Confusam registra unos 150 casos de violencia extrema hacia funcionarios de salud
Hasta intentos de violación han debido enfrentar. Coronel, Lota, Chiguayante y San Pedro de la Paz son parte de los sectores más críticos, aunque también se suma Tirúa.
Biobío es la segunda región del país con mayor nivel de violencia hacia los trabajadores de la salud. La tesis es planteada por Gabriela Flores, presidenta nacional y regional de la Confederación Nacional de Funcionarios y Funcionarias de la Salud Municipal (Confusam), horas después de haber tenido una reunión con el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, en Santiago, para abordar la problemática.
La violencia que hay hacia el personal del área, sobre todo aquel que se desempeña en el nivel primario, tiene que ver con temas delictuales y narcotráfico, con personas que disparan a matar, que usan bombas molotov, secuestran vehículos, roban equipos o queman postas. "También hay intentos de violación", según describe la dirigente.
"En la Región del Biobío ya se está viendo el uso de arma de fuego. Ha habido intentos de violación en algunas comunas, nos secuestran los vehículos en Tirúa, le disparan en el cuerpo a la gente y queman las casas a los funcionarios. Yo no digo que son los usuarios, aunque hay uno que otro que por salud mental o porque tiene que esperar horas, pero aquí la delincuencia y el narcotráfico de la Región del Biobío son los que están haciendo todos estos problemas, amenazando a nuestra población usuaria y trabajadores", recalca.
Sólo en las provincias de Concepción y Arauco, Flores estima que los casos de violencia de características extremas que han afectado al gremio superan los 150 este año, con un avance que se comenzó a palpar una vez ocurrido el estallido social a fines de 2019. Recalca también que la estadística puede quedar corta porque hay muchas situaciones que no han sido denunciadas por amenazas que sufren los trabajadores, porque "hay alcaldes y alcaldesas que andan cuidando la imagen de la comuna, sin cumplir con la ley del consultorio seguro en el sentido de denunciar", o porque "cuando hay violencia Carabineros llega tres horas tarde o Fiscalía le baja un poco a las denuncias, lo que hace que la gente prefiera quedarse callada".
Dentro de los sectores más críticos a nivel regional, la Confusam se muestra inquieta por lo que sucede en los centros de salud familiar de Yobilo, en Coronel, Boca Sur, en San Pedro de la Paz, Juan Cartes, en Lota, y también en Chiguayante. "En general, esto sucede en los servicios de urgencia, en los SAR o los SAPU, pero también en Tirúa hay un cesfam, una zona rural en que nos paran los vehículos, hacen bajar a los trabajadores y destruyen los autos", expone.
Próxima reunión y la mirada de fenats
En vista del alto número de casos en la zona, Gabriela Flores revela que el subsecretario Monsalve citó al gremio a una próxima reunión a desarrollarse a las 11:00 horas del 21 de octubre, en La Moneda, donde asistirá también la plana mayor de Carabineros, PDI, el fiscal nacional y el Ministerio de Salud, además de otros servicios, "porque nos tienen que decir qué se hará para proteger a la gente (...) No nos negamos a que los militares sean parte de la protección hacia los trabajadores".
Evelyn Betancourt, presidenta regional de la Confederación Fenats Nacional de los Trabajadores de la Salud Pública, recuerda que a nivel local participan en una mesa liderada por la Delegación Presidencial y en donde participan los directores de servicios e Salud, representantes de los establecimientos asistenciales, la Confusam, la Seremi de Salud y el municipio penquista. Plantea que la violencia que hoy sufren proviene de tres elementos: pacientes del área de psiquiatría o salud mental que llegan descompensados a la atención, la delincuencia desatada que se generar por riñas y los pacientes ofuscados a los que no se les dan las horas porque el sistema no da abasto.
"Hay gente que plantea tener personal que no sólo sean los guardias, es decir, carabineros, pero ellos no dan ni abasto para las calles (...) Nosotros creemos que se debe abordar de otra forma, descartando la delincuencia y ver en qué cosas del sistema no hemos sido capaces de cubrir para darle a la población la salud que realmente merece. Me enfoco en eso, porque con la delincuencia no tengo nada que hacer", subraya, y agrega que los temas a resolver en lo concreto pasan por las listas de espera, las horas médicas y exámenes especializados, "porque así se acabará con hechos de violencia que han suscitado".
En lo que respecta al Biobío, la Fenats registra casos de violencia habitual asociados a lo verbal, algo que se ve todos los días a través de gritos, groserías o amenazas, pero también han tenido agresiones de carácter físico por golpes, algo que se observa en menor cantidad. Funcionarios administrativos, aquellos que están en las ventanillas, son los principales afectados.
Como el gremio considera la atención secundaria y terciaria de la salud y los dispositivos de psiquiatría y salud mental, Betancourt estima que los registros relacionados a violencia en la Región son "mucho más abultados" que los expuestos por la Confusam.