Navidad: un motivo de encuentro
Se dice con frecuencia que estas festividades debieran tener un contenido más espiritual que comercial, considerando que se recuerda el nacimiento de Jesús, el Salvador, y el significado que tiene para el mundo cristiano. Pero hay una realidad que no podemos desconocer: la sociedad se ha encaminado hacia el exceso de consumo, cuestión que cada año se hace más notoria.
Diciembre es un mes especial, por las fiestas de Navidad y de fin de año, que invitan a la reunión, especialmente familiar, luego de un año extenso y agotador. Nochebuena y Navidad recuerdan el nacimiento de Jesús en Belén. El Hijo de Dios, para el mundo cristiano, vino para redimir los pecados y entregar su vida, padeciendo incluso hasta ser crucificado. Hay pocos momentos de recogimiento para la humanidad que debieran ser tan significativos como esta fecha. Sin duda, se trata de un credo que ha definido la cultura occidental y que explica buena parte de lo que somos, al ser herederos de un modelo que sobrepasa las creencias de fe.
Seamos o no creyentes, conviene destacar el mensaje más profundo del cristianismo, cual es el amor al prójimo, como a sí mismo. La frase es profunda y probablemente puede resumir los más altos logros que un ser humano podría tener: primero conocerse, es decir, entenderse para superarse y sobre eso amarse. Al tiempo, replicar ese ejercicio con el resto de quienes nos rodean. Se trata de juicios categóricos y en esa perspectiva, sabemos que no siempre se observa la práctica de tales valores. Con todo, esta Navidad es siempre una oportunidad para pensar en lo que somos, lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos en la conducción de nuestra vida, la de nuestras familias y la relación con los demás.
La Navidad debería ser tiempo de celebración, de solidaridad y de acogida a los demás, en especial a los más necesitados. Pero vivimos en tiempos en que pareciera que cada oportunidad que se le presenta al ser humano para fomentar su individualismo y su egocentrismo, no pasa inadvertida. Pareciera que la espiritualidad se declara en retroceso. Si bien las familias se vieron inmersas en días del ajetreo de las compras, esperamos que también haya sido un tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad, dejando fluir nuestro afecto, cariño y comprensión con alguien que necesite de nosotros.
Una buena reflexión en este día es ver qué lugar le está dando el ser humano a los valores que se busca promover. Y lo importante es inculcarlos en los niños, para tratar de sacarlos de la fiebre materialista, porque parece que cada año el significado de la Navidad se va perdiendo entre el ajetreo de las compras y el materialismo en que está inmersa la sociedad. Porque lamentablemente estas fechas están más determinadas por el estrés y la presión de las celebraciones y las compras, cuestiones que han dejado de lado el mensaje más profundo de lo que debiera reflexionarse.
Esperamos que las familias se den tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad, dejando fluir nuestro afecto, cariño y comprensión con alguien que necesite de nosotros. Honremos al Salvador que vino a dar la vida por la humanidad. Puede ser un momento de encuentro, de amistad, de compartir el dolor, de acompañar al desamparado, de entregar una palabra de aliento al que lo pasa mal, o aconsejar a quienes no han tomado el mejor camino. En eso, no debe perderse el foco, incluyendo a los menores, quienes, muchas veces, replican la fiebre consumista de los adultos, dejando de lado el verdadero sentido de esta fecha.
Es la ocasión para enviar a todos un mensaje de afecto, de agradecimiento y nuestros mejores deseos de bienestar para los días que vienen, invitando a hacer un alto, pensar dónde estamos y mirar alrededor. Es la oportunidad de partir por reconciliarse y abrir el corazón con el familiar o el amigo de quien nos hemos distanciado. Queremos que la Navidad traiga no sólo regalos materiales, sino también paz, unidad y una sana convivencia para todos.
Navidad es más que un período de estrés por la presión de las compras y regalos. Debería ser un instante para reflexionar acerca de lo que somos como personas y una oportunidad de reconciliación.