"Recoger las experiencias de regiones nos permite reconstruir lo mal que lo hemos hecho como Estado"
La instancia sesionó esta semana en Concepción, donde recogió experiencias de actores sobre el abordaje del conflicto.
La Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento que busca resolver el conflicto territorial desde el Biobío hasta Los Lagos, con especial énfasis en la relación del pueblo mapuche con el Estado, sesionó este jueves y viernes por más de catorce horas en dependencias del Salón Mural del Gobierno Regional (Gore).
La instancia se reunió con representantes políticos, empresariales y sociales vinculados al conflicto, en su segunda salida a regiones desde que iniciara su labor a fines de julio, con la meta de entregar en noviembre de 2024 una propuesta de abordaje tanto al Presidente Boric como al Congreso.
En medio de las reuniones de trabajo, el secretario ejecutivo de la entidad, Víctor Ramos, dispone algunos minutos para abordar junto a EL SUR los avances de los primeros cuatro meses y los principales desafíos para el próximo año.
"Estamos abocados a cumplir un objetivo que es fundamental para la comisión en esta etapa, que es su difusión y conocimiento de forma cabal por parte de toda la ciudadanía. La presencia de la comisión en cada región ayuda y acelera mucho que todo el mundo pueda comprender de mejor forma el propósito, los objetivos que se plantea y las etapas que quiere ofrecer para el diálogo que tiene que proponer", dice, para luego enfatizar que el objetivo es "producir acuerdos donde no los hay, y existe mucho dolor. Producir acuerdos después de tanta complejidad y separación con posiciones encontradas es muy complejo".
El psicólogo y magíster en Estudios Sociales Aplicados apunta a que recoger las experiencias en regiones permite "ir reconstruyendo lo mal que lo hemos hecho como Estado al no haber resuelto los problemas del pueblo mapuche, de la violencia, o del rezago y desarrollo de esas zonas antes", y destaca el rol de los comisionados, "personas sin una remuneración, extremadamente ocupadas, que su tiempo vale muchísimo, pero todos muy involucrados en creer que hay un momento y una oportunidad. Eso los tiene motivados para estar 10 o 12 horas sesionando acá o en La Araucanía, y sentimos que se nos hace poco".
Estado de avance
-En conversaciones anteriores con este medio, usted señaló que el trabajo de la comisión era un "desafío grande" y que debía ser "silencioso para que pudiera dar frutos". ¿Siente que se ha podido avanzar de esa forma durante el segundo semestre de este año, siguiendo la hoja de ruta diseñada?
-Se ha logrado avanzar según el camino trazado y que queríamos recorrer. Es un logro de toda la comisión y siento que el haber estado sesionando en La Moneda -algo que seguirá, ya que esta es una labor de Estado y necesita que las diferentes instituciones se pongan a disposición de la comisión- y en los territorios permite tener el pulso más experiencial de los actores que genera una constatación de los elementos que ya se levantaron a nivel institucional.
Esto con cruces muy interesantes de cómo los instrumentos legales rigen la vida de las personas y las afectan, dejándolos en muchas ocasiones sin salida. Por ejemplo, la Ley Indígena en varios de sus factores -con un dolor claro que se manifiesta- favoreció la fragmentación del pueblo mapuche y el debilitamiento de sus estructuras políticas tradicionales, como los loncos, machis, werkenes, que en la ley no fueron contemplados como estructuras capaces de darle una conducción política a sus comunidades.
Párrafo seguido, Víctor Ramos explica que el avance de los primeros meses ha ido acompañado de un mensaje claro, de ir por la búsqueda de consensos: "En estas sesiones nos pasa que los invitamos a todos ellos a construir una solución, un consenso y es clave entender que estábamos llenos de diagnósticos, pero producir un consenso es algo muy distinto".
