Barrio Brasil: locales advierten dispar nivel de reactivación post pandemia
Los espectáculos internacionales, terrazas y apertura de espacios culturales son clave. Trabajan en una nueva asociación y plan barrial.
Con la pandemia se decretaron diversas restricciones sanitarias en el país y la Región del Biobío. Uno de los sectores que más sintió las medidas fue la bohemia del denominado barrio Brasil, aquel sector que vive, en su mayoría, de las bondades de la noche y de las ganas que jóvenes y adultos tienen por distraerse, ya sea con baile o bebida. Algunos recintos debieron cerrar, otros se readaptaron. Buena parte, sin embargo, resistió las dificultades económicas motivadas por la baja afluencia de público. Hoy la buena noticia es que todo parece haber vuelto a la normalidad, pues ya es común ver de nuevo filas de personas apostadas cada fin de semana frente a estas discos o bares.
La evaluación, eso sí, varía dependiendo de cada recinto. Mientras unos se muestran contentos por la recepción de los últimos meses, otros plantean que aún existen déficits o que todo "es muy cíclico". Independiente de lo anterior, adelantan que trabajan en nuevos proyectos, particulares y comunitarios, con el objeto de fortalecer sus negocios y el sector en su conjunto.
Balance de los locales
Daniel Gómez, dueño de La Bodeguita de Nicanor, afirma que en su caso "les ha ido súper bien". Explica que después de la pandemia hubo una especie de atrevimiento de apostar por artistas internacionales semana a semana, regularidad que dista de lo que sucedía antes de la pandemia, cuando la agenda internacional sólo abarcaba una fecha al mes. "La clave ha sido el atrevimiento y desmarcarse un poco de la cultura nacional del no poder o no atreverse. La verdad es que el público ha respondido muy bien, con un promedio de cobro de unos $15 mil, que es aceptable", dice.
Posterior a estos espectáculos, es el turno de los artistas locales, estrategia que ha permitido a La Bodeguita de Nicanor tener un peak de público de unas 1.500 personas que circulan por el lugar durante toda la noche, algo en lo que también aporta la nueva infraestructura, que es más amplia. En el recinto de antaño, el peak de circulación por noche sólo llegaba a las 600 personas.
El programador de Casa de Salud, Germán Estrada, plantea que la pandemia significó un proceso difícil que implicó endeudamiento y una ruptura de sociedad. Con esfuerzo y trabajo, cuenta, el local ha podido restituirse, a lo que se suma el acompañamiento del público que es atraído "por una buena programación que nos ha permitido recuperar los espacios". A la fecha, sin embargo, reconoce que sigue existiendo un déficit de 20% respecto al público que mes a mes arriba al recinto, pero que eso se reactiva paso a paso.
La idea para las próximas semanas es poder reabrir las terrazas, ojalá hacia fin de mes. "Pasó la etapa de gratuidad de las terrazas, que fue durante la pandemia, pero ahora viene la época de cobro y es bastante complejo, pero trabajamos en ello", sostiene, a la vez que potencian los proyectos de cultura, como la reapertura de espacios y la habilitación de un cubículo para un piano Steinway recibido en comodato o el inicio de un ciclo de conciertos internacionales "que profundizan la vocación cultural de Casa de Salud".
En el caso de Club Liberec, uno de los socios, Gonzalo Sánchez, dice que en los últimos meses han evidenciado bajas respecto al público que normalmente asiste, brecha que incluso supera el 20%. Pese a todo, recalca que las jornadas son cíclicas, "porque hay días y días", y que la estrategia se piensa semana a semana, en especial con el potenciamiento de la programación de los artistas.
Uno de los factores que les beneficia es el público joven al que apuntan, ya que ahí los efectos negativos de la economía resienten menos, a diferencia de un público mayor con familia que debe tomar ciertos resguardos económicos o limitar sus salidas. Al contrario, precisa que golpean las fiestas clandestinas que se generan por parte de locales que no cuentan con patentes.