Adicción a los celulares y a las redes sociales
De acuerdo con las cifras del INE, correspondientes a 2022, en Chile hay 33,5 millones de celulares, es decir, hay más aparatos móviles que habitantes, lo que explica que cada uno tenga más de un móvil, y que incluso los niños cuenten con ellos.
Parece que esa hiperconectividad llegó para quedarse, pero estar online las 24 horas ha contribuido a aumentar el stress y la ansiedad que ya agobia a muchos, especialmente de quienes restan horas de sueño o del relajamiento real por convertirse en adictos a los celulares. En consecuencia, cada vez más personas buscan tratamiento psicológico para superar su dependencia de la tecnología.
También ha surgido la nomofobia o el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil o a quedar desconectado porque se agotó la batería. Un estudio de la empresa Oracle Marketing Cloud reveló que las personas chequean su móvil en promedio 150 veces al día, de manera que si bien la tecnología nació para facilitar la vida de las personas, trayendo enormes beneficios para la vida laboral y social, éstas pasaron a transformarse en esclavos de ella y han adoptado hábitos nocivos que se arraigan cada vez más. Es posible ver a esas personas caminando y cruzando despreocupadamente calles con la cabeza gacha y los ojos puestos en la pantalla. O bien, dejando de interactuar en forma presencial con familiares o amigos por estar conectados vía celular.
Pero tal vez donde se enfrentan las mayores complicaciones es en el comportamiento de los niños, que se han hecho dependientes de los móviles y de las pantallas en general, lo que ha reducido sus tiempos de estudio, se ha afectado la atención, la concentración y se dificulta el aprendizaje. Esto lo saben los profesores, para quienes se ha transformado en una odisea tratar de que los niños y jóvenes en clases se desconecten del móvil y de las redes sociales. Un informe publicado en el Journal of Social and Clinical Psychology, de la Universidad de Florida, concluyó que, después de salir de la red social, el estado anímico de las personas se torna depresivo.
Un estudio realizado por la Universidad de los Andes, señaló que al menos siete de cada diez adolescentes chilenos usan su celular regularmente en la sala de clases, y seis de cada diez admiten que ello afecta su rendimiento escolar. Éstos reciben su primer teléfono, en promedio, a los 10 años de edad, aunque hay un porcentaje significativo (38%) que lo recibe entre los 7 y los 9 años. En promedio, además, lo utilizan durante 6,8 horas al día, aunque el 20% lo ocupa entre ocho y diez horas diarias, y el 10% lo usa más de 12 horas cada jornada. Según los autores de la investigación, el celular no cumple con ninguna función educativa, pues se lo emplea principalmente para escuchar música, jugar, ingresar a aplicaciones e intercambiar mensajes por WhatsApp.
Se trata de un tema de discusión mundial. En Francia, el gobierno prohibió el uso de teléfonos móviles en los colegios, incluso en los recreos, con el fin de combatir la llamada "demencia digital", adicción definida por el psiquiatra alemán Manfred Spitzer y que afectaría a los menores tanto de forma cognitiva como emocional. En algunos colegios de Las Condes, también se prohibió el uso del móvil, luego de que en uno de ellos se aplicó inteligencia artificial para simular fotos comprometedoras de algunas alumnas y fueron compartidas en redes sociales.
Como las medidas adoptadas son recientes, no se sabe si tendrán un real impacto en los niños y jóvenes. Pero hay quienes sostienen que se podría buscar la forma de promover el uso del celular con fines educativos, con algunas aplicaciones que podrían ser útiles en la sala de clases, ya que se prevé que los menores se las arreglarán de alguna forma para burlar las prohibiciones. Es necesario -entonces- que los padres asuman un rol activo en el acceso de sus hijos a la tecnología.
Esto influye en el comportamiento de los niños, que se han hecho dependientes de los móviles y de las pantallas en general, lo que reduce sus tiempos de estudio y afecta la concentración y el aprendizaje.