Preocupación por la salud mental
A pesar de lo conectada que está nuestra sociedad, muchas veces esta enorme apertura, sumada a una vida competitiva y vertiginosa, no permiten identificar lo que está pasando con nuestra salud mental. Puede que esto se manifieste de la forma más dolorosa con casos extremos, como los suicidios, el bullying o las agresiones asociadas a trastornos graves.
Éste ha sido un problema que las políticas públicas no han abordado en su justa dimensión, si se considera que sólo poco más del 2% del total del gasto público en salud se destina a prevención o tratamiento de estas enfermedades. Es cierto que los recursos han aumentado, tomando en cuenta que en 1999 a este ítem se destinaba apenas el 1,2% del total del gasto en salud. Pero países como Uruguay o Canadá, invierten el 9% y el 12%, respectivamente.
Los sistemas de Salud han advertido la alta incidencia que tienen las depresiones como causal de licencias médicas de los trabajadores, por lo que es una invitación para reflexionar sobre varios aspectos relacionados con la calidad de vida.
Pero el problema no radica sólo en los bajos niveles de inversión pública, sino también en el aumento de los casos de pacientes con deterioro de su salud mental. En términos de suicidios, por ejemplo, se viene mostrando una preocupante tendencia que, si bien no nos pone en los primeros lugares en términos absolutos, convierte a nuestro país en el segundo de la Ocde que más ha aumentado su tasa de suicidios en los últimos veinte años. Asimismo, resulta preocupante la baja cobertura que tienen estas enfermedades en la salud pública. Se considera que del total de personas afectadas por trastornos mentales, sólo poco más del 20% recibe algún tipo de atención, lo que podría explicarse por prestaciones insuficientes, y porque se trata de males muy incomprendidos, respecto de los cuales hay una serie de estigmas de tipo social que las encubren y que impiden su pesquisa temprana, algo que pone a los pacientes en un riesgo mayor, como son los casos de las depresiones.
Del mismo modo, mucha gente aún es escéptica respecto de la importancia de dar tratamiento a estos padecimientos, pues ve en su manifestación un signo de debilidad. Pero lo cierto es que existe amplio consenso médico de que el tratamiento de estas afecciones es tan indispensable como el de una enfermedad común.
El Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social (Coes), ha señalado que una de cada cinco personas en Chile reporta síntomas de depresión y que el país es deficitario en planes que cubran este tema. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho hincapié en que Chile es uno de los pocos países de Sudamérica que no cuenta con una ley de salud mental y ha recomendado más preocupación sobre el tema. También existen problemas, como la baja cantidad de especialistas y la dificultad que tiene el sistema público para atraerlos, mientras el sistema privado tampoco ofrece garantías suficientes de tratamiento, toda vez que los planes de Isapres cubren en promedio menos de un tercio de las consultas en salud mental.
Algunos estudios dicen que los niños chilenos menores de seis años sufren la peor salud mental del mundo. Ansiedad, depresión, hiperactividad y conductas agresivas son algunos de los cuadros que agobian a los preescolares, según un estudio en 24 países. La investigación realizadas hace unos años -con datos de más de 19 mil niños preescolares, entre ellos 400 chilenos, observó que mientras la prevalencia de problemas externalizantes -como déficit atencional, hiperactividad o agresividad- a nivel general llegaba a cerca del 15%, en Chile afectaba hasta el 25% de los niños.
Hoy en día, más de un tercio de las licencias médicas que presentan los trabajadores chilenos corresponden a deficiencias de la salud mental, con el alto costo que ello significa, por lo que es necesario abordar una solución integral al tema.
Del total de personas afectadas por trastornos mentales, sólo poco más del 20% recibe algún tipo de atención, lo que podría explicarse por prestaciones insuficientes y patologías incomprendidas.