"Ya casi sale el sol": la gira nacional que emprenden Bocho y Laró
Los intérpretes de Santiago y Talca reunieron sus obras en torno al significado de la luz solar en sus vidas.
Los músicos chilenos Bocho y Laró acaban de estrenar sus segundos discos, por lo que ahora unieron sus talentos para presentarse cada uno de ellos con su propia banda en siete ciudades a lo largo del país.
Con la naturaleza como eje central de sus repertorios, los intérpretes decidieron llamar a la gira "Ya casi sale el sol", por lo central además que es para ellos el astro rey, explicó Laró: "Definimos que mi proyecto tiene una energía principalmente otoñal, mientras que Bocho se carga hacia el lado de la primavera, incluso nuestras personalidades y la forma de ser de cada uno tiene algo de eso, él es más extrovertido y yo soy más introvertido, a partir de esto salieron varios nombres de gira que reforzaban estos opuestos, pero finalmente decidimos ver cuál era nuestro elemento común, así apareció el sol que es algo que ambos tenemos en nuestra música, Bocho desde lo vibrante y yo mirando al sol como una fuente de abrigo".
Bocho pasó toda su infancia en Talca donde entró en contacto con la música a través del piano y luego "tomé a la música como una alternativa a lo que me sucedía en el sistema tradicional de educación: yo no cuadraba para nada en el colegio, tenía algo de déficit atencional, especialmente no lograba conectar con la manera en la que se enseñaba. Y cuando conecté con la música en ese tiempo fue para darle un sentido a las cosas, desde ahí que la música se convirtió en una compañera de vida para siempre", dijo el cantautor dedicado a la fusión de pop, rock y guiños a lo latino.
Laró, en tanto, es santiaguino y desde los 15 años empezó a explorar en la guitarra con clases formales para luego lanzarse como autodidacta, pero en 2018 "empecé a grabar mis canciones que había hecho más o menos como desde 2016, y hoy día vivo felizmente de ello, con muchos desafíos por delante, pero estoy muy feliz de saber que estoy en el camino correcto", confesó el músico que enfila por las baladas honestas con melodías que generan intimidad.
Las presentaciones de la gira, adelantaron, serán con bandas, que en el caso de Laró es un show en formato trío que incorpora secuencias y diseños sonoros, "sin dejar de lado lo orgánico y lo maderoso que caracteriza mi proyecto", detalló; Bocho por su lado, suma batería, percusiones y guitarras eléctricas que lo acercan más a una sonoridad rock y latina.
Las presentaciones comenzarán el 16 de noviembre en el Teatro Ext UCM de Talca, siguen el 17 en La Bodeguita de Concepción, continúan el 18 en el Bar Magnolia de Chillán, saltan a Valdivia el 19 al GazGaz, emprenden rumbo al norte el 25, cuando lleguen al Teatro Centenario de La Serena, pasan por Trotamundos de Quilpué el 30 de noviembre, y cierran el 2 de diciembre en el Club Chocolate de la capital.
Buena química
Laró dijo que a Bocho lo conocía de nombre, por su antigua banda, Hotel Julieta, y que años más tarde, cuando Bocho volvió a Chile después de vivir en España, él le escribió y "nos juntamos en la Plