Lecciones a un año de los megaincendios
Al ver las imágenes del avance de las llamas que azota a la zona centro del país, particularmente en la Región del Valparaíso, resulta imposible no revivir lo ocurrido en esta Región hace un año con una de las mayores emergencias que ha vivido el Biobío en al menos la última década. Una serie de megaincendios que consumieron más de 200 mil hectáreas de bosque nativo y sectores rurales, destruyeron cerca de dos mil inmuebles y le costaron la vida a 18 personas.
A un año de iniciado el avance del fuego que arrasó con grandes extensiones de terreno en Santa Juana, Nacimiento y Tomé, además de arrasar sectores como Punta Lavapié en Arauco, y en un total de 16 comunas de la Región, los avances son varios al igual que los desafíos y tareas pendientes.
En materia de reconstrucción, según los datos del Gobierno, la totalidad de las familias ya están residiendo en viviendas de emergencia, y se han entregado cinco soluciones habitacionales definitivas de un universo de al menos 735 familias que podrán contar con aportes del Estado para una nueva vivienda. Cifra de avance en la construcción alejada de los márgenes esperados, pese a que desde Vivienda y Urbanismo responden que cerca de 150 viviendas están en construcción y serán entregadas durante el primer semestre de este año. Fecha en que también debiese haber avances respecto tanto a la recuperación de escuelas o recintos de salud afectados por las llamas.
Otro elemento a nivel de reconstrucción que aún es materia de trabajo tiene relación con la reforestación de aquellos bosques nativos que fueron arrasados por el fuego, y que quizás tarden años en que el verde sea el color que resalte por sobre el negro de las cenizas.
A nivel de preparación para los incendios forestales, destacables son los esfuerzos que ha realizado tanto la Conaf como Senapred en coordinar a todos los servicios tanto para dar una respuesta rápida a focos que se han activado en la presente temporada, todo enmarcado en el cambio a la normativa que mandata la creación de los Comités Comunales de Operaciones de Emergencias, como también dar el rol correspondiente al nivel comunal para elevar las solicitudes necesarias y trasladar los recursos necesarios para el combate de las llamas. "Creo que nunca en la historia nos habíamos reunido tantas veces para coordinar la preparación para esta temporada", explica el director de Conaf Rodrigo Jara.
En la línea de esos esfuerzos, puntos a destacar para la presente temporada son el aumento presupuestario para los servicios encargados de afrontar la emergencia, en el caso de Conaf de un 47%, que permite entre otros elementos el aumento de las brigadas nocturnas y el acceso a nuevos recursos para el combate a los incendios. A ellos se suman otros esfuerzos desde el sector privado, como los llevados adelante por la Corma al facilitar el acceso a 62 cámaras de vigilancia ubicadas en distintos territorios por parte de la CPMC y Forestal Arauco para la temprana detección de incendios, y el despliegue en materia educativa que realizan instancias como la Red de Prevención Comunitaria.
Todos ellos para avanzar en la detección temprana, prevención de incendios y educación sobre la materia a la ciudadanía. Pero también resulta relevante disponer los recursos necesarios para evitar que estos hechos ocurran y levantar las alertas ante posibles amenazas de intencionalidad. Así ocurrió esta semana en el incendio Casablanca que partió en Florida y se expandió a la Región de Ñuble: equipos de Forestal Arauco denunciaron que personas los habían amenazado dos semanas antes con armas y consignas en contra el rubro forestal, advirtiendo que se podría iniciar el fuego, lo que ocurrió a los pocos días.
Resulta clave que los esfuerzos del Estado y todos los actores involucrados estén en la prevención y evitar que la mano del hombre intervenga para no repetir tragedias como las que se han sucedido en las últimas décadas con la rápida expansión del fuego: Conaf cifra la intencionalidad en un 56,1% de los incendios investigados durante la última temporada y reconoce que es un fenómeno existente. Incluso, en ello trabaja el Ministerio Público con tres causas donde se ha logrado identificar científicamente que fueron negligencias del hombre las que facilitaron el avance de las llamas en Arauco, Santa Juana y Tomé, razón por la cual ya han sido formalizados funcionarios de empresas eléctricas.
El primer año de los megaincendios que arrasaron a la Región, en su sector rural, debe ser motivo de amplia reflexión sobre el rol que juega cada uno de los habitantes del Biobío y la necesaria conciencia sobre el daño que significa para nuestro crecimiento y sobre todo, para nuestro diario vivir, el que no logremos detener a tiempo estos hechos frente a los cuales estamos permanentemente expuestos.
Resulta clave que los esfuerzos del Estado y todos los actores involucrados estén en la prevención y evitar que la mano del hombre intervenga para no repetir tragedias como las que se han sucedido en las últimas décadas con la rápida expansión del fuego