Estrategia de inclusión financiera
Hace unos días el Gobierno presentó la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, una iniciativa que tiene por objetivo realizar una serie de acciones transversales y en conjunto por parte de diversos organismos estatales para el bienestar financiero de las personas.
Con 44 medidas definidas para desarrollar, las metas informadas corresponden a aumentar la confianza de la población en el sistema financiero, robustecer la infraestructura financiera, incrementar el acceso y uso de productos y servicios financieros, y por último avanzar hacia un sistema financiero más inclusivo a través de productos y servicios que se ajusten a las necesidades de la población.
Es importante tener presente que este documento fue elaborado por los grupos de trabajo de la Comisión Asesora para la Inclusión Financiera (Capif), con foco en ampliar el acceso y uso de productos y servicios de calidad que conduzcan a mejorar el bienestar financiero de la ciudadanía, con énfasis en los grupos priorizados.
Además, para su elaboración se utilizó como base un diagnóstico que indica que Chile presenta niveles favorables de acceso a productos financieros, sobre todo en los relacionado a productos de administración de efectivo, como la CuentaRUT, pero por otra parte existen oportunidades para mejorar el acceso, uso y la calidad de la oferta asociada, además de los medios de pago, ahorro, financiamiento y los seguros.
De hecho, el mismo estudio realizado indica que las personas de menores ingresos presentan bajo bienestar financiero, ya que tienen un limitado acceso a crédito y seguros, además de dificultad para cubrir gastos imprevistos. Por otra parte, las mujeres enfrentan menor acumulación de ahorro, así como también una baja participación en inversiones y menor cobertura en seguros.
Por último, en un país en que la sociedad está aumentando la proporción de personas de la tercera edad, este grupo etario registra restricciones de financiamiento y altas tasas de deuda impaga, junto con bajos niveles de educación financiera y digital.
En el ámbito de los negocios, también se detectó que las microempresas enfrentan brechas en alfabetización financiera, digitalización y formalización, y de acceso al crédito.
Este mes, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) publicó el Informe de Endeudamiento 2024, donde se entregó el dato que a junio de 2024, el nivel de deuda representativa de los deudores, definido por la mediana de la distribución, fue de $ 1,9 millones, mientras que los indicadores de carga financiera y apalancamiento fueron de 13,6 % y 2,3 veces el ingreso mensual.
Debido a datos como estos es que es relevante que se apueste por una herramienta que ayude a entender cómo opera el sistema financiero y así disminuir las brechas de conocimiento que pueden llevar a situaciones complejas.
De hecho, el Ministerio de Educación asumirá algunas de las medidas que contempla la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera través de acciones concretas, que comienzan con educación financiera en la educación superior, a través de proyectos y cursos de formación. También se propone elaborar orientaciones para materiales y recursos pedagógicos sobre el mismo tema, así como realizar o apoyar el desarrollo de cursos de formación y capacitación para docentes vinculados a la enseñanza de la educación financiera.
Mientras más temprano se apoye y oriente en torno al mundo financiero es mejor para el futuro ciudadano que deberá tomar decisiones, además de enfrentar los derechos y responsabilidades que conlleva este ámbito. Una mejor formación puede ayudar a ejercer de manera más eficiente y menos riesgosa las finanzas en el área de los negocios, pero también las familiares y personales.
Es relevante que se apueste por una herramienta que ayude a entender cómo opera el sistema financiero y así disminuir las brechas de conocimiento que pueden llevar a situaciones complejas.