"Hay que convencer a los actores acerca del hidrógeno verde"
El representante regional de Corfo detalla los alcances y tareas de un programa que proyecta una labor de 10 años en la zona.
A diferencia de otras zonas del país, la Región del Biobío apunta fuerte a posicionarse como un hub de uso y/o producción de hidrógeno verde (H2V) y derivados debido a que sus polos industriales concentran las principales aplicaciones de este combustible para descarbonizar la matriz productiva. El trabajo ya se encamina a través de un programa público-privado regional financiado por Corfo Biobío, iniciativa estratégica ligada a los proyectos Transforma.
Javier Soubelet, gerente del programa que lidera la corporación, cuenta que todo se enmarca en la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde que se diseñó en 2020, que pretende que Chile produzca el H2V más barato del mundo al año 2035 y que apunta a generar, en primer lugar, una demanda interna del combustible. Como antecedente, explica que el programa nació en noviembre de 2022 y que hasta junio de 2023 se conformó una mesa de gobernanza, tarea que implicó ir y explicar a los actores locales que había un potencial en Biobío, pero también convencerlos y reunirlos en torno a este nuevo espacio.
Ese mismo mes se lanzó el programa y tres meses después, en septiembre, llegaron Soubelet y su equipo, quienes estuvieron a cargo de diseñar una hoja de ruta que se proyecta durante un plazo de nueves años que se dividen en tres ciclos de tres años cada uno, es decir, en estos momentos ya corre el año uno de la primera etapa de implementación.
Dentro de las principales tareas que se vislumbran para lo que resta del año y 2025, en Corfo Biobío destacan la profundización de la gobernanza mediante el trabajo periódico de tres comités gestores: demanda local, capital humano y comunicaciones y relacionamiento comunitario, a los que pronto se sumará un comité de empresas de servicios asociados a la cadena de valor del H2V y otros dos a partir del año que viene y que podrían abordar materias como permisos e infraestructura habilitante. "Lo que buscamos es evaluar cuáles son las brechas que existen entre la situación actual, la fuerza laboral del Biobío y el capital humano que se requerirá para el futuro de esta industria, aprovechando las ventajas que tiene esta región: amplia oferta académica, profesionales que se integran tempranamente a la industria, centros tecnológicos, plantas de pilotaje y una industria química fuerte, además de las instalaciones industriales", sostiene Soubelet.
En 2025 también se buscará establecer un proceso participativo con la sociedad civil para revisar la hoja de ruta y complementarla. Se espera desarrollar un proceso amplio, similar a la instancia inicial, así como generar un trabajo de posicionamiento y ver la posibilidad de elaborar cursos o diplomados dirigidos a distintos niveles educacionales.
"Tenemos también la meta de tener, al menos, a un grupo de empresas comprometidas a evaluar un proyecto a nivel industrial", desliza Soubelet.
Proyecciones del programa
-¿Hay alguna industria local que asome como prioridad en todo este proceso?
-La prioridad en cuanto a escala de tiempo, pienso que es la industria química porque ya tiene los procesos de electrólisis funcionando, entonces es muy abordable poder transformar ese hidrógeno que se produce en verde. El siguiente paso es buscar un encadenamiento, es decir, trataremos de intervenir los polos industriales en esa lógica.
-¿Cuándo se espera alcanzar de lleno esta meta en la Región?
-Ahora, el desafío es tener algún proyecto en Biobío en donde se esté produciendo o utilizando hidrógeno verde, o convirtiéndolo en algo más. Una vez que tengamos ese logro, nos plantearemos lo siguiente. Hoy tenemos mapeado todo lo que se puede hacer en la Región, pero sería inocente pensar en ponerle metas en el tiempo a eso, porque depende de muchos factores.
-Existe hoy un plan de fortalecimiento a la industria que, justamente, aborda el tema del hidrógeno verde en la zona.
-Este plan indica que las autoridades creen que en Biobío podemos generar una industria de hidrógeno verde y entre las oportunidades que arroja está la línea de concretar esos proyectos, armar un hub de hidrógeno verde, partir con alguna empresa o ir ganando otros pasos adicionales en la lógica del encadenamiento.
-Este es un proceso que recién parte. ¿Dónde están los nudos que hay que desatar para profundizar el trabajo?
-La respuesta está en los seis ejes estratégicos del programa. En el eje de gobernanza, por ejemplo, falta una mayor articulación de los actores, algo que hemos logrado en gran medida (...) En el tema de sustentabilidad, que es el eje dos, hay que empezar a trabajar con las comunidades e incorporar el tema ambiental, porque sabemos que hay una fuerte oposición por ciertos grupos ambientalistas a este tipo de proyectos. Hay que hacer que este tipo de planes se entiendan bien y se liberen de ciertos mitos, muchos de ellos heredados de otras industrias del pasado.
-¿Y dónde ve posicionada a la Región una vez que se completen los 10 años que considera esta iniciativa?
-Este plazo es el apoyo que Corfo le otorga al programa, pero es un trabajo al 2050. Durante el ciclo de Corfo esperamos lograr una gobernanza sólida que pueda marchar por sus propios medios después de este ciclo de apoyo (...) La idea es tener esa gobernanza, a todos los actores convencidos del hidrógeno verde y ya tener proyectos de producción y uso del combustible en la industria, algo que no es común de ver. Veo a la Región con plantas industriales utilizando y transformando H2V en sus propios procesos productivos, y también los puertos y el transporte de carga.
En este momento, la Región cuenta con un proyecto piloto desarrollado por la UCSC y otras iniciativas de carácter industrial muy cercanos a producir esta alternativa energética que están el sector químico y en Vidrios Lirquén. Se suman ejemplos asociados al hidrógeno gris que se producen en Enap y Solvay.