Por Nicolás Álvarez Arrau
Datos de la Dirección Meteorológica de Chile indicaban que la estación Carriel Sur registraba hasta este viernes en la tarde 593,6 milímetros de agua caída, casi 400 milímetros más de lo que se contabilizó a igual fecha del año pasado. El superávit en esta estación llega al 42,9%.
Pareciera ser que las intensas lluvias de las últimas semanas son la clave para terminar con la megasequía que ha afectado a la zona desde más de 10 años. Desde el punto de vista académico, hay profesionales que toman estas cifras y advierten que la Región presenta hoy lo contrario a una brecha, es decir, un superávit de precipitaciones, más aún si se considera la óptima acumulación de nieve en la cordillera.
Pese a lo anterior, reconocen que no es suficiente. El director del Centro EULA y académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, Ricardo Barra, explica que los eventos extremos experimentados recientemente -que traen una gran cantidad de agua en muy poco tiempo- representan, sin duda, un alivio a la situación hídrica que enfrenta la zona, "pero en ningún caso es la solución a la sequía, porque con esto no se acaba". El profesor recalca que la sequía es un proceso que lleva más de una década y que eso mismo ha hecho que los suelos se vuelvan más repelentes al agua, lo que hace que esta gran cantidad de líquido escurra rápidamente.
"Cuando cae una gota de lluvia, no es que infiltre el suelo y vaya a alimentar las aguas subterráneas como uno podría pensar, sino que eso escurre superficialmente y favorece estos procesos que llevan a que los ríos y canales se rebalsen. Por otro lado, esto está asociado al tema de la erosión de los suelos, suelos que están desnudos de la capa vegetal superficial y que pierden su capacidad de retener agua", afirma Barra.
Federico Errázuriz, director del Centro del Agua de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián, coincide y reafirma que es correcto que hoy las napas no captan el agua caída, evitando así "guardar" el recurso de cara a los próximos meses. De hecho, suma que los ríos en Chile son sumamente rápidos debido a su pronunciada pendiente entre su nacimiento en la cordillera y su desembocadura, y que se estima que el agua demora menos de 24 horas en ese trayecto.
"Para que se recarguen los acuíferos y las napas subterráneas se necesita que el agua viaje más lenta o que esté detenida por un período de tiempo, de manera que se vaya infiltrando por el suelo. Al viajar con mucha velocidad, la recarga existe, pero es menos efectiva. Esto nos debe motivar a generar obras de recarga de acuíferos que permitan mejorar la condición de nuestras napas ante estas lluvias", dice.
De acuerdo a los especialistas, para revertir esta situación es necesario que llueva de una manera más regular, o bien saber generar capacidades para almacenar grandes volúmenes de agua que caen en muy poco tiempo. Por eso, creen que las principales formas para contrarrestar el déficit van por los siguientes caminos: establecer obras de acumulación y aumentar la eficiencia en el uso de este recurso, ya sea a partir de la construcción de embalses o el fomento del riego agrícola eficiente.
Superávit y planes estratégicos
En la Dirección General de Aguas (DGA) Biobío plantean que a pesar de que en los últimos años se evidencia una tendencia al alza en materia de precipitaciones, estas no alcanzan a ser significativas, por lo que se trasformarían en un aporte a la dura década, pero sin ser un problema resuelto.
La directora regional de la DGA, Daniela Ceballos, coincide con el análisis de los académicos referente a las características actuales de los suelos y la poca capacidad de infiltración y de recarga de los acuíferos. Si bien se trata de un tema que debe ser analizado y estudiado, la directiva cuenta que su servicio ya impulsa proyectos para determinar la capacidad de explotación de los acuíferos, "que nos permitiría tener un mayor entendimiento de estos", a lo que se suman proyectos asociados a la puesta en marcha del plan estratégico de recurso hídrico de las cuencas en la zona del río Biobío, "algo que posibilitará hacernos cargo del déficit hídrico con una visión estratégica".
Con todo lo ocurrido, Ceballos destaca el superávit de precipitaciones alcanzado en las tres provincias del Biobío, así como el aumento de nieve en cordillera, que sólo en la estación Alto Maillines registra una altura de nieve de 1,32 metros, muy superior a los 0,02 metros que tuvo a igual fecha de 2023.
Además, señala que los dos principales reservorios multipropósito existentes en la Región, laguna Laja y embalse Ralco, han experimentado aumentos considerables en sus niveles de agua, "situación que permite inferir que no habrá problemas de riego en la presente temporada y que la subcuenca del río Laja tendrá seguridad hídrica para la temporada 2024-2025".