Por Nicolás Martínez Ramírez

Las texturas, colores y formas de Lota son siempre protagonistas en la obra de Jorge Torres (47).

Y es que el pintor lotino ha dedicado toda su vida a retratar su tierra natal. Es así que, en el marco del 357 aniversario de la comuna minera, inaugurará el jueves, a las 11 horas, la exposición "Color a historia". Con el hall de Extensión de la Universidad del Bío-Bío como sala, Torres viene trabajando la iniciativa desde 2017.

"Es una muestra de 12 óleos de diferentes dimensiones, que relatan la parte abandonada de la ciudad. No estoy mostrando a Lota como postal, es la parte que poco queremos ver y que puede resultar como una especie de denuncia. Da cuentas del abandono", señaló el artista.

Y es que la propuesta también es un resumen de lo que siempre ha cruzado su creación, la realidad, lo social y lo cotidiano.

El nombre lleva a un juego de palabras que se combinará en la sala de la UBB con la poesía de Alejandro Concha.

"Soy un convencido de que todos nacemos con un talento, un don, una habilidad o como queramos llamarle. Está en uno descubrirlo y desde pequeño tuve la idea de dibujar", sostuvo.

"Mi mamá me decía que me lo pasaba dibujando y ahí cumple un rol clave una profesora de Artes que tuve en la enseñanza básica. Ella empezó a motivarme y a hacerme participar en concursos, me apoyaba con materiales cuando escaseaban las cosas", recordó.

Autodidacta

Lejos de la academia y lo formal, Jorge Torres ha dedicado toda su carrera de trabajo -siempre desde su natal Lota- a aprender haciendo, ya que su formación es completamente autodidacta e intuitiva.

"Uno llega a una edad en que dice 'me lo tomo en serio o lo veo como pasatiempo'. Ahí dije 'tengo que hacerlo de forma seria y con responsabilidad', y empecé a retratar el entorno de mi ciudad. Espero poder salir algún día y plasmar otros lugares. Me gusta mucho lo social, lo cotidiano, las cosas que no muchas veces son visualizadas", puntualizó.

Retratando formalmente los paisajes de la comuna minera desde hace más de 20 años, el buscar libros en bibliotecas y hoy a través de internet ha sido parte del secreto de su talento creativo.

"Siempre hay que ir hacia adelante, nunca quedarse en el lamento de que no hay oportunidades. Me hago responsable de lo que me toca realizar en este tiempo y donde estoy ahora", señaló el artífice de la propuesta.

Parte fundamental de su quehacer creativo ha sido también la posibilidad de mostrar su trabajo a niñas y niños con talleres y diversas actividades en colegios de la comuna y alrededores.

De hecho, antes de llegar a esta casa de estudios superiores, parte de la muestra y el libro de poesías que la acompaña circularon por seis colegios de Lota y Coronel.

"Trabajo con niños desde siempre, desde lo comunitario. Me gusta, es la clave hacerlo desde las poblaciones. Me gusta como uno puede influir en los niños, así como esa profesora fue tan importante para mí. El arte debe compartirse más allá de si hay medios o no", aseveró.

-En su opinión, ¿qué tiene Lota que lo hace tan mágico o diferente?

-Siento que es una gran pregunta, pero creo que algo que he podido ver a lo largo de los años es ese apoyo y compañerismo entre las personas. Siempre hacerse el bien, entender que cada cosa que se saca de la comuna es realizado con esfuerzo. Esto es (el esfuerzo) lo que hace que la comuna se visualice muchísimo, hacer las cosas sí o sí. Podríamos que rato haber estado aún más abandonados, como otras ciudades industriales o mineras, pero Lota sigue en pie. Tiene de mágico que, a pesar de todo lo que hay en contra, seguimos en pie, luchando y avanzando.

-¿Cómo es salir de Lota y poder mostrar su trabajo, por ejemplo, en Concepción?

-Sin una falsa modestia, uno quiere que siempre su trabajo sea visualizado. Uno de los objetivos era pasar el Biobío, aunque tengamos a Concepción al lado, porque a veces se hace tan distante. Me he podido dar cuenta de que al final es tu trabajo el que te va a abriendo puertas, sobre todo, cuando lo haces de forma dedicada y responsable. Ojalá pudiera mostrarlo en todo Chile o todo el mundo. Estoy contento de llegar a un lugar tan importante como la UBB.

El parque Coyanmahuida dio la bienvenida este fin de semana en Florida al llamado "Sendero Mina de Cuarzo", un recorrido que, además de enriquecer la oferta turística de la Región, representa una actividad ancestral propia de los floridanos.

La inauguración del sendero se hizo en un ambiente festivo, donde además se realizó una feria que destacó los productos de emprendedores locales.

"Esta inauguración no solamente busca resaltar el turismo de nuestra comuna, sino también la cultura y la historia de este sendero", saludó la alcaldesa (s) de Florida, Nicole Coronado, enfatizando la importancia del evento en la vecina localidad.

Por lo mismo, extendió una invitación abierta a los vecinos del Gran Concepción a que visiten el parque. "Hay más senderos disponibles para disfrutar de este ambiente tranquilo y de aire fresco, y para conocer a nuestros emprendedores", resumió.

Beatriz Iturra, administradora de CoyanSustentable, reafirmó la idea de que el sector señalado ofrece tres rutas habilitadas.

En este caso, dijo, se trata del Sendero Humedal, Las Lienzas y Puentes Colgantes. "Hay mucha información que rescatar y mucho que disfrutar. Éste es el último reducto que tiene la Región del Biobío hacia el norte", explicó la administrativa sobre Coyanmahuida, parque que se posiciona como un punto clave para el desarrollo turístico en la Región.

Periodista y bailarina

Dos décadas de permanencia son los que "Lihuen, Danza para la Infancia" celebra este año, una obra que forma parte del repertorio clásico de las artes del movimiento del Gran Concepción.

La propuesta de danza contemporánea interpretada originalmente por la Compañía de Danza Calaucán ha celebrado su recorrido por escenarios penquistas junto a Calaucalis, regresando ahora con cuatro funciones en Artistas del Acero.

Los más jóvenes fueron el público protagonista de la creación, y es que está pensada especialmente para ellos. Su directora, Paola Aste, propone una narrativa corporal para niños y niñas, donde el bosque nativo y fauna adquieren nuevo espacio. Pero la edad no fue inconveniente para cautivarse y sumergirse en las profundidades de frondosos árboles.

Su discurso no perece con los años, y pareciera aún más atingente a nuestra realidad actual. La destrucción de la naturaleza a manos del ser humano y el peligro que éste representa para los seres vivos que le integran es un fenómeno del cual somos testigos. Es frente a esta temática que la obra revela su propósito educativo.

Para lograrlo, sus personajes son íntegramente construidos. El vestuario de Verónica Garrido logra materializar en cada capa, en cada textura, el espíritu de cada uno de ellos. Los surcos en los troncos de los árboles, el pelaje de cada liebre, zorro y puma, el plumaje del queltehue que emerge en escena, y la solemnidad de la Madre Tierra en su vaporosidad.

El rol de cada una de las intérpretes es vital. Un elenco de mujeres que, a través de sus movimientos, caracterizan el comportamiento de los seres en el bosque de Lihuen. Es una mímesis de sus gestos fusionados con técnica moderna: revela la destreza de cada una como bailarinas e intérpretes. El público conecta las emociones que afloran, sin palabras, sólo con la gestualidad expresiva: el deleite de la vida cotidiana, el temor ante la amenaza humana, la tristeza por la destrucción, junto a la resiliencia y rebeldía de los seres.

La atmósfera no sería la misma sin la música de Cuti Aste. El sonido de las ventoleras, el rugir de ramas y sauces, el canto de las aves; son una amalgama con las cuerdas y los vientos de madera artificiales, contrastados con matices rockeros y motosierras eléctricas.

Espacios necesarios

Debiéramos aprender más del público infantil: experimentan los espectáculos de una forma distinta, lo expresan con apertura y sin los tapujos de una mente envejecida. En Lihuen, los estudiantes que asistieron conectaron con el movimiento. Mientras cada uno de los animales se expresaba, sus ojos los seguían.

La danza, junto a la variedad de expresiones que le acompañan, son una herramienta para la mediación cultural. No sólo conecta a las juventudes con su propio movimiento y corporalidad como catalizador, considerando que se encuentran situados en una rutina y arquitecturas cotidianas que los delimitan. Además, figura como una plataforma reflexiva, situada en los cuidados de seres vivientes y naturaleza.

En el arte, la educación ve la oportunidad de conectar con dichos aprendizajes desde una vereda distinta. Pero, para ello, también se requiere de condiciones mínimas para hacer de esta experiencia una buena vivencia, tanto para artistas como audiencias.

En esta línea, Artistas del Acero ha cumplido por décadas un papel fundamental, con especial énfasis en la formación de comunidades educativas formales y no formales, apoyando a colectividades de la escena.

Los hermanos Aste despliegan la propuesta desde la danza y música, creando una atmósfera con diversas especies.