Poco hábito de lectura
Una encuesta realizada el año 2022 por la Universidad Autónoma a más de 365 futuros docentes de educación parvularia y básica de ocho universidades chilenas, con seguimiento de un año, reveló una preocupante realidad: consideran importante leer, pero no tienen el hábito de hacerlo, lo cual afectará a quienes luego serán sus alumnos.
Las lecturas de los futuros docentes son muy similares a la de sus futuros estudiantes. El informe indicó que pensando en su edad y formación universitaria parecen no haber ampliado ni complejizado sus intereses y preferencias. Lo que preocupa a los investigadores es que si ellos no tienen el hábito lector, será más difícil desarrollarlo en sus alumnos. Estudios previos han sido críticos, sugiriendo que algunos pedagogos parecen actuar como "falsos lectores", poniendo en peligro la formación de las nuevas generaciones. Esto quiere decir que relacionan la lectura como algo positivo y que es socialmente bien visto, pero en la práctica no lo hacen. Es durante prebásica y básica que se enseñanza formalmente la lectura, pero también es el período donde se promueve el gusto por leer, objetivos que dependen, en parte, de la relación que los profesores establezcan con la lectura.
El Ministerio de Educación ha detallado que el 60% de los niños que pasan a segundo año básico llega sin saber leer correctamente. Esto significa que cerca de 158 mil alumnos que debían aprender a leer en primero básico no tienen el nivel adecuado, lo que afecta también su aprendizaje en otras asignaturas. No aprender a leer en primer año provoca un retraso que les cuesta mucho remontar, lo que podría relacionarse con dificultades en la metodología, el bajo acceso a material y libros, y la falta de apoyo del entorno familiar.
Esta dificultad en la lectura incide también en que después haya una muy baja comprensión lectora. Estudios realizados hace unos años por la Agencia de Calidad de la Educación revelan que en nuestra Región del Biobío-, seis de cada diez alumnos de segundo básico no logran comprender completamente lo que leen. El analfabetismo, entendido como la imposibilidad de leer y escribir, ha ido en retirada en el país, pero también hay un analfabetismo funcional, que se refiere a la falta de comprensión y de expresión adecuada. Esto evidencia que si no entienden lo que leen, tendrán problemas para comunicar sus ideas. Y esto no es exclusivo de los niños, ya que nuestra población -en general- lee mal, escribe dificultosamente y se le hace difícil comprender y retener ideas. Esas personas no serán capaces de captar, por ejemplo, las instrucciones que se les den, los beneficios que pueden obtener en campañas sociales, defender sus derechos o exponer sus propuestas en espacios de participación.
Promover la lectura en primero básico requiere que exista disponibilidad de libros para los niños, que los profesores sean lectores y estén en condiciones de enseñar efectivamente a leer desde las edades más tempranas, y un compromiso del entorno en los cuales esos niños se mueven. Es evidente que hoy los niños y jóvenes muestran desinterés por la lectura, incluso a nivel de estudiantes universitarios. La ley del mínimo esfuerzo los lleva incluso a escribir en forma abreviada, saltarse las reglas ortográficas y encontrar todo hecho en los buscadores de Internet. Lograr que se interesen en un libro es una odisea para los profesores y tal vez lo que más logren es la lectura de un resumen.
Las dificultades para aprender a leer en primero básico han retrasado todo el proceso. ¿Por qué no se enganchan con la lectura? Una de las hipótesis es que la tecnología (internet, celulares, computadores, televisión) podría influir negativamente en las habilidades de lectura y escritura porque ahora tienen acceso a los nuevos dispositivos. La falta de lectura atrofia la mentalidad de nuestros niños y jóvenes, limita su vocabulario y la capacidad de comprensión, por lo cual hay que resolver el problema desde el primer año.
El Ministerio de Educación ha dicho que el 60% de los niños que pasan a segundo básico no saben correctamente. Significa que 158 mil alumnos que debían aprender a leer en primero básico no lo hicieron.