Urbanistas lamentan la falta de inversión en espacios públicos a 5 años del estallido
Los profesionales indican que las secuelas de las manifestaciones aún son visibles, pero que se trata de un deterioro y fragilidad que ya se arrastraba desde antes del 2019.
El blindaje de edificios, la falta de inversión en nuevas áreas de uso público, así como la inseguridad, son algunos de los factores que inciden hoy en que el casco histórico de Concepción sea visto como espacio abandonado y en deterioro. Así lo indicaron distintos profesionales locales en materia de urbanización, quienes apelaron a que si bien el estallido social ocurrido hace 5 años provocó daños, estos vinieron a consolidar una afectación que se arrastraba incluso desde antes, lo cual no se ha podido revertir.
Pese a que desde el municipio y el Gobierno se han invertido recursos para restaurar o renovar espacios afectados por las manifestaciones del estallido, el urbanista y académico de la Universidad del Bío-Bío, Sergio Baeriswyl aseguró que "soy muy crítico de quienes han dicho que el centro se está recuperando, por el contrario, creo que bajó el estándar en seguridad, aumentó la vulnerabilidad y su fragilidad".
En la misma línea, María Teresa Rodríguez, urbanista y docente de la Universidad San Sebastián, aseguró que "como centro histórico, Concepción está abandonado. El estallido social, un evento único, generó un fenómeno que hoy se traduce en un miedo al espacio público, lo que es nefasto, porque hace que se deteriore más. Esta es una lógica que el estallido social solo cristalizó en cuanto al abandono del espacio público".
Blindaje
Orleans Romero, presidente de la delegación Concepción del Colegio de Arquitectos planteó que el estallido dejó una huella simbólica que son los sitios eriazos y edificios sin recuperar como los locales aledaños a la Rotonda Paicaví, así como una huella social marcada por los blindajes que hoy caracterizan las calles del centro penquista.
"Todo ese blindaje en la ciudad se ha mantenido y colabora con la sensación de inseguridad que vive hoy el centro, impactando negativamente en el desarrollo de la ciudad, el comercio y la imagen del centro de Concepción, donde al caminar por Tucapel, Barros Arana, entre otras, aún encuentras alambres de púas, planchas de madera, metal, incluso en monumentos históricos", agregó Romero.
Baeriswyl determinó a esta misma situación como la fortificación de estos espacios, lo que sumando a la presencia del comercio informal que propicia la ocurrencia de hechos delictuales, se ha transformado en una característica que "da un mensaje bastante incómodo a los usuarios del centro, de inseguridad, vulnerabilidad".
Para los profesionales, solucionar este tema pasa por varios factores, uno de ellos es efectivamente mejorar las condiciones de seguridad para que los locatarios de forma segura quiten las protecciones, la voluntad política de ponerse de acuerdo por un objetivo común y un diálogo público privado para fortalecer la imagen del centro penquista.
Inversión
La docente de la USS lamentó que no exista ningún plan efectivo de recuperación, principalmente porque estos se ligan a normativas sobre el espacio privado y con características muy antiguas, por lo que asegura que se requiere salir de la mirada tradicional ante el cambio de la ciudad. En esta línea lamentó que hasta la fecha no se esté invirtiendo en la construcción de nuevos espacios públicos que den prioridad a los peatones.
Sobre lo mismo, el académico de la UBB aseguró que "en el centro de Concepción no se han hecho nuevas inversiones, porque cambiar las baldosas de una vereda no es crear un espacio peatonal, es mantener un estándar funcional. No hay nuevos boulevares, plazoletas, arborizaciones, reemplazo de estacionamientos por espacios peatonales".
"No existe un plan real de recuperación del centro y una ciudad que no invierte significativamente en espacios públicos no da confianza a las personas para vivir, emprender actividades o a los privados para invertir. El municipio tiene el desafío de lograr que el centro de Concepción sea atractivo para las actividades económicas, comerciales y residenciales", agregó Baeriswyl.
Comercio con historia
Durante la última década el tipo de comercio que ofrece el centro penquista ha cambiado y si bien esto no es tomado como un aspecto negativo en sí mismo, para los urbanistas es preocupante que el deterioro en la zona y la inseguridad que transmite esté impactando en la fuga de comercios tradicionales o con mayor valor agregado hacia la periferia.
Romero indicó que "uno como habitante de la región, siente cuando hay negocios que tienen historia y dejan de ofrecer sus servicios por uno u otro motivo. A esto se suma que la ciudad, como elemento arquitectónico y urbano, no colabora con eso".
En la misma línea, Baeriswyl explicó que "la proliferación de venta de productos de muy bajo valor no es necesariamente un signo de deterioro, pero sí es un problema lo es que las tiendas de mejor calidad, más especializadas, con más tradición, etc, que permiten tener una mayor diversidad, se están yendo del centro y hay que preguntarse por qué".