales en cuanto a flexibilidad laboral, acceso a empleos de calidad y oferta de trabajos formales con horarios compatibles con responsabilidades familiares", dice la académica.
Respecto al descenso del 5,3% en la proporción de mujeres que señalan "razones familiares permanentes" como motivo para no participar en el mercado laboral, sugiere una mayor disposición o capacidad de incorporarse al trabajo remunerado, lo que puede estar vinculado a un proceso de empoderamiento progresivo. "Este cambio puede estar influido por varios factores: mayor acceso a educación, políticas de conciliación familia-trabajo, programas de emprendimiento femenino, o incluso la necesidad económica derivada de crisis recientes como la pandemia", subraya.