Por Nicolás Martínez Ramírez

Cuando se habla del desarrollo de la performance en Chile durante los años 90, generalmente, se tiende a hablar del quehacer de esta disciplina casi exclusivamente en Santiago.

En este ejercicio, muchas veces se omite el gran valor del artista visual y performer penquista Guillermo Moscoso.

Es así que, la curadora e investigadora del arte, Carolina Lara; y el también investigador del arte y periodista, Gonzalo Medina; dieron vida al archivo web del célebre performer.

La iniciativa vivirá hoy, desde las 18 horas, su lanzamiento en Artistas del Acero, en presencia del propio Moscoso y, también, con la intervención de la artista visual y académica UdeC, Leslie Fernández.

Todo en la finalización de un proceso que se extendió por tres años y que tuvo un primer lanzamiento en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago.

"Esto sucedió, porque Carola comenzó a trabajar con Guillermo en 2012. La invitó para una exposición en Antofagasta y de ahí itineraron, comparten amigos en común y son de la misma edad", explicó Medina,

"En 2015 surgió esta necesidad de Guillermo de pensar en su obra de manera más amplia, no en proyectos expositivos. Convocó a Carola para a trabajar en un proyecto curatorial y me invitaron. Pensamos en algún proyecto expositivo que fuera contundente para hablar de su obra y se nos ocurrió la figura de la retrospectiva", señaló el periodista.

Desde los afectos

Este último camino derivó en una exposición de esa naturaleza y desde ahí comenzó un vínculo de amistad e investigación que llevó a un Fondart en 2021 para dar vida a este archivo.

Alojado en guillermomoscosoartista.com, el proyecto contiene cerca de 200 hitos pesquisados, registrados y catalogados, mediante materiales como fotografías, bocetos, bitácoras, recortes de prensa y objetos.

A través de esto y siempre desde los afectos, se reconstruye la memoria de la disidencia sexual en Concepción con diversas iniciativas emprendidas por Moscoso entre 1996 y 2022.

"Ha sido totalmente significativo y de gran aprendizaje el reflexionar con la distancia de los años con una mirada crítica y afectiva con aciertos y desaciertos, ahondando en mi biografía y los contextos creativos y de activismo político los cuales me han formado en mi oficio de productor visual. Miro todo este camino recorrido con cariño y con la convicción que aún falta mucho por hacer", señaló Moscoso.

Para Medina, el performer "es muy Diógenes, tenía miles de cosas y no todas debían ser parte del archivo. Había que limpiar, seleccionar y eso nos demoró mucho. Fue un trabajo arduo y gratificante".

Lo que más costó, contó, fue procesar todo. "No quisimos hacer un archivo del tipo 'lápiz regalado por el padre de Guillermo en 1975, contexto dictadura'. Más que pensar en eso empezamos a pensar dónde ocupó ese lápiz. Darle memoria a estos materiales de archivo, eso fue una pega muy linda, pero cuesta arriba. Cada obra tenía una referencia afectiva", destacó el investigador.

El trabajo de Moscoso en su relato ha sido en pro de la defensa y memoria de las disidencias sexuales desde la capital del Biobío, especialmente, ligado al VIH - Sida.

Abogando siempre por la visibilidad y una mayor educación sexual. "Todo lo que está fuera de Santiago no se visibiliza mucho. Conocemos grandes hitos de la disidencia sexual en Chile como Pedro Lemebel y otras y otros, pero Guillermo Moscoso no era o no es muy conocido. Para mí conocerlo, enterarme de su trabajo y haberme relacionado con su obra fue algo súper conmovedor y lindo", destacó Medina.

En esa misma línea, el periodista valoró que el archivo web, es una reconexión afectiva con su propia memoria. "Aprender a mirarse de afuera hacia adentro y entender cómo esa memoria es también una social. Aporta a la memoria de la disidencia sexual de la zona y de la historia de la performance en Chile", sostuvo.

Historiadora y Académica Ucsc

A veces olvidamos que los artistas, quienes nos hablan desde lo más profundo de sus emociones y de la historia de sus pueblos, poseen una capacidad singular para trascender los márgenes del arte, conquistando territorios que van más allá de la estética y la creación literaria.

Cuando pensamos en Gabriela Mistral, se presenta no solamente como la voz poética que encarna la historia y los anhelos de Chile, también como una figura que dominó espacios de poder e influencia cultural en el ámbito internacional.

Su poesía la conectó con el mundo, pero su verdadera habilidad residía en su capacidad para forjar puentes entre naciones, entre lenguas y pueblos, utilizando el lenguaje como una herramienta para el entendimiento.

Fue pionera, no sólo por obtener el Premio Nobel de Literatura en 1945, siendo la primera mujer latinoamericana en obtenerlo, sino también por su rol como cónsul de Chile, una responsabilidad que ejerce desde 1932.

Pero su trayectoria como embajadora cultural comenzó una década antes, en 1922, cuando el gobierno de México, liderado por Álvaro Obregón, la invitó a participar en la reforma educativa de José Vasconcelos.

En ese México posrevolucionario, marcado por el analfabetismo y el deseo de regeneración, Mistral se unió a un esfuerzo por elevar los niveles educativos, a través de las misiones pedagógicas. En ese contexto su impacto trascendió las aulas, convirtiéndose en una figura de influencia en la construcción de políticas culturales, que apuntaban a transformar el tejido social.

Más allá del contexto

El arte, en su caso, no fue un fin en sí mismo, sino una herramienta para la diplomacia y el cambio social. Nuestra Nobel no se limitó a ser una poeta consagrada. En sus misiones como cónsul en países como Italia, Brasil y Estados Unidos, desplegó una labor que iba mucho más allá de la representación oficial del Estado chileno.

En esos contextos, actuó como una verdadera embajadora cultural, estableciendo diálogos y conexiones profundas entre las naciones, usando la poesía y la palabra como vehículos para comunicar ideas más allá de las formalidades diplomáticas.

Esta trayectoria nos muestra que los artistas no habitan en un terreno separado de la realidad política y social. La sensibilidad, a través de la creación artística les ha permitido ocupar posiciones de diplomacia, donde la sutileza y el poder de la palabra se vuelven esenciales.

La relación entre arte y política es antigua, pero cuando observamos figuras como Mistral o Pablo Neruda, vemos que puede ser una simbiosis poderosa. A través de sus roles diplomáticos, estos artistas no sólo representaban a Chile afuera, sino que llevaban una visión de la humanidad y filosofía de vida que proponía la educación, justicia y el arte como pilares del entendimiento entre los pueblos.

Desde México hasta Italia, desde su labor en los consulados hasta sus relaciones con figuras como Vasconcelos o el presidente de Brasil, Getúlio Vargas, trascendió cualquier etiqueta de "poeta". Fue una reformadora y educadora que hizo del arte un medio para promover la dignidad humana y la justicia social.

En cada país su labor dejó huella, ya sea en la promoción de la alfabetización o en crear vínculos culturales que ayudaron a posicionar a Chile en el mundo.

Los artistas son diplomáticos naturales, que pueden concebir una política humana con la sensibilidad del arte.