Agravamiento del cambio climático
Hace algunos días, el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea reveló que enero de 2025 fue el mes más cálido que se haya registrado en el planeta, con 1,75°C por encima del nivel preindustrial, así como 0,79°C por encima del promedio de 1991-2020. Los últimos siete años han sido los más cálidos desde que a nivel global se empezaron a registrar las temperaturas anuales en 1850.
Mientras, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera siguen en aumento. Las medidas adoptadas hace cinco años por los países para contener la expansión del coronavirus lograron rebajar ligeramente las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global, pero, aun así, el grueso de las emisiones sigue en el nivel alto que tenía previo a la pandemia.
Los informes indican que a nivel mundial, el aumento de temperatura media respecto a los últimos treinta años fue especialmente intenso en Canadá, la costa oeste de Estados Unidos y algunas regiones de África Central y Medio Oriente. En el mundo se han alcanzado los record de temperatura, mientras los incendios forestales, precedidos por condiciones secas y cálidas, arrasaron algunas zonas.
El aumento de gases de efecto invernadero y el de las temperaturas son una bomba de tiempo que amenaza con el derretimiento de los casquetes polares y con ello, un enorme riesgo sobre países y zonas costeras densamente pobladas. Calor inusual y tormentas en zonas donde usualmente no las había, o lluvias torrenciales e inundaciones severas en Argentina en pleno verano, son algunos de los signos. Una proyección realizada en Estados Unidos estima que el nivel del mar habrá crecido dos metros para el año 2100, basada en cómo se ha comportado la capa de hielo de la Antártida y en un análisis de cómo se verá afectada por el cambio climático en el futuro.
No es la primera vez que se alerta que el aumento de las temperaturas está teniendo efectos desastrosos en las zonas con hielo, tanto en los polos, como en lugares altos del planeta. El cambio climático también se ha hecho sentir con notoriedad en Chile. Según un Informe de Medio Ambiente publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas, el número total de olas de calor en el país aumentó fuertemente en las temporadas de noviembre a marzo de los años 2010-2011 y 2019-2020, al pasar de 9 a 62. A su vez, las lluvias disminuyeron en catorce estaciones de medición, coincidiendo con los episodios de sequía que ha vivido Chile desde hace más de una década. La falta de agua es un factor que afecta constante-mente a miles de agricultores, quienes deben enfrentar períodos marcados por déficit de lluvias y calor excesivo, sobre todo desde la Región de Coquimbo hasta la Región del Biobío.
Es una realidad que se ve plasmada a nivel local con los numerosos incendios forestales que cada verano se concentran en la zona centro-sur de nuestro país, y las recientes precipitaciones registradas en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, por el invierno altiplánico. Estos sucesos son cada año más frecuentes, y nos urgen a evaluar si contamos con infraestructura estratégica a nivel país que se adapte y soporte estos nuevos requerimientos, especialmente en transmisión de energía eléctrica.
En junio de 2025, los 345 municipios del país deberán tener publicados sus correspondientes Planes de Acción Comunal de Cambio Climático, como lo ha establecido la Ley Marco sobre Cambio Climático, publicada en junio de 2022. De no cumplir con esta obligación, serán sancionados con una multa que deberán cancelar de su propio patrimonio. Este documento debe contemplar al menos: Las vulnerabili-dades de la comuna frente al cambio climático, sus riesgos e impactos; las medidas de mitigación, adaptación y un plan con acciones concretas, con plazos y responsables, y los indicadores de moni-toreo y de cumplimiento del plan.
El aumento de gases de efecto invernadero y de las temperaturas son una bomba de tiempo que amenaza con el derretimiento de los casquetes polares y el riesgo sobre países y zonas costeras.