"La película que escribimos es la que filmamos"
En conversación con EL SUR, el cineasta de 41 años comenta detalles de una de las mejores producciones nacionales de los últimos años, actualmente en cartelera, y que saca a luz el genocidio de los Selknam en un país que muchas veces prefiere no incomodarse.
Por Sebastián Grant Del Río / sebastian.grant@diarioelsur.cl
Más allá del Oscar, una instancia que no fue y que tampoco le quita el sueño, a Felipe Gálvez le interesa el cine como dispositivo artístico, cultural, social, de registro y desde lo propiamente cinematográfico.
"Lo del Oscar ya no fue, pasó", dice el realizador chileno de 41 años, nacido en Santiago, y con residencia en París, Francia, hace casi dos años. La Ciudad de la Luz, como se le conoce, pareciera haberle dado ese vuelo (necesario o no) para convertir su ópera prima, "Los Colonos" (2023), en una obra autoral.
En este caso, siguiendo la tradición señalada por aquellos miembros de la Nueva Ola Francesa, a fines de los años 50, quienes señalaron que el autor, más allá de escribir el guión, incluso, es quien deja su marca y punto de vista. Acá en una obra capaz de conformar un universo en la suma de sus partes.
O sea, una mirada de mundo, la del artista. Y la de Felipe Gálvez queda establecida en su debut en el largometraje, el cual le tomó más de una década, desde que comenzó a darle forma a esta historia ambientada en los inicios del siglo XX abarcando hasta el centenario nacional.
Allí tres jinetes se embarcan en una expedición, a través de Tierra del Fuego, con el fin de resguardar los intereses de un rico terrateniente -Alfredo Castro- para asegurar su enorme propiedad estatal. En la ruta estarán un mercenario norteamericano -suerte de "feo" en el espagueti western-, un supuesto teniente inglés y Segundo, un indígena mestizo testigo de las faltas y cuestionamientos de un ruta hecha de tensiones al interior del grupo: la misión (encubierta) no es otra que "eliminar" frontalmente a la población indígena.
Gálvez, quien cruza géneros, perfiles y psicologías, construye así un fresco ambientado en un genocidio hoy reconocido por el Estado chileno. Se suma un estilo visual y puesta en cámara que permite al testigo/espectador sentirse parte de una "aventura" de tonos trágicos. Un contenido que el realizador testifica y muestra en pantalla sin exponer una postura moral: ese rol corresponde al propio espectador. "Creo que siente empatía con la película al trabajar códigos, la música, gráficas y situaciones que uno puede reconocer en este viaje", señala Gálvez.
-Donde Segundo -Camilo Arancibia- resulta una pieza clave.
-Siguiendo su mirada el espectador descubre, al mismo tiempo que él, el horror al que van ingresando.
-En un paisaje tan abierto y agreste como Tierra del Fuego, que se transforma en un escenario propio del western…
-Con un protagonista colectivo que no tiene un héroe. Y es difícil hacer un western sin héroe, pero acá no lo hay. Lo que sí te encuentras son personajes que vienen del cine bélico, como Alexander MacLennan (Marc Stanley), del cine de aventuras y novelas de este tipo de fines del siglo 19 y comienzos del 20 (el coronel Martin interpretado por Sam Spruell), una figura reemplazada por el cowboy. Y está Segundo, un antihéroe que -como personaje- viene del Nuevo Cine Latinoamericano. Entonces, esos tres cines viajan juntos, tres puntos de vista de este tipo de películas. Y lo que hace esta película justamente es que el espectador siempre espera que aparezca un héroe.
-En ese sentido, y tal como señalas, se siente que acá hay mucho cine y referencias, desde el mismo western pasando por la obra de Glauber Rocha ("Antonio de las muertes") o Coppola y "Apocalipsis ahora".
-Claro, "Los Colonos" hace referencia al cine, desde que abre con créditos seteando una película que está hablando con el cine, y que se muestra con humor e ironía y no sólo seria. Lo que viene a continuación no es un documento histórico, sino que una ficción con artificios, música, gráficas y que trabaja con colores distorsionados. Es también una invitación a introducirte en el mundo de la películas.
Caminos de violencia
"Los Colonos" es un proyecto que, como tal, nació hace más de una década desde la mirada. En este caso, cuenta Gálvez, la que hizo de una foto de Julius Popper (1857-1893). "La típica foto de Popper cazando Selknam. Eso me interesó y empecé a investigar esa foto oculta o ignorada, y que la imagen de los Selknam se haya hecho icónica, a través de peluches o figuras sin antes relatar la historia oficial de este genocidio. Me parecía que ese ejercicio de borrar la historia había sido muy efectivo en este capítulo de Chile", apunta el realizador que venía de cortometrajes como "Silencio en la sala (2009) o "Rapaz", su muy reconocida pieza realizada en 2018.
-Una historia que le cuesta reconocer o no reconoce culpas.
-El Estado reconoció hace cinco meses que este fue un genocidio. Y hoy el pueblo Selknam está vivo, no está exterminado, siendo una comunidad reconocida por el Estado de Chile. Cuando hace seis años hablaba de esto como un genocidio, la gente discutía por qué lo decía así, era algo más ambiguo, y hoy es parte de nuestra historia. La película apunta a ver cuál es la importancia de este hecho oficial y cuál es el lugar del cine al momento de reescribir esta historia.
-Opta por este viaje que tiene muchas maneras de ser llevado a cabo por el espectador.
-Es la búsqueda de algo. En ese sentido, es una película de mensaje sin mensaje. Y ese sin mensaje tiene que ver con que el espectador debe encontrar una respuesta. No expone una verdad, es el espectador quien tiene que completar qué le pareció
-También le puede incomodar, lo que logra.
-Le puede complicar la experiencia de la película, eso de ¿qué piensas tú de esto? Por eso no busca imponer una verdad, sino que el espectador es el que la busca y encuentra, siendo una película que cuando tiene que ser violenta, lo es.
-Violencia que se expone de muchas maneras.
-Y muestra muchos tiempos de violencia. ¿Cuál es la más violenta de las violencias? La violencia física, violencia verbal o la violencia del sistema, donde "Los Colonos" ataca el cómo se borran las cosas y cómo se decide modificar la historia. Pero también hay violencias cotidianas, que nos terminan haciendo eco: no reflexionamos sobre lo que se hizo hace 120 años, sino en lo que vemos a diario.
La película deseada
Con un tiempo de 11 años de producción, "Los Colonos" vio la luz entre gestiones realizadas en nueve países. "Tuve la suerte de esperar y hacer la obra que queríamos, es decir, la película que escribimos es la que filmamos. Se borraron escenas, pero no la transformamos en otra película: esperamos para tener el dinero y hacer la que queríamos, y estamos muy contentos por eso", destaca el director.
-¿Cuál es tu mirada al cine chileno?
-Siento que es muy rico, diverso, probablemente uno de los cines más importantes de Latinoamérica, cada día más robusto, y contradictorio, porque viene de una industria muy precaria, con muy pocos recursos. Pareciera que toda esa precariedad y dificultades nos ha hecho a los cineastas chilenos explorar caminos muy diferentes, lo que ha llevado a grandes resultados. El cine chileno es sumamente importante y cada día es más en el mundo.
-¿Cómo observas tu película inserta en este medio?
-Encuentro que está bien. Estamos contentos, porque, además de recorrer muchos festivales (2023, entre ellos Cannes), se va a estrenar en 24 países. Chile es el cuarto país donde está (hoy en cartelera). Hasta el domingo pasado unas 7 mil personas la habían visto (el promedio de una producción chilena es de tres mil). En ese sentido, genera interés el tema de los Selknam, ignorados muchos años, y es una experiencia verla en el cine.
-Lógicamente, vienen nuevos proyectos…
-Estamos partiendo la escritura de la nueva película. Me interesa mucho seguir trabajando en estas páginas borradas de la historia, en los géneros del cine y cuestionar la figura heroica masculina. Ahora me interesa ir a la figura que remplaza al cowboy, que es el espía. Como héroe remplaza al western (post Segunda Guerra Mundial), y en Chile tenemos muchas historias relacionadas con ello. Ahora, me interesa abordar el juicio a Pinochet en Londres, desde la lógica de quienes lo defendieron y de todo lo que hubo detrás para liberarlo.