Por Isidora Sababa Cassanova

Con una carpa de 3.640 metros cuadrados, la Feria Internacional de Arte Popular (FIAP) de Concepción, en su 60ª edición, alberga a 156 expositores, entre internacionales, nacionales y de la región dueña de casa.

Desde las piezas de cerámica en frío, que retratan la cultura local, hasta los tejidos y textiles de colores vibrantes que cuentan historias ancestrales, cada rincón del espacio ubicado en el Parque Ecuador refleja la identidad de los creadores que han hecho del arte popular su forma de vida.

En general, los participantes, algunos con más de 10 años en la muestra, exponen orgullosos sus creaciones en un espacio, que permite el encuentro entre el público y el trabajo artesanal que trasciende generaciones. No sólo Chile está presente en esta fiesta del arte popular, pues cuenta con una destacada participación internacional, con invitados provenientes de diferentes países que traen consigo una variedad de técnicas y materiales para enriquecer la diversidad de la exposición.

Candelaria Hidalgo, artesana de 55 años, está orgullosa de ser oriunda de Tomé. Con ésta son tres muestras que participa en el Parque Ecuador, aunque lleva más de una década dedicándose al macramé.

Con algodón 100%, fibras naturales y lanas adquiridas a distribuidores y artesanos locales, transforma materiales en verdaderas obras de arte. "Lo que más me gusta de exponer es la diversidad, todo lo bonito que se puede hacer. Me gusta hacer tapices, una fusión de macramé con trazos de telas, mezcla de fibras como lana, yute y otros donde incorporo cobre", indicó la artesana, confesando que se siente encantada de ser parte de la muestra, aunque las ventas no estén en su mejor pie. "Me encanta mostrar lo que yo hago a la gente", resume Candelaria Hidalgo con entusiasmo en sus palabras.

La tomecina no deja que el tema económico le quite la alegría de compartir su arte. "Puede que las ventas no sean tan extraordinarias, pero a mucha gente le gusta mi arte, las cosas más grandes y costosas, por eso tengo que adaptarme", dijo.

A María Belén Bianchi y Joaquín Liceaga los une una larga amistad. Originarios de Mendoza y Córdoba, Argentina, respectivamente, han dedicado más de 10 años a la creación de duendecitos en cerámica en frío, una tradición que nace de las leyendas y el folclore de su tierra. En su pueblo, indica Bianchi, los duendes son símbolos fundamentales vinculados a la Pachamama, la Madre Tierra y naturaleza.

"Hace como 10 años empezamos a experimentar, porque vivimos en un pueblo, donde la creencia en el duende forma parte del folclore popular. Siempre estuvimos relacionados con el arte", agrega María Belén.

Juntos comenzaron con esta técnica, inspirados por los cuentos populares que rodean a estos seres místicos, quienes se cree que son responsables de buenas cosechas y, curiosamente, también de la producción de vino en la región vitivinícola de Mendoza.

"La técnica -para confeccionarlos- se llama escultura modelada en porcelana fría. Los duendes tienen una estructura articulada, para que se pueda jugar con la forma y con el personaje", explica.

Llamilet Huenchunir, artesana mapuche de Tirúa, preserva la tradición del telar heredada de su madre. Perfeccionó su técnica en una organización de mujeres mapuches y desde 2005 se ha dedicado a trabajar de manera artesanal con lana y tintes naturales.

Su oficio, nacido de la necesidad, le permitió salir adelante y educar a sus hijos. Aunque enfrenta desafíos con las ventas en esta edición, mantiene su compromiso con su cultura y arte.

"Este amor nació por cosas de la vida, quedé sola, no encontraba cómo llevar el sustento de mi casa", recuerda. Su técnica se perfeccionó gracias al programa Relmu Wintal, una organización de mujeres mapuche lafkenche de Tirúa, donde más de 60 mujeres se reúnen para aprender y compartir conocimientos.

