Camila Meza llega al Festival de Jazz de Lebu convertida en figura estelar
Con residencia en Nueva York hace 15 años, es segunda vez que esta destacada artista está en el evento lebulense al cual le tiene -en sus palabras- gran cariño.
Entre los nombres confirmados, para celebrar los 20 años del Festival Nacional de Lebu; el de Camila Meza (Santiago, 1985) se eleva como uno relevante en la escena sincopada nacional.
Una carrera avalada por una discografía de cinco producciones desde su debut en 2007 con "Skylark", placa lanzada dos años antes de su traslado a Nueva York, vía una beca para estudiar en la New School for Jazz and Contemporary Music.
Con actual residencia en la ciudad norteamericana, su presencia comenzó a escucharse hacia el 2004, a partir de incursiones en vivo en diferentes escenarios santiaguinos, como el Hotel Sheraton, según señala la biografía de esta cantante, guitarrista y compositora cuya última obra lanzada es "Ámbar" en 2019.
Destacada por la prensa especializada de la Gran Manzana, esta chilena próxima a estrenar su sexto disco, según cuenta en un plazo que no pasará de los tres meses; se mostró muy contenta de regresar al lebulense Salón Walter Ramírez, conocido desde su debut ahí en 2017.
Con una presentación programada para mañana, a partir de las 21 horas, en forma gratuita, Meza estará en formato cuarteto acompañada por Félix Lecaros (batería), Milton Russell (bajo) y Sebastián Castro en piano.
"Siento que han pasado muchos años desde que estuve aquí y el público acá siempre ha sido muy hermoso. Así es que estoy muy emocionada de estar de vuelta", apuntó, quien ayer debutaba en Cañete como parte de la extensión del festival desde 2020.
Agradecida del apoyo de Fulvio Casanova, productor y creador del festival en Lebu, señaló que siempre ha estado en contacto con él. "(Fulvio) fue una de las primeras personas que me invitó a festivales, o sea, desde que partí. Entonces, siempre hemos tenido una relación súper amigable con este evento", reconoció la ejecutora de producciones destacadas del sincopado chileno como "Retrato" (2009), "Prisma" (2013) y "Traces" en 2016.
De ciudad en ciudad
Camila Meza, en una suerte de anécdota, cuenta que a su llegada a Concepción, en una grata conversación con el taxista que la trasladó al radio central, antes de partir a la Ciudad de los Vientos; le comentaba que sentía que en la capital penquista "hay mucha gente y tanto músico bueno cerca", lo que se traduce en que esta urbe "siempre ha sido como un centro cultural y de inspiración", especialmente para ella.
"Mi primer mentor de música nació en esta zona, Moncho Romero (baterista y productor de eventos en sus inicios). Él me ayudó muchísimo, me abrió muchas puertas, así que tengo una conexión muy importante con eso", indicó, sin olvidar a su colega, también penquista, Claudia Acuña. "Y bueno, Los Tres que también son de Concepción", ilustra.
- Ahora acá, en la Región del Biobío y Lebu, pero ¿cómo ha sido el periplo en Nueva York?
- Bueno, fue y es mi hogar musical, donde realmente me convertí en el músico, la música que soy. Nueva York tiene esa gracia que la verdad es que te empuja a buscar y encontrar lo más profundo de tu artisticidad y no te deja tranquilo hasta que lo encuentres. Es como realmente un lugar donde la inspiración y la cantidad de gente que hay haciendo todo lo que hacen en su máxima expresión inspira mucho, también para llegar a tratar de ser lo mejor posible, la mejor versión posible de uno mismo. Ya serán 15 años desde que me fui para allá y son realmente los años de mayor crecimiento, yo creo, en mi vida.
- Puede ser obvia su respuesta, pero ¿qué diferencias observas entre la escena del jazz de Nueva York con la de Chile?
- Bueno, básicamente la accesibilidad al mundo. O sea, Nueva York está ahí en el centro del mundo y ahí llega toda la gente de todos los países. De este modos como que la comunicación, la información va corriendo muy rápido. Estar ahí también presente en los conciertos, donde están pasando los cambios y las cosas, le cambia la vida a cualquier músico.
- ¿Cuáles sientes son los principales desafíos tanto en la escena del jazz como de la música en Chile desde tu mirada?
- Pienso que el desafío más grande en nuestro país es el hecho de que yo creo que el mundo ha sido como deseducado de lo importante, que es la música para el desarrollo humano. Por lo tanto, no hay una real intención de que los músicos de partida puedan vivir de hacer lo suyo que es música. En este trabajo es muy difícil lograr sobrevivir y tener una vida decente y digna. Como mucha gente que trabaja, en el medio musical hay que pelárselas mucho. Por lo mismo, la manera en que el sistema hace que la gente consume música, ésta piensa que tiene que ser gratis. Entonces -obviamente- ahí está el gran problema y vivir de la música se hace mucho más difícil.
- ¿Qué impresión tienes del jazz que se hace en nuestro país y del que estás lógicamente sintonizada?
- Creo que es increíble, tenemos una cantidad de músicos de un nivel internacional. Nuestro único problema es que estamos tan lejos, también, en el fin del mundo. De lo contrario, yo creo que estarían todos o una mayor cantidad de músicos girando por todo el mundo, porque la verdad es que hay un nivel muy alto en Chile.