Valeria Barahona

Ocho años le costó a José Donoso ("Coronación") concebir "El obsceno pájaro de la noche", novela incluida entre las 26 que componen "El canon occidental", ensayo donde el aclamado (y fallecido) crítico estadounidense Harold Bloom deja cuenta de lo bello, balsámico y maravilloso de la literatura de este lado del mundo, en un índice que incluye a autores como William Shakespeare ("Romeo y Julieta"), Virginia Woolf ("Las olas") y Jorge Luis Borges ("El Aleph"): en esa mesa fue sentado el chileno cuyos diarios se vienen publicando desde 2016, por Ediciones UDP, de la Universidad Diego Portales.

La segunda entrega, también a cargo de Cecilia García-Huidobro, llegó a librerías hace unos días y se titula "Diarios centrales. A season in hell 1966-1980", donde el autor da cuenta, por un lado, del negocio que significa para un escritor vender algo tan íntimo a una universidad, en este caso Princeton, en Estados Unidos; así como el dolor real con el que pagó la existencia de "El obsceno…", con primeros apuntes en Iowa. En ellos afirma que la editorial "Harper va a publicar un libro sobre escritores latinoamericanos y los nombra a todos menos a mí, me deprime hasta el fondo. Pero sigo pensando en el 'Pájaro', no me decido a abandonarlo".

Un mes más tarde, sin embargo, "sigo increíblemente confundido. Quisiera hacer algo más contemporáneo que lo que estoy haciendo", afirma Donoso, aún, quizás por la proximidad con su obra, es incapaz de ver que ese horror del campo chileno, tal vez latinoamericano, ingresará a la literatura desde su escritorio, a través de casas de adobe, ancianas misteriosas, espíritus y seres como el imbunche, mito que fue retomado por la argentina Mariana Enríquez en "Nuestra parte de noche", novela con que ganó el Premio Herralde, y ahora prepara la publicación de "Un lugar soleado para gente sombría", con portada del pintor chileno Guillermo Lorca.

En túneles narrativos así se sumerge Donoso en 1966, cuando todavía faltan cuatro años para ver la primera edición de "El obsceno…" y escribe que "estoy desesperado. Siento que el 'Pájaro' no va a volar nunca y yo me voy a quedar revoloteando para siempre alrededor de un cadáver, amarrado a él y esclavizado por mi glotonería. Lo mejor, me parece, es dejarlo estar. Dejarlo tranquilo. Pasar a otra cosa. Pero no demasiado a otra cosa".

Las notas de Donoso son profundamente personales, como "hoy necesito comprar: cinta para máquina de escribir, una cantidad grande de papel, sobres grandes y archivadores, lápiz de tinta como el de María Pilar" Serrano, su esposa. Asimismo, el representante chileno de la generación del "boom" manifiesta sus preocupaciones financieras con la continua suma de sus ahorros, becas y la venta de la casa: en 1967: "Por primera vez en mi vida, absolutamente por primera vez, contaría con dinero mío, en su mayor parte ganado por mí mismo (menos los US$ 4.000 de la casa) y podría sentirme totalmente libre".

Esta cronología de cómo se escribe un libro de esa envergadura también puede ser leído como un diario de viaje, a causa de las numerosas ciudades en que el Premio Nacional de Literatura se sentó frente a la mesa para tratar de invocar a sus personajes y conciliar sus fantasmas, como en Setribal, Portugal, donde la casa en que "estoy tratando de escribir, es preciosa, antigua, noble, blanqueada a la cal, junto al mar, pero horriblemente ruidosa. (…) Además debo tomar esas pastillas de Librium, que por mucho que digan que no, me atontan y me restan energía: no puedo entregarme a nada, estoy en la orilla, esperando y mientras espero, me confundo más y más, y no me decido a tomar el rábano por las hojas y arrancarlo, y hablar, hablar. Estoy lejos de María Pilar. Ella lo siente. Lo único posible es abrir la llaga, herir, herirme, y no me decido, por miedo al descalabro total, aunque lo veo venir de todas maneras y rehúyo producirlo y así, controlarlo, esperando que se produzca solo y sé que si se produce no voy a poder controlarlo y me voy a ahogar".

"Por otro lado, el 'Pájaro'. No sé cómo comenzar, no sé cómo empezar a pensar en él, que es mi única forma de salvación positiva", sostiene el autor fallecido en 1996. Páginas más adelante, "siento envidia por la labia y la inteligencia de (Carlos) Fuentes ('Los años con Laura Díaz'). Y la pena de tener que conformarme con ser sólo José Donoso". De igual forma, Mario "Vargas Llosa ('Pantaleón y las visitadoras'), todo esto puede ser una forma subterránea y negativa de una envidia muy real, pero que siento sólo en sus fases creativas".

Reflexiones

Los diarios, a ratos, también son soporte para pequeños ensayos como uno de a fines de 1968, donde el autor apunta: "La función de la novela es crear un mundo, grandioso o íntimo, subjetivo u objetivo. En ese enraizamiento que son las obsesiones -que provienen de lo más oscuro y lo más entrañable de un escritor- está el gran 'compromiso' del escritor, y de allí donde está y hay que buscar en lo 'autóctono', lo original y no en las superficialidades del setting y obra de contenido social, que hasta ahora ha plegado la literatura latinoamericana". Meses después agrega que "soy un escritor y eso es todo. La pequeña medida de satisfacción que obtendré de la vida la obtendré escribiendo un buen libro. Y es 'El obsceno pájaro de la noche' el que muestra más signos de ser precisamente eso".

Faltan todavía medio año para 1970, cuando se publicará el libro, momento en que Donoso se permite una pequeña celebración por sus "750 páginas. Ya es un número bastante respetable de páginas, pero ¡me falta tanto!", aunque al día siguiente reconoce que "todo el cansancio de los últimos ocho meses me cayó encima", derivado de "mis obsesiones persecutorias (que) no me dejan tranquilo. Vivo bajo el signo del miedo: una gran conspiración me rodea. Y al escribirlo, sabiendo que no es verdad, aunque algo podría ser cierto, me hace sentirme francamente enfermo y francamente mal".

El autor, pese a exponer su intimidad, guarda para él la felicidad del lanzamiento y en mayo de 1970 anota que "recibí carta de Monegal", el crítico y académico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, texto que recupera la editora de estos diarios: "Es un gran libro, Pepe, y vale todos los dolores y horrores y enfermedades, etc. Que te ha costado".