"Nos enseñaron a trabajar las monitoras de la Relmu y los jesuitas que formaron ese programa", explica. Desde entonces, ha mantenido un compromiso con esta organización. "Soy socia y participo de las reuniones, no me voy a ir de la Relmu. Ella (el programa) fue mi madre, quien me ayudó en lo que yo podía hacer", dice.

Ana Díaz y su marido Felipe Lazo, ambos de Maipú, en la Región Metropolitana, son dos artesanos que han dedicado su vida al trabajo con vidrio, una pasión que comenzó hace 30 años, cuando inicialmente trabajaron con cobre esmaltado a fuego.

"Mi esposa encontró una travita de vidrio, y como son relativamente parecidas las formas de trabajar, entonces nos dio por confeccionar los vidrios", comenta Lazo, quien ha estado más de una vez en el recinto ferial de la capital penquista.

Juntos diseñaron su propio horno para trabajar el vidrio y se especializaron en esta técnica, que se ha convertido en parte del sustento familiar.

"Llevamos 30 años trabajando, es parte de nuestra vida. Dimos los estudios a nuestros hijos, y adquirimos nuestra casa, éste es nuestro sustento", explican con orgullo. Aunque enfrentan los altibajos propios de su oficio, resaltan que la feria ha sido una oportunidad de buenas ventas. "La gente espera venir a la feria, va bien, no me puedo quejar, podemos mantener el hogar", apunta Lazo.

Con el fin de asegurar el acceso gratuito a la lectura y la cultura durante esta temporada, la Coordinación Regional de Bibliotecas Públicas del Biobío del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, extendió la invitación oficial, para participar en la edición 2025 de BiblioVerano.

El lanzamiento se realizó el miércoles en la Costanera de Dichato, con la presencia de autoridades y púbico estival.

La seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Paloma Zúñiga, apuntó que durante este verano pueden darse varias razones para tomar un libro. "Qué mejor que disfrutar de las distintas expresiones artísticas, la poesía o la lectura en la playa junto a toda la familia. Esta es la invitación que nos hace BiblioVerano para incentivar el hábito lector y disfrutar de actividades especialmente diseñadas para estos días", argumentó la autoridad cultural.

El lugar de presentación fue elegido como sede inaugural por su relevancia, sobre todo, turística.

"Estamos muy motivados con esta iniciativa, que también nos brinda la posibilidad de visibilizar las instalaciones de la Biblioteca Pública Municipal de Tomé, que hace algunos meses reinició sus servicios. Así que todas y todos los vecinos están convocados a que puedan asistir y disfrutar con los libros", invitó Ítalo Cáceres, alcalde de Tomé.

BiblioVerano 2025 ofrecerá una programación gratuita y diversa, con actividades que incluyen: Trueque de libros, Cuentacuentos, Teatro Kamishibai, Participación del Bibliomóvil, Juegos educativos y Lecturas poéticas.

Las actividades están diseñadas y pensadas para diversos públicos, con un enfoque especial en los más pequeños, público que podrá acceder a material didáctico gratuito al participar.

El programa BiblioVerano se extenderá durante enero y febrero, llegando a más de 15 bibliotecas en la región del Biobío, con actividades tendrán un enfoque especial en el fomento lector y extensión cultural. "BiblioVerano reúne toda la programación cultural de las bibliotecas públicas de la región, para que todas las personas puedan disfrutar de la lectura, el libro y entretenidas actividades durante las vacaciones", señaló Alejandro Astete, director regional del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

La cartelera completa del Biobío y las actividades disponibles en otras comunas pueden ser consultadas en las redes sociales de la Red de Bibliotecas del Biobío (@redbibliotecas_biobio).

Actualmente, algunas de las mismas ya están en marcha en comunas como San Pedro de la Paz, Concepción, Yumbel, Los Álamos, Hualpén, Lebu y Cabrero, mientras que en otras se desarrollarán a lo largo de las próximas semanas.