Diversidad cultural de Chile
Se estima que en Chile son casi 2,2 millones las personas que se identifican y se sienten con permanencia a alguno de los pueblos originarios de Chile. Son al menos nueve las comunidades más representativas: la mapuche es la mayoritaria, a la que se suman aymaras, quechuas, atacameños, coyas, rapanuis y kawéskar, entre otros.
Debe reconocerse que somos un país multicultural y Chile no sería lo que es sin el enorme aporte de las comunidades existentes con anterioridad a la llegada de Cristóbal Colón a América; de Francisco Pizarro, al Perú; o Diego de Almagro y Pedro de Valdivia, al actual territorio que conocemos bajo el concepto de Estado de Chile.
La lengua, las costumbres y la idiosincrasia son algunos de las tradiciones que siguen vigentes para nuestra actual sociedad. Sin embargo, muchas veces no las queremos ver, no las valoramos y ni siquiera las respetamos.
Con el triunfo de la globalización, se temió lo peor en este ámbito, pero curiosamente la diferencia y lo distinto se puso en valor y en ello hay una oportunidad para la supervivencia de grupos históricos, es decir, para la mantención de sus cosmovisiones, habitualmente ricas en su vinculación con el medioambiente y, en muchos casos, poseedoras de un sentido trascendente de su memoria y acciones.
Ciertamente la sociedad occidental tiene mucho que aprender de las culturas originales y un buen comienzo es reconocer que a lo largo de los años y décadas recientes se han cometido injusticias, subvaloraciones y un cúmulo de prejuicios absurdos.
Ayer se celebró el Día Nacional de los Pueblos Originarios. A no dudar que con el correr de los años, el valor de la diferencia será cada vez mayor, aunque para esto, se deben reconocer las equivocaciones que se han cometido, como no haber dado las oportunidades necesarias para su integración y junto con eso, entregar las condiciones que permitan un desarrollo sostenible en el tiempo para los pueblos nativos de componen el país.
Hoy los pueblos originarios o indígenas en Chile, están reconocidos por la Ley N° 19.253 de 1993, en la que el Estado reconoce a los siguientes pueblos o etnias: mapuche, aimara, rapa nui, atacameño, quechua, colla, diaguita, chango, kawéskar (o alacalufes) y yámana o yagán, siendo el más numeroso el pueblo mapuche. Tanto el pueblo diaguita como el pueblo chango, fueron reconocidos con la Ley N° 21.117 de 2006 y la N° 21.273 de 2020, respectivamente. Posteriormente, en el año 2019 con la Ley N° 21.151 el pueblo afrodescendiente chileno tiene reconocimiento legal.
En Chile, según el Censo de Población y Vivienda de 2017, las personas que se consideran pertenecientes a un pueblo indígena u originario, efectivamente censadas, corresponden a un total de 2.185.279. De este total, 1.745.147 (79,8%), pertenecen al pueblo mapuche; 56.754 (7,2%) al aymara; 88.474 (4,1%) al diaguita; 33.868 (1,5%) al quechua; 30.369 (1,4%) al lican antai o atacameño; 20.744 (0,9%) al pueblo colla; 9.399 (0,4%) al rapa nui; 3.448 (0,1%) al kawéskar; y 1.600 (0,1%) al yagán o yámana. Además, ese último Censo consignó que 28.115 personas, correspondiente a un 1,3% del total de la población que se percibe indígena, se identifica con otros pueblos y 67.874 personas, es decir, un 3,1%, se considera perteneciente a un pueblo ignorado.
La literatura nacional sobre los pueblos originarios en Chile coincide en señalar la existencia de diversos pueblos distribuidos en el territorio que ocupó y actualmente ocupa Chile, quienes se desenvuelven de forma relativamente autónoma. Sin embargo, se observa un conjunto importante de relaciones con los pueblos vecinos y con quienes vivían distantes.
Con ocasión de celebrarse ayer el Día Nacional de los Pueblos Originarios, es importante recordar la importancia de valorar y respetar la diversidad cultural de Chile.
En Chile, según el Censo de Población y Vivienda de 2017, hay casi 2,2 millones de personas que se consideran pertenecientes a un pueblo indígena u originario, efectivamente censadas.