"Lihuén" hará que la fantasía infantil haga suyo el escenario
"Lihuén, danza para la infancia" estará desde este jueves -y durante tres semanas- en la Sala de Cámara del Teatro Biobío. Una invitación para internarse en un mundo de conciencia.
Una historia de árboles y animales, que conviven armónicamente como integrantes vitales de llamado bosque nativo.
Hasta ahí todo bien. Pero algo pasa: de pronto, un ruido distante que aumenta poco a poco anuncia que una amenaza se aproxima. Nuevo giro.
El bosque y sus habitantes tendrán que defender su vida y territorios. Para ello serán auxiliados por fuerzas primigenias restauran la armonía y la convivencia quebrada. Vuelve el equilibrio.
A partir de esta base narrativa se desarrolla "Lihuén, danza para la infancia", obra de la compañía de danza Calaucalis, que llega con una temporada de tres semanas, a partir de este 25 de julio, en la Sala de Cámara del Teatro Biobío.
Con funciones programadas los días jueves y viernes -12 horas- y sábado, desde las 17 horas, dependiendo de la conveniencia del público -escolar o general- que quiera apreciarla, la propuesta escénica está orientada especialmente para niños y niñas.
Esto, comentan desde la compañía penquista fundada en 2009, como continuación del Calaucán, ya que "es la edad donde la fantasía cobra vida propia, muchas veces por medio de las artes escénicas y su maravilla".
Lúcidas palabras para definir esta propuesta concebida por Paola Aste en 1995 -su directora- como parte de su proceso de titulación como coreógrafa en el Centro de Danza Espiral, actual U. Academia Humanismo Cristiano.
"Patricio Bunster, quien era mi profesor guía en esos años, me pidió que creara una obra de danza para niños, entre muchas otras obras de pequeño formato que teníamos que preparar. Luego tuvimos unas funciones en el teatro San Camilo en Santiago", apunta Aste, acotando que en Concepción la remontaron con un proyecto adjudicado con los Fondos de Artes Escénicas en 2022.
Montaje complejo
Para la también coreógrafa de "Lihuén", montarla ahora en el Teatro Biobío implica un desafío y una gran oportunidad. "Poder mostrar un trabajo de danza que incluye mucho trabajo, muchas horas de ensayo y preparación", explica Aste sobre la puesta en escena con una duración de 45 minutos y ocho intérpretes con un doble rol.
"Coordinar todo lo que sucede arriba del escenario requiere mucho trabajo, por lo tanto, poder tener una larga temporada es fantástico, así las obras crecen, se desarrollan y pueden proyectarse. Es necesario, ademas, para fomentar las danza y crear audiencias y qué mejor con una obra dedicada a las niñas y niños", saluda Aste.
-¿Qué implica dirigir la obra?
-Ha sido un proceso muy enriquecedor involucrarse en el universo de la naturaleza. Las intérpretes de esta temporada son ocho maravillosas bailarinas con un gran dominio técnico e interpretativo (el elenco lo forman Nataly Backit, Fernanda Mena, María José Yáñez, Lissette Navarrete, Jennifer Sánchez, Camila Díaz, Daniela Pérez y Jimena Pérez). Dirigirlas no ha sido complicado, todo lo contrario, ellas están muy disponibles con sus roles, muy generosas en la búsqueda interpretativa.
Algo relevante para la directora del relato con guión Alexis Figueroa, es la música -de autoría de su hermano Cuti Aste- que considera de mucha inspiración. "Hoy, además, ha sido enriquecida ya que junto a Cuti tocan Jorge Briano y Martín Garrido", dice.
-¿Cómo se cruza la música con la danza y fantasía en este caso?
-A través del relato de esta historia. Todo está creado para poder narrar, a través de todos lo recursos escénicos una historia que sucede en un bosque chileno. En ese sentido el vestuario -Verónica Garrido y Ricardo Sepúlveda- logran crear y dar magia a los personajes.
-Y al frente están las infancias.
-Un público maravilloso, las niñas y niños con su sensibilidad se introducen en la historia de manera natural. Ojalá todos y todas puedan disfrutar de obras que sean concebidas pensando en ellos. Es toda una aventura ir al teatro, disfrutar de una obra con mensajes que nos entreguen valores como el respeto por el otro, cuidar los recursos naturales. En el fondo, contribuir a la sana educación, a través de estímulos sonoros, visuales, utilizando el cuerpo como instrumento expresivo (...) Son grandes y fundamentales motivaciones para la creación.
45 minutos es la duración de la obra que estará jueves y viernes, al mediodía, y los sábados, a las 17 horas.