Orquesta Sinfónica emprende vuelo a Frutillar con la Novena de Beethoven
Después de 30 años de estar en la cita del sur, vuelve ahora con la potente obra del compositor alemán, y que los penquistas podrán disfrutar mañana y el viernes, en el Teatro UdeC.
Al escucha presente, al hoy, las notas, sonidos y cadencias de la Novena Sinfonía de Beethoven, compuesta entre 1822 y 1824; alcanza cotas celestiales, apelando a que, precisamente, el compositor alemán (1770-1827) la planteó como una sinfonía coral.
Dos siglos después de su estreno en Viena, la obra vuelve al dominio de los 56 integrantes de la Orquesta Sinfónica y las 60 voces del Coro UdeC.
Esta vez para interpretar los 70 minutos de la composición mañana y el jueves, a partir de las 19 horas, en el Teatro UdeC (entradas en ticketplus y en boletería de la sala de calle O'Higgins).
Como solistas estarán Vanessa Rojas (soprano), Javiera Barrios (mezzosoprano), Matías Moncada (bajo) y el tenor Gonzalo Quinchahual. Todos bajo la dirección, en su debut en Concepción, del maestro venezolano, César Lara.
Estas jornadas en la capital regional, además, servirán para ajustar notas y sonidos antes de partir a la fecha de la Orquesta Sinfónica programada en la 57° versión de las Semanas Musicales de Frutillar, el próximo 29 de enero. Cita, de las más sonadas del país en la música docta, a la cual el cuerpo artístico llega luego de 30 años de su último concierto allá.
"No podría ser un mejor cierre (de temporada) para nosotros como Corcudec, que con la monumental Novena de Beethoven, primero en nuestro Teatro, para finalizar en Frutillar", saludó Eduardo Díaz, director ejecutivo (i) de la corporación cultural, desde agosto del año pasado, y que lleva la dirección de ambos conjuntos artísticos.
- Hace tiempo que no terminaban el año, digamos, con este tipo de eventos, y con las Semanas Musicales de Frutillar.
- Nos llena de orgullo y alegría ir con nuestros dos elencos a este prestigioso festival musical, además con una de las obras más importantes de la humanidad, que entrega un mensaje de unión, fraternidad y alegría, valores tan necesarios en el mundo de hoy frente a una obra tan vigente.
- ¿Cuál es la sensación que queda del año 2024?
- Fue una temporada que se caracterizó por una propuesta sinfónica robusta, diversa, que se movió principalmente entre el romanticismo, con algunos guiños al impresionismo. Hubo figuras relevantes en la dirección que debutaron en nuestro país y que trajeron una impronta fresca a la interpretación de un repertorio tradicional. Y como ha sido una constante, se mantuvo el aporte al patrimonio musical chileno al incorporar obras de las voces más importantes de la composición musical actual.
Verdadero clásico
La última de las sinfonías completas compuestas por Beethoven, la número 9, fue parte de la programación 2024 de la Sinfónica, en agosto pasado, en el marco de los 70 años de la agrupación coral UdeC, dirigida por Díaz.
Ahora la batuta estará en manos de César Lara, destacado en su país como director asociado de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, en 2013.
Anotó que estar frente del elenco penquista, en su debut a nivel nacional, es para él un orgullo. "Estar con uno de los elencos sinfónicos más renombrados del país, interpretando, quizás, la obra sinfónico-coral más importante de la música occidental, hacen de este evento, un inicio de año soñado", dijo, quien ha sido invitado a dirigir en Colombia, Nicaragua, Ecuador, México, Perú, Cuba, Corea del Sur y Estados Unidos, entre otros países.
- Se trata de una gran aventura, para decirlo de una forma.
- Claro, ya que también es mi debut como director de orquesta en Chile, así que cada ensayo, clase, concierto será un gran paso en mi carrera. Además, estoy muy agradecido de dirigir una obra que nos recuerda siempre el valor de estar unidos y trabajar por un bien común.
- Desde la dirección ¿cuáles son los principales desafíos de la Novena en lo musical?
- Primero garantizar que toda la obra que son cuatro movimientos, se sientan al final como una unidad completa. Es de gran intensidad, hay que saber dosificar tanto en lo físico como en lo interno, y que la orquesta llegue al final de la obra. Siento que es como una maratón, una carrera de larga duración en la cual si no utilizas bien la energía se puede fundir la orquesta. Por eso, hay que ir preparando muy bien el momento del clímax al final con los coros.
- El último movimiento es complejo, en ese sentido.
- La dificultad de éste, es que hay muchísimos cambios de tempo casi sin preparación y luego, la parte coral es muy exigente. En algunos aspectos no es tan coral la escritura y es muy exigente para el coro, entonces yo tengo que ser el garante de que el coro a pesar de esa dificultad se sienta lo más cómodo posible, para que transmita el mensaje final de la sinfonía que tiene que ver con la alegría de la obra de Schiller (la obra se basa en el poema "Oda a la Alegría" de Friedrich Schiller).
Con ésta, el Coro UdeC sumará cinco fechas en Frutillar, en 40 años.