Actores definen ejes para la economía regional de cara al segundo semestre
La consolidación de un gran acuerdo, la seguridad en la Macrozona Sur y la modernización de la industria son elementos clave.
Los últimos datos del INE muestran que la tasa de desempleo de la Región del Biobío llega al 8,7% y que las personas ocupadas crecieron en 3,7% en doce meses, equivalente a 25.678 más, de acuerdo a cifras correspondientes al trimestre marzo-mayo. Otra parte de la estadística precisa que el índice de la producción manufacturera bajó 7,9% anual en mayo, lo mismo que las exportaciones regionales, que en abril cayeron 28,3%.
Estas son algunos de los números que dan cuenta del rendimiento económico-laboral de una zona que se vio ampliamente afectada por la pandemia. De cara a este segundo semestre, gobierno y analistas locales abordan el desempeño de la Región y ponen sobre la mesa los desafíos que debe asumir Biobío durante la segunda parte de 2024.
Acuerdo biobío
El seremi de Economía, Javier Sepúlveda, recuerda que en 2023 la Región creció 5,9%, "siendo la que más creció en Chile, y más que el promedio de 0,2% del país". A este escenario favorable, suma que en el primer trimestre de este año Biobío se elevó en 1,4% respecto a igual período de 2023, "lo que indica que la zona se mantiene en la senda del crecimiento económico y que el crecimiento de este año tiene doble mérito, puesto que hay una base de comparación alta".
Suma a eso que hace bastante tiempo se recuperaron las cifras económicas previas a la pandemia y que hoy existen 10 mil puestos adicionales.
"Se observa una economía regional normalizada que retomó su trayectoria tendencial", dice Sepúlveda, quien al mismo tiempo no desconoce los puntos débiles que hay que trabajar para este segundo semestre. Entre ellos, pone de manifiesto aspectos que representan amenazas para el futuro económico regional, como la crisis que sufren las industrias manufactureras, situación que obligó a generar la agenda de trabajo denominada "Acuerdo Biobío".
Este acuerdo, originado por una solicitud expresa de la Mesa de defensa del empleo y la industria regional, se encuentra en fase de elaboración por parte de diversos actores locales y tiene por objeto modernizar la industria regional y anclarla a otros sectores productivos que están fuera del Biobío y que hoy dinamizan la economía, ya sea el litio en el norte o el hidrógeno verde en Magallanes.
"En cada uno de esos sectores productivos nuevos para el país existen necesidades de partes y piezas, además de servicios especializados en donde se pueden elaborar y prestar esos servicios desde la Región, porque no sólo tenemos la capacidad productiva, sino que también el conocimiento a través de una red de universidades e investigadores que pueden entregar soluciones aplicadas", enfatiza.
La idea es que el acuerdo se firme en agosto para luego concretar compromisos de diverso horizonte temporal.
Tendencia moderada
Desde la óptica del académico UBB y director del Observatorio Laboral Biobío, Luis Méndez, la Región ha seguido este último tiempo una tendencia sin mayores cambios, un ritmo que, según el experto, sólo pueda acelerarse a través de cambios estructurales. Estos cambios, enfatiza, pasan por resolver el estancamiento de la productividad, "que está siendo comprometida en la zona por algunos problemas estructurales graves, como los tacos que se producen en las mañanas y la mala planificación urbana".
Añade la falta de conectividad virtual en territorios más alejados de la Región, la necesidad de mejorar el capital humano y la alfabetización de los trabajadores, "no la alfabetización digital, sino que de la lengua castellana, ya que mucha gente no entiende lo que lee", así como la modernización de la industria.
"Las mayores urgencias están en resolver problemas de desigualdad, como en el caso de las mujeres. Es necesario dotar a la fuerza de trabajo femenino de algunas condiciones que les permitan acceder a este mercado y a mejores oportunidades. También hay que preocuparse de los jóvenes, con mejores programas de capacitación para pequeñas y medianas empresas", dice Méndez.
Viviana Véjar, economista e investigadora de Faro UDD, apunta a que las medidas de emergencia levantadas por pandemia lograron frenar la caída en la actividad económica, "pero no lo suficiente para superar la desconfianza que provoca la inseguridad vivida en la Región". De acuerdo a la profesional, la inseguridad que se palpa en la Macrozona Sur constituye un riesgo de confiscación para los inversionistas, ya que no existen certezas jurídicas que defiendan adecuadamente la propiedad.
Por eso, insiste en que para este segundo semestre las autoridades deben poner el foco en la seguridad, pero también en iniciativas legislativas. "Hacer un llamado además a los parlamentarios de la zona a revisar todos los efectos colaterales que la nueva ley de pesca traería a la economía local, al empleo formal, al empleo de la mujer, al dinamismo del comercio local que se abastece de pescados frescos y de buena calidad que traen las embarcaciones industriales, a la posible escasez que se podría generar y al impacto que tendría en el consumo humano y la seguridad alimentaria".