Soledad de los adultos mayores
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que el estigma es una de las barreras que existen para tratar de sortear las conductas suicidas en adultos mayores y señala la necesidad de tender manos a las personas en riesgo, de escuchar a quienes sufren la pérdida de un ser querido y, en el caso de los adultos mayores, atender sus problemas de soledad, económicos, de exclusión y enfermedades largas y dolorosas.
Un estudio realizado por la Fundación Míranos, con datos de defunciones del Ministerio de Salud desde 2002 hasta 2016, indicó que entre las personas mayores el suicidio ha crecido sostenidamente y que después de los 80 años existe una alta tasa de mortalidad por esta causa. Esta llegaba a 14 casos por cada 100 mil habitantes, con mayor prevalencia en el género masculino, donde tienen una fuerte incidencia factores que se potencian, como soledad, problemas económicos, depresiones y enfermedades.
El Ministerio de Salud creó la línea telefónica 4141, gratuita y que funciona las 24 horas, enmarcada en la iniciativa "Construyendo Salud Mental", para la prevención del suicidio. A través de ella, las personas que estén enfrentando una emergencia o crisis de salud mental asociada al suicidio, podrán contactarse con un psicólogo especialmente capacitado, que los escuchará y ayudará.
Durante la pandemia de coronavirus un alza importante de los llamados a números de asesoría , mayoritariamente en las regiones Metropolitana, Valparaíso, y del Biobío, lo que reveló la situación que tuvieron que enfrentar entonces los adultos mayores durante los encierros por cuarentena, cuando se les hizo difícil salir, enfrentar el riesgo a contagiarse, y en ocasiones tener una convivencia difícil con sus familiares. Ello se tradujo en deterioro de su salud mental, con cuadros de ansiedad, depresión o intentos de suicidio. En esos años también aumentaron las denuncias de violencia o abandono.
Se estima que cerca de 65.000 personas de todas las edades se quitan la vida cada año en América. Hay aspectos que lo hacen especialmente trágico, como el grave sufrimiento emocional de quien se quita la vida, y los sentimientos de pérdida, abandono o culpa de los familiares y amigos que quedan atrás. América tienen una tasa de suicidio de 7,3 por cada 100.000 habitantes, que en todo caso es menor que el promedio mundial, de 11,4 por 100.000. Sin embargo, Chile y Uruguay aparecen con altas cifras en el continente. Esta es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 10 a 24 años, aunque los adultos mayores de 70 años son los que tienen más probabilidad de atentar contra su vida.
Las investigaciones a nivel académico y clínico en el país revelan que mientras más austral es la región, más alta es la tasa. Se cree que en esta variable geográfica operan los cambios de luminosidad, las dificultades para acceder a centros de salud mental, junto a factores de alcohol y drogas. La prevalencia en hombres es más alta que en mujeres, porque tienen menos capacidad para sublimar depresiones y angustias, y son más reticentes a consultar un especialista, por vergüenza.
Con frecuencia se señala que en Chile no existe una cultura de respeto por los problemas de salud mental, cuestión que debería cambiar, a juzgar por el incremento de las tasas de suicidios. Hay una estrecha relación entre las depresiones y los suicidios y se debe considerar que dos de cada diez chilenos ha pasado por alguna situación depresiva en su vida.
Hace unos años, la OMS llamó al gobierno de Chile a adoptar medidas para enfrentar el tema, que nos convierte en uno de los países más depresivos del mundo y que encabeza en América Latina las tasas de suicidios, pese a que, por paradoja, lideró por años los rankings sobre bienestar y desarrollo económico en la región latinoamericana.
El Ministerio de Salud creó la línea telefónica 4141, gratuita y que funciona las 24 horas, enmarcada en la iniciativa "Construyendo Salud Mental", para la prevención del suicidio.