Elsa Fuentes y Blanca Tapia tienen muchos más cuentos para escribir
Con 91 y 81 años, respectivamente, fueron merecidamente destacadas en la versión número 13 del certamen, que celebró así la memoria y talento adulto mayor de la región.
La versión número 13 del concurso literario Biobío en 100 Palabras celebró este año la memoria y el talento literario de la región.
Entre las elegidas, la competencia destacó a Elsa Fuentes Sanhueza, de 91 años, quien se alzó con el Premio al Mejor Relato de la Memoria, junto con Blanca Tapia Zambrano (81), quien recibió el Premio al Talento Mayor.
La ceremonia, realizada el jueves en el Foro de la Universidad de Concepción, se coronó con los más de 13.000 relatos recibidos, reafirmando la relevancia del certamen como un espacio literario creativo para todas las edades, bajo la organización de CMPC y Fundación Plagio.
Elsa Fuentes explicó que su cuento, "Pasó en Penco" refleja una vivencia que tuvo con su familia cuando tenía seis años y que recuerda perfectamente.
"Siempre leía los libros de Biobío en 100 Palabras primero, y de vez en cuando me animaba a escribir, pero me arrepentía. Sin embargo, ahora, con esto, me doy cuenta de que hay muchas cosas guardadas en mi mente, algo que aún no había logrado expresar", señaló emocionada la escritora de Hualpén.
Una aventurera
Desde Villa Acero, esta vecina transformó su poesía y memorias en relatos. Su hogar, construido hace más de 40 años junto a su familia, fue el escenario donde formó a sus cinco hijos, cuidó a su madre y compartió la vida con su esposo.
En su casa señala, se inició su pasión por la escritura, especialmente por la poesía, inspirada por los colibríes. "Empecé escribiendo cosas simples de lo que yo oía a mi alrededor. Por ejemplo, lo primero que escribí fue sobre la belleza del mundo que me rodea" explicó, quien en el cuento presentado al concurso relata una historia autobiográfica ocurrida a los seis años.
"Estaba con mi familia en Penco y un amigo pescador de mi papá nos advirtió que subiría la marea, por lo que nos trasladamos a un negocio familiar", comentó sobre la trama.
Contó que dedicó toda su vida al cuidado familiar y, luego de criar a sus cinco hijos, experimentó un giro en su rutina. En el 2000, un viaje a Egipto marcó un antes y un después en su vida, un sueño que logró hacer realidad gracias a su hija menor. Antes de partir, su hijo le regaló un cuaderno y un lápiz, invitándola a escribir cada detalle del periplo. "Desde el momento en que salimos de casa hasta que regresamos, todo quedó registrado", relató Elsa Fuentes.
En paralelo, también dejó su huella en la comunidad al fundar (el mismo año) un club de adultos mayores que comenzó con 10 integrantes y reuniendo a más de 45 personas activas en actividades y viajes. "Hizo que pudiera vivir experiencias inolvidables compartidas junto con más personas de mi edad, un club que sigue en pie actualmente", indicó.
Incrédula
Blanca Tapia, oriunda de Hualqui, también es madre de cinco hijos de los cuales dos fallecieron.
En su vida ha enfrentado desafíos significativos antes de participar en esta versión de la iniciativa literaria, incluyendo un diagnóstico de cáncer bien encaminado. "Me pusieron la abuelita guerrera, porque yo en ningún momento decaí en todo mi tratamiento, y aquí estoy luchando".
Cuenta que se mostró incrédula cuando su nieto, quien la incentivó a participar, le dijo que había quedado seleccionada en el Biobío en 100 Palabras con el cuento "Búnker antibomba en la ex república independiente de Hualqui".
"Yo no podía creerle, le dije 'hijo, tú me estás tomando el pelo ¿Te estás burlando de la vieja?' me dijo que quedé entre los ocho finalistas y cuando me contó que participaron más de 13,000 menos le creí. En la noche me volvió a llamar y me dijo que le creyera, que yo fui seleccionada así que ya ahí acepté", contó entre risas.
Desde siempre, dijo, ha sido apasionada por la escritura, especialmente la poesía, aunque nunca había participado en concursos literarios. "Yo sólo quería aparecer en el libro con los 100 cuentos. Mi nieto me insistió, y el último día para enviarlo él lo mandó", contó sobre la propuesta.
El relato con el que participó está basado en una vivencia con sus vecinos, una conversación sobre cómo, si alguna vez cae una bomba en la ciudad, ellos serían los "privilegiados" y no les pasaría nada, lo que está desplegado en el texto con dosis de humor y nostalgia. Apuntó que decidió plasmar esa historia, con la esperanza de continuarla en otra instancia y ojalá publicarla.