"Las industrias debe tener sus laboratorios de innovación acá, y ahí aparecerá la magia"
A seis meses de asumir el liderazgo de la organización que reúne a más de 40 instituciones, define lineamientos y tareas para afrontar la crisis industrial de la zona.
En marzo de este año, el licenciado en Creación y Desarrollo de Empresas del Tecnológico de Monterrey, México, y magíster en Innovación de la Pontificia Universidad Católica David Fernández asumió como gerente general de la Corporación Industrial para el Desarrollo Regional, Cidere Biobío, rol en el cual los asociados de la organización próxima a cumplir 60 años en 2026 apuestan por un giro acorde a los tiempos.
"Entiendo que buscaron en mi mantener el legado de Cidere, pero también fortalecer la innovación porque no nos podemos quedar con la inversión que pasó hace 50 años atrás, sino que la idea es que la Región se mantenga próspera y desarrollada. Me siento bien desafiado de mantener ese ritmo", comenta desde su oficina con vista a la Plaza de la Independencia, para iniciar la conversación con este medio.
Quién fuera por casi tres años gerente regional de Endeavor -comunidad global para emprendedores creada en Estados Unidos y que tiene oficinas en distintos puntos América Latina-, da cuenta de algunos de los desafíos que visualizan las más de cuarenta instituciones afiliadas, entre ellas empresas regionales y nacionales además de distintas casas de estudios.
"Hay dos principales áreas de acción que dice nuestro plan y donde nos queremos meter muy fuerte. Lo primero es siempre trabajar de la mano con nuestros asociados para el beneficio de la Región, y lo hacemos con dos focos, por un lado, con la agenda de desarrollo local, donde apuntamos a como las empresas contribuyen a sus vecinos para un mejor bienestar", cuenta.
Junto a ello, el gerente general también pone el énafsis en cambiar la forma en que se desarrolla la industria, "por lo que tenemos una agenda fuerte en innovación, por lo que estamos colaborando con nuestros asociados para sofisticarse. Eso es con proyecto de innovación, vinculando a la industria con la academia, ayudándolos a crear proyectos de energía, en definitiva, lo que siempre hizo Cidere: innovar para que la industria sea más próspera, tenga mejores empleos, pague mejores sueldos y todo el bienestar que viene".
Panorama regional
-¿Cómo se ve a la Región? Este año pareciera ser una fotografía que resume la realidad de las últimas décadas, con el cierre de industrias como Huachipato, una crisis de confianza a nivel institucional y urgencias clave como la conectividad e infraestructura.
-Soy un optimista, y creo que pueden mejorar las cosas que pasan. Pero cuando tu haces un análisis de lo que pasó en Huachipato, es triste porque las grandes inversiones se hicieron hace mucho tiempo y es una compañía muy querida por quiénes vivimos acá. Sin embargo, la industria en la que está es algo que ha comoditizado en el tiempo, donde no fue tan fácil que encontraran productos de algo valor más competitivos, y eso hace que en el mercado exterior se buscaran productos para generar mejores costos.
Esta es una señal, es como un Kodak o Blockbuster, donde tenemos que hacer que la industria sea más sofisticada y genere un mayor valor que solo la producción de materias primas. Algunos ya lo hacen como las forestales que invierten mucho en I+D, y queremos que la metalmecánica, la petroquímica, la industria de la Región se ponga al nivel de los estándares internacionales del desarrollo tecnológico. Es una señal triste, pero debe hacer que nos movamos más rápido para que no nos pase de nuevo con las industrias de la Región.
-Sin embargo, moverse rápido demanda que se generen las condiciones, y aspectos como la permisología de proyectos o las condiciones del ecosistema lo impiden, así como también el cambio de mirada que permita apostar por nuevas industrias.
-Creo que debemos transformar a la Región en un laboratorio, donde haya tecnología que sea probada en las industrias y las sofistiquemos. Pero no solo debemos quedarnos en la Región: el problema de no ser una zona capital como la Región Metropolitana, es que muchas cosas no pasan acá. Los laboratorios o departamentos de investigación e innovación de las grandes industrias con operaciones en la zona no están en Biobío, y apunto a las personas que buscan hacer cosas nuevas, por lo que debemos hacer esa transferencia.
La industria debe poner sus laboratorios de innovación en Biobío, y ahí comienza a aparecer la magia, porque si el investigador está viviendo en Talcahuano se le van a ocurrir mejores formas de cambiar la realidad de la comuna, y pensarlo desde la capital es bien difícil.
En ese punto, Fernández pone especial atención en el trabajo colaborativo que se está desarrollando en las instituciones a nivel regional, con el fin de acortar ciertas brechas y alcanzar una asociatividad que permita en el futuro consolidar al ecosistema de emprendimiento e innovación.
"Vamos caminando por una senda de colaboración que no es tan antigua, porque Cidere partió hace diez años con la mesa de innovación y estamos afrontando realidades que no se conocían. Las universidades muy prestigiosas desarrollan cosas que nos interesan, y la industria desarrolla cosas productivas, entonces debemos trazar puentes en esos dos caminos", dice, para luego puntualizar que "cada vez hay más proyectos, pero son más nuevos y todavía no dan réditos económicos. Por ejemplo, el Hidrógeno Verde es empujado por varios grupos, Cidere es parte de aquellos, pero todavía no tenemos cosas comerciales que salgan de ahí".
"Debemos orientarnos a que la pega nos la dé la innovación, y eso se ve con los proyectos nuevos que surgen acá en la zona, pese a que como Biobío estamos lejos aún", diagnostica.
-¿Qué tanto se debe trabajar en recuperar las confianzas entre las instituciones y directivos para poner por delante la Región?
-La confianza es uno de los principales ingredientes de un ecosistema desarrollado. Hablemos de los temas técnicos de innovación: si una empresa cree que puede tener todas las soluciones no va a llegar lejos, pero si otra empresa está dispuesta a desarrollar proyectos de innovación abierta tiene que mostrar sus vulnerabilidades, y una startup, academia o centro de investigación lo puede ayudar.
Tenemos que generar confianza, y ese ha sido uno de los orígenes latinoamericanos que ha avanzado en ciertos puntos, por ejemplo, en Chile el ecosistema de innovación y emprendimiento ha bajado la guardia y se ha permitido ser vulnerable para que el otro te ayude. Si empezamos a dar señales así, y demostrar que el territorio es primero, y si le va mejor yo voy a vivir mejor, todos podemos estar mejor. Eso comenzó a pasar, y cada vez es más vigente