"Un consenso puede ser un falso consenso entre políticos en La Moneda o el Congreso, reformando A o B, pero eso dura poco y empieza a generar crisis en diferentes partes, sin ser en muchas ocasiones la solución concreta que quienes viven en esos territorios deben tener. Y otra forma de producir consensos, como está haciendo la comisión, es abriendo la puerta a todas las partes, llamándolas a lograr acuerdos, porque ninguna posición podrá imponerle una determinada demanda a otra sin espacio de negociación o acuerdo", añade.
El secretario ejecutivo de la comisión reconoce que "ya estamos contra el tiempo, porque necesitamos dialogar con mucha gente, que las propias comunidades y ciudadanía vaya deliberando por sí misma. Ahí entran los diálogos participativos que proyectamos para marzo. Luego, debemos avanzar en un diálogo más amplio con la ciudadanía de la Región, porque las personas de Concepción deben tener una opinión de esto, al ser expuestas a noticias relacionadas con esto y resulta clave saber si estarían dispuestas a empujar esto y crear un camino institucional de solución a esta conflictividad, dando incluso un impulso a la propia Región".
Mirada regional
-Cuando se conoció la instalación de la comisión, a nivel político y social se manifestó en la Región que una de las principales dificultades era ubicar geográficamente el conflicto, planteando que era un problema sólo de La Araucanía. ¿Ha sido ese un punto relevante dentro de la discusión y en cada una de las audiencias?
-Biobío es particular, porque también fue la frontera natural. En el lanzamiento del documental que se desarrolló en el marco del programa de Diálogos Interculturales del Gore y la Universidad del Bío-Bío, se planteaba una bonita conversación respecto a la resignificación de comprender qué fue la frontera: un lugar de conflicto y guerra, o donde se produjeron acuerdos políticos y comercialización, claves para el desarrollo de la Región.
En la comisión está Gloria Callupe, encargada de Pueblos Originarios del Gore, y Adolfo Millabur, el primer alcalde mapuche de este país, en una comuna que, junto con Ercilla, durante las últimas décadas ha tenido que soportar el llevarse la carga de este conflicto en mayor cantidad, en todo sentido, por su aislamiento, dificultad de acceder a servicios, su historia y la violencia que se ha dado.
Biobío es fundamental para construir soluciones de Estado y consensos, y por ello teníamos que ir mucho más allá de La Araucanía, observando esta Región, pero también Los Ríos, que tendrá una versión bien distinta, y Los Lagos. Ha sido una buena decisión abarcar el espacio geográfico que habitó el pueblo mapuche porque también es donde hemos tenido los espacios de conflictividad.
-Noviembre de 2024 es una fecha clave para la comisión, es casi un año el que resta para completar la labor y entregar una propuesta tanto al Presidente Boric como al Ccongreso. ¿Qué proyectan para esa fecha y, sobre todo, hasta dónde puede llegar la comisión en su labor?
-El desafío va a ser llegar a un consenso, y la comisión definió que iba a ser por unanimidad la manera en que iban a hacer las propuestas, lo que pone la vara muy alta, ya que los ocho comisionados tendrán que estar de acuerdo para entregar ese informe. Eso significará producir un acuerdo social antes de un acuerdo político que ya tenemos y que es algo muy fuera de este tiempo.
Hay una valoración a nivel político porque es una comisión de Estado, sentando a las diferentes fuerzas políticas. El mérito que vamos a tener seguramente como Gobierno es que fue el que dijo que esto lo debía abordar el Estado, y resulta importante sentar a una pluralidad de actores políticos en una mesa que recoja las cosas al mismo tiempo, y se pueda continuar el trabajo que aquí se pueda producir.
En el cierre, Ramos recuerda las palabras del Presidente Boric -"hagan una propuesta para que sean posibles y viables los cambios"- y apunta que esta es una comisión "respaldada con un amplio acuerdo político y tiene una vocación política, no académica o de reconstruir el daño del Estado a los pueblos indígenas, sino que debe construir un consenso".