Avícolas de la zona enfrentan dispar realidad productiva
Algunas han incorporado nuevas tecnologías, pero otras aún buscan inversionistas o, derechamente, optaron por quebrar.
Fue el 22 de agosto del año pasado que el Ministerio de Agricultura informó que el país superó la influenza aviar de alta patogenicidad en aves de corral, crisis que tuvo un impacto certero en avícolas de la comuna de Florida. A más de un año del hito, estas empresas, relevantes en la generación de mano de obra local, enfrentan distintas realidades: mientras una gozan de apoyos que hoy les permiten retomar la producción, otras aún están en la búsqueda de recursos o, derechamente, quebraron.
El caso de mayor éxito lo experimenta Agrícola Sepúlveda Palou, firma que en su momento debió sacrificar más de 223 mil aves y pausar el trabajo de las 20 personas que históricamente habían estado ligadas a su quehacer, es decir, todo el plantel. Desde Corfo explican que pusieron a disposición el instrumento Activa Recuperación-Emergencia Zoosanitaria Enfermedades Exóticas, a través del cual se buscó palear en parte la crisis que estaban viviendo los diferentes planteles para la crianza de aves de corral y producción de huevos.
"Luego del sacrificio de las gallinas estuvimos cuatro meses con diversas cuadrillas trabajando cada espacio de los planteles, centímetro a centímetro con elementos e insumos especiales para eliminar el virus y de esta forma hacer los análisis correspondientes y poder decir que estábamos libres de gripe aviar. La ayuda de Corfo fue importante porque entienden lo clave que es esta industria sobre todo en Florida", destaca Sergio Vallejo, gerente de Operaciones del plantel.
Además de los protocolos de acceso, la sanitización y las medidas de seguridad, Agrícola Sepúlveda Palou sumó tecnologías a sus operaciones: una mesa de control que lleva el registro de la distribución de alimento, el retiro de guano, la cantidad de huevos y el retiro de los mismos para su clasificación, y un control de temperatura y extracción y renovación de aire del interior, elementos automatizados y monitoreados en tiempo real.
La subdirectora del Comité Corfo Biobío, Ximena Riffo, sostiene que para la corporación es muy importante que las empresas puedan sobrellevar las diversas crisis que enfrentan. "Aquí se optó por invertir de forma importante de parte de la firma en la infraestructura con alto valor en tecnología y la implementación de medidas de seguridad que garanticen su normal funcionamiento. También avanzaron hacia una industria más sostenible, porque están buscando aprovechar al máximo sus residuos y la energía que están utilizando en la producción es casi 100 % renovable", dice.
La otra cara de la crisis
A diferencia de este plantel, en Avícola Chequén cuentan que los apoyos estatales -de Corfo en este caso- son agradecidos, pero insuficientes, pues sólo se pudieron utilizar para saldar gastos asociados a infraestructura y medidas de bioseguridad, en dos de los diez galpones. En total, la empresa contaba con 250 mil aves y 60 trabajadores, de los cuales hoy sólo trabajan tres en faenas de mantenimiento.
"Partir de nuevo requiere una inversión súper grande y todavía hay cero producción", recalca Tomás Mandich, gerente general de la avícola floridana, quien recalca que actualmente están en la etapa de búsqueda de inversionistas, algo que se hace mediante diversas alternativas, "porque vamos a partir de nuevo, pero por temas de decisiones internas hemos buscado opciones; son hartos dueños y no todos están dispuestos a asumir el riesgo".
En el mejor de los casos, y quizá con una figura de fondo de inversión con personas externas involucradas, Mandich espera que la empresa retome la producción a comienzos de 2025.
En septiembre del año pasado, la otra avícola del sector, Agrochequén, indicaba a este medio que como familia no sabían si iban a continuar. Y así fue, ya que la ayuda entregada en su momento no logró cubrir todo el capital que se requería para reiniciar la producción. Fuentes asociadas a la actividad del sector plantean que Agrochequén decidió declararse en quiebra, finiquitar a todos sus trabajadores y vender sus galpones, "porque no partirán de nuevo por ningún motivo".