"Yo diría que más que una Constitución de derecha, ésta es una Constitución mal hecha"
Dice que el país "necesita tranquilidad", que "nos hemos dado un festín desde octubre de 2019" hasta ahora. Vaticina que el plebiscito tendrá "un resultado estrecho para cualquier lado" y advierte que el texto tendrá "una partición dificultosa y a lo mejor lo que nazca será defectuoso". También habla de su cocina y sobre la DC, no descarta que termine en "defunción final".
Por Mauricio Ávila Cárdenas
La cocina de Andrés Zaldívar es amplia y luminosa. También famosa. Para muchos críticos de la negociación política es el símbolo del "arreglín", del acuerdo bajo cuerdas o entre cuatro paredes, pero para este experimentado político no es más que la expresión más nítida de lo que significa hacer política.
A los 87 años, el expresidente del Senado e histórico militante de la Democracia Cristiana dice que le da risa cuando se hace la caricatura de su cocina, pero a la vez confiesa que, en realidad, de las muchas veces que hubo importantes reuniones en su casa de Vitacura, nunca hubo nada que se acordara entre comida y ollas, sino en la amplitud de su living, de su comedor o de la terraza que da al jardín y a la piscina.
Zaldívar fue candidato a consejero para el proceso constituyente en marcha, por lo que lo sigue con atención incluso aportando desde su partido en una comisión que se formó para incorporar ideas desde la Falange, una colectividad que ya no es lo que era, pero que sigue viva.
-¿Cómo ve el proceso que ya está en su etapa final?
-Ya llevamos tres años dándole vueltas y a lo mejor para llegar de nuevo a otro. No sabemos cuál va a ser el resultado y en el fondo hacen campañas presidenciales con el tema. Se transforma en un proceso electoral más que un proceso de construcción. Lo único positivo es que se bajó el quorum de reforma, se bajó a tres quintos, así que parece que el Parlamento tendrá más capacidad de movilidad, pero espero que haya un entendimiento en que tienen que buscar un texto, no someternos a que van a ganar 45 a 55, o rechazo, y vamos a estar dos años de nuevo con lo mismo.
-Asumo que lo está viendo con preocupación.
-Yo lo veo con preocupación, porque veo que los que están en este tema lo ven más como una cosa coyuntural, más como si fuera casi un programa de Gobierno, para uno y para otro. Anteriormente fue igual. Rechacé la anterior porque creía que no era buena. Segundo, porque se ponen normas que no son materia constitucional, que son políticas públicas que tienen que ser dejadas en democracia al libre juego de los resultados electorales que dan la mayoría o minoría en los Parlamentos. Hay cosas fundamentales, ni los derechos de propiedad, ni el sistema político, ninguna de esas cosas puede hacerse así; en salud, educación, está la norma, se legisla. Pero uno no puede resolver el tema del aborto en la Constitución. Tiene que ser neutra, yo no puedo estar haciendo una Constitución para los luteranos o para los católicos o para la parte que no cree.
Aquí no hay una capacidad de buscar entendimiento. Se encierran, y yo creo que lo que ha hecho (José Antonio) Kast en las últimas declaraciones es un error muy grande, como diciendo "esto es mío". Si fuera republicano, me muestro abierto, flexible, pero ¿qué es lo que va a hacer esto?, va a provocar que el país se divida en dos frentes, todos contra Kast, y la derecha tironeada por Kast. Nunca estuvo para hacer esto y ahora dice "yo voy a aprobar y liderar, que vamos a ganar". Eso hace que mucha gente ponga en duda qué es lo que va a hacer, si va a votar a favor gente más moderada. El país necesita tranquilidad, si nos hemos dado un festín desde octubre del 2019 hasta esta fecha.
-¿Qué le parece lo aprobado hasta ahora?
-Hay bastantes cosas que son de común acuerdo. Yo estaba muy de acuerdo con la Comisión Experta. Había cosas algunas que afinar, seguramente, pero creo que el trabajo que hicieron los expertos fue de mucha calidad y dio base como para que se hubiera buscado un acuerdo, sin desconocer la facultad que tenían los consejeros, por supuesto, que fueron elegidos para aprobar, rechazar o modificar la propuesta de los expertos. Que los republicanos y ChileVamos hayan tenido una mayoría que les da la totalidad del manejo del poder, eso no conlleva a que en la Convención no se haya recurrido más a estar en base a la Comisión de Expertos. Ahora, voy a confiar hasta el último día en la Comisión Mixta (N. de la R.:ayer esta comisión votaba las propuestas de solución de 32 controversisas hasta su total despacho), voy a esperar hasta el último minuto que puedan lograrnos ciertos acuerdos básicos, fundamentales para evitar la polarización, para que se produzca un convencimiento de que es una Constitución más o menos representativa de todos y todos. Siempre dijimos que queremos una Constitución para todas y todos, no para un determinado grupo.
Si logramos solucionar los problemas más difíciles, sería una gran cosa para este país. Pero si realmente sale una idea de una Constitución aprobada en forma confrontacional, entre la oposición y el gobierno, o los que representen una posición y otra posición, este país va a tener un plebiscito que va a ser no solo constitucional, va a ser un plebiscito que va a poner en la palestra al gobierno contra la oposición. O sea, la campaña presidencial va a ser, lo queramos o no, la que va a presidir un poco el estado de ánimo de cada uno cuando vaya a votar. Eso hace pésimo, porque puede ser que se apruebe esto en el plebiscito por 55-45 o se pueda rechazar al revés. Si los políticos no son capaces de solucionar los problemas, con razón la gente empieza a pasarlos por arriba.
-Cuáles son los puntos en que a su juicio hay que llegar a acuerdo?
-Primero, quedar claro que la definición sobre el tema mentiroso de la garantía del que está por nacer o el quién está por nacer. Bueno, vamos a la Real Academia de la Lengua, ¿no? Digámoslo con claridad. ¿Quién es quién? Todos estamos por proteger la vida, nadie está por matar a la gente. Ese tema hay que aclararlo. Que no se ponga en duda que lo que está ahí, o lo que se pretende aprobar, es para ponerle traba a las causas de aborto que hoy día son aceptables. Ni tampoco es posible que alguien pretenda establecer en la Constitución el aborto libre. Es una materia de ley y el país tendrá que verla en su tiempo largo en el Parlamento.
-Y para usted, ¿cuál es la mejor redacción en ese caso?
-Habría que buscar una redacción adecuada y dejar contada la historia de qué es la interpretación. Basta con una aclaración, incluso para la historia de la Reforma Constitucional.
-¿Qué otros temas hay que aclarar?
-El tema de los derechos en un Estado social y democrático, que está bastante aceptado, por el hecho de que se incorpora en el artículo primero, y creo que hay conciencia que se avanzó en ese sentido. Los otros temas en que hay que ser claros es en educación, salud y pensiones.
-La izquierda acusa que el proyecto, como está quedando, es un testo de derecha. ¿Coincide con eso?
-Yo te digo que más que de derecha, es hecha por la derecha, por gente que tiene pensamiento derecho. Ahora, creo que se ha visto que hay una diferencia entre unos y otros. Se ve mucho más al centro a una parte de ChileVamos que la gente republicana. Pero también hay gente que está más cerca de los republicanos. Yo diría que más que una Constitución de derecha esta es una Constitución mal hecha. Es una Constitución que va a tener una parición dificultosa y a lo mejor lo que nazca va a ser defectuoso, lo cual no quisiera ningún padre de una criatura. Aquí lo que hay que hacer es que el parto sea lo más normal posible y que nazca lo mejor que sea del producto de ese parto. Te diría que el gran error de los que pretenden imponer y exponer a una aprobación estrecha o un rechazo, es el de que no ceder en cosas que son perfectamente posibles hacer en la legislación pública que uno no puede hacer.
-¿Le gustaba más el anteproyecto de los expertos?
-Es una Constitución en la que yo tenía mucha esperanza. Si se hubiera profundizado con los expertos hubiéramos tenido una mejor Constitución. Esta no es una Constitución para todos y tal como está siendo, es una que va a salir a representar a una mayoría y que no va a representar a una minoría importante. Porque el resultado va a ser estrecho para cualquier lado.
-¿Qué haría usted si estuviera escribiendo la Constitución?
-Si yo estuviera ahí, negociando, les diría saquemos estas cosas y comprometámonos a legislar ahora esto, esto, esto y esto. Y sacamos una Constitución que sea más bien neutra en el sentido de que no representa a uno en contra de otros.
-Usted postuló a integrar el Consejo, pero perdió. ¿Ha participado de algún modo? ¿Lo han llamado?
-He sido partícipe de la Comisión Constitucional de mi partido, he trabajado estos dos años. Somos más o menos 22 y entregamos un informe bastante contundente a la anterior Convención y también a esta. He estado metido siempre.
-Pero la trascendencia del partido es escasa. ¿Qué pasó con la Democracia Cristiana?
-Lo grave es que la Democracia Cristiana tiene un proceso de crisis y el tema constitucional profundizó la crisis, porque cuando llegó el momento de tomar la decisión sobre cómo íbamos a comportarnos en la votación del último plebiscito, un grupo de nosotros pedimos libertad de acción para los militantes, para actuar libremente, no con una orden de partido. Yo creía que era legítimo que en una materia tan trascendental como un tema constitucional no debía haber órdenes de partido, sino que debería haber convicción ciudadana de lo que uno va a aprobar o rechazar. Estuve en contra de la decisión del partido y varios de nosotros estuvimos muy críticos de la directiva por la postura que se tomó (N. de la R.: se decidió respaldar el Apruebo), avizoramos que eso iba a traer una consecuencia que iba a profundizar la crisis interna del partido, que ya había comenzado anteriormente. Por desgracia, una importante cantidad de personas muy valiosas se fue del partido. Unos se incorporaron a Amarillos, otros crearon Demócratas, pero estoy convencido de que todos ellos, y yo he hablado mucho con ellos, todos te dicen "yo soy demócrata cristiano". La Democracia Cristiana está en un proceso de crisis muy compleja, muy difícil. Si nos equivocamos, puede ser que el proyecto termine en una defunción final. Voy a seguir siendo democratacristiano hasta cuando me lleven al cementerio. Porque creo que es un proyecto vigente y un buen aporte para Chile. Siempre tengo la esperanza de que volvamos a reencontrarnos.
-¿El gobierno debería tener prescindencia absoluta o debería ser claro en determinado momento cuando llegue el momento de decir si está a favor o en contra?
-El gobierno está encajonado. No puede tener una actitud activa, como la vez pasada, debe ser más prudente. Pero el efecto político respecto al Gobierno se va a producir de todas maneras pase lo que pase. Si pierde el plebiscito y no hay Constitución, sería derrotado por el ala más extrema de la derecha; y si gana, tampoco va a ser positivo para él.
-Oiga, es bonita su cocina, ¿le falta "cocina" a la política?
-La política se hace, por algo que se llama "Parlamento". No para parlotear, sino para conversar, para intercambiar ideas. La política es la esencia misma de la negociación. ¿Dónde voy yo? Aquí en Chile hay muchos que hablan en contra de la cocina y cocinan todos los días. Lo que están haciendo ahora en el Consejo es una conversación y muy bien hecha. Hay en ese sentido una cocina permanente tratando de llegar a tener el mejor plato, y lo mismo sucede en el Parlamento, permanentemente. Y entre el Gobierno y el Parlamento. Si a mí me dicen "cocinen", les digo "cocinen, pero con transparencia". Lo único que les recomiendo es que las negociaciones no se hacen en la plaza pública, porque en el momento en que tú empiezas a hacerlo, hay gente interesada en tirarte piedras para que no resulte.