Alarmante aumento del sobrepeso y obesidad infantil
Representantes de instituciones públicas y académicos de universidades han firmado con la Secretaría Ministerial de Salud de la Región del Biobío un compromiso por el cual se suman a la estrategia nacional para detener la obesidad en la niñez y adolescencia.
La Política de Alimentación y Nutrición 2023-2030 considera que la obesidad es una enfermedad crónica y progresiva, que se influye en la aparición precoz de distintas patologías. Se considera que fallecen anualmente 14.780 personas producto de obesidad y al año 2030 se proyecta un 13% de aumento de muertes asociadas a esta condición.
Pero es especialmente preocupante el sobrepeso y la obesidad en los niños y adolescentes. De acuerdo con el Mapa Nutricional de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, el porcentaje de niños que vive con obesidad sigue en aumento desde el año 2017 hasta la fecha, llegando al 65,8%, es decir, 3 de cada 5 niños de quinto básico presentan sobrepeso, obesidad u obesidad severa. Mientras que en kínder, primero básico y primero medio esta cifra supera el 50%.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha señalado que Chile presenta una de las mayores tasas de sobrepeso infantil en América Latina y el Caribe. Y que la malnutrición por exceso en todas las edades sigue siendo una gran preocupación para el país. La obesidad infantil no solo es un desafío presente, sino también un problema que impactará en el futuro de nuestra sociedad. De ahí la necesidad de actuar de manera urgente y coordinada. Más allá de las intervenciones médicas, se requiere un enfoque que incluya la promoción de la actividad física, una alimentación balanceada y la participación de la comunidad en la creación de entornos saludables para los más jóvenes.
El énfasis en la prevención cobra una relevancia particular en el contexto de la obesidad infantil. Mientras se desarrollan tratamientos farmacológicos para la obesidad en adultos, la atención preventiva es crucial para los niños, quienes son más susceptibles a los efectos adversos de la enfermedad. Y la responsabilidad recae tanto en el hogar como en los establecimientos educacionales, para promover estilos de vida saludables desde la infancia, ya que la prevención eficaz es fundamental para revertir esta preocupante tendencia.
Un estudio sobre alimentación infantil realizado por Nestlé y la Universidad Finis Terrae, reveló que un 74% de los padres cree, sin embargo, que la alimentación de sus hijos es saludable, aun cuando los índices de obesidad en los más pequeños siguen creciendo y las secuelas que dejó la pandemia siguen presentes en sus hábitos. Esto indica que pese a todas las alertas, las familias no logran internalizar este problema de alimentación y de salud.
A juicio de los expertos, la obesidad y el sobrepeso en niños y adultos se han transformado en un problema de salud, - incluso hay quienes hablan de la "nueva pandemia"-, que se acentúa cada año como resultado de hábitos sedentarios, con poca actividad física y dietas alimenticias sobrecargadas en calorías, como es el caso de las llamadas comidas chatarra y las bebidas azucaradas, por lo que Chile lidera este consumo en Latinoamérica. Y se estima que durante los años en que se mantuvo la emergencia sanitaria por covid 19, la malnutrición por exceso, ingesta de comida chatarra y sedentarismo se acentuó, debido a los confinamientos.
Como consecuencia de ello, cada vez aparecen a más temprana edad enfermedades de adultos como la diabetes, hipertensión y problemas cardíacos. La obesidad infantil puede ocasionar disminución de la autoestima, apnea del sueño, aumento de lesiones articulares, problemas cardíacos y respiratorios, además de problemas al hígado. Por eso, se ha llamado a reforzar la alimentación sana, en la escuela y en el hogar.
Un estudio sobre alimentación infantil realizado por Nestlé y la Universidad Finis Terrae, reveló que un 74% de los padres cree, sin embargo, que la alimentación de sus hijos es saludable.