Coordinador Ediciones Ufro
Ya sabemos que el premio lo obtuvo Jon Fosse este 2023, pero entre los candidatos sonó el nombre de un poeta chileno: Raúl Zurita. Un diario español lo sitúo entre los cinco protagonistas principales, lo mismo pasó en Francia, New York, México, Suiza, en fin, por todas partes lo daban como posible. Esto muestra que no es un ejercicio chovinista escribir sobre este asunto y de la relevancia del autor. Ya en su primer libro, Purgatorio (1979), encendió las alarmas y se empezó a hablar de un nuevo gran poeta chileno, pues en eso sí que somos campeones, la calidad de nuestra poesía es absoluta, sabemos bien que significa ser un poeta mayor. El libro sorprende por la calidad de los textos, pero además por incluir dibujos, figuras geométricas e incluso sus electroencefalogramas de la época que sufrió una crisis mental severa. Dicha inclusión inscribe al texto dentro de la vanguardia de la naciente posmodernidad. Un escritor de frontera. No tuvo que pasar mucho tiempo, 1982, para que pareciera su segundo libro, Anteparaíso, que viene confirmar los buenos augurios, Zurita se confirmó como gran poeta. Lectores y críticos se rindieron ante la obra. Ignacio Valente, en El Mercurio, sostuvo que la voz del autor es similar a la de los profetas bíblicos. Y sí que hay una relación entre ambas escrituras, leamos estos versos: "Anda y mátame a tu hijo" …/ recuerda quién soy, así que después no te quejes" Conforme -me escuché contestarle- ¿Y dónde quieres que cometa ese asesinato? / Entonces, como si fuera el aullido del viento quien hablase, Él dijo:/ "Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile", precioso, conmovedor, pues cuando dice "como si fuese el aullido del viento quien hablase" el lector pareciera sentir esa potencia. Más adelante toca otras cumbres: "Oye Zurita -me dijo- toma a tu mujer y a tu hijo y te largas de inmediato" / No macanees -le repuse- déjame dormir en paz, soñaba con unas montañas que marchan/ .... "Sigue la carretera y no discutas. "Muy pronto sabrás la verdad"/ Está bien -le repliqué casi llorando- ¿Y dónde podrá ella alumbrar tranquila? Entonces, como si fuera la misma Cruz la que se iluminase, Él contestó: "Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile". Belleza absoluta. Ahora lo extraordinario es que el autor es ateo, de ahí que más que una cita piadosa, los versos interpelan el libro sagrado y esto es lo importante, no temen a la grandeza ya que dialogan con uno de los pilares de occidente, de la cultura en la que estamos inmersos. Luego vendrán otros libros excelentes, pero para nosotros, Anteparaíso sigue siendo ineludible, especialmente por la voz profética que lo anima. Voz que en estos tiempos temibles se torna crucial, pues nos habla de lo que hemos perdido gracias al progreso desatado, la espiritualidad, la conexión con los otros y con el mundo. Y esta denuncia queda muy clara en unas fotografías que se encuentran en el texto. Ellas muestran una serie de frases escritas en el cielo de Nueva York mediante el humo de cinco aviones. Su longitud fue de 9 kilómetros de largo por 1,5 metros de altura ... ¿Qué dicen? Veamos algunas: "Mi Dios es Hambre… Mi Dios es Nieve… Mi Dios es Pampa… Mi Dios es Cáncer... Mi Dios es Ghetto… Mi Dios es Dolor… Mi Dios es mi Amor de Dios". Magnífico, además releva el sentimiento más importante y que ha sido silenciado por la furia del cemento y del cristal, como anotamos. No es raro, entonces, que cuando se habla de Zurita, también se hable del mayor premio que otorga la humanidad.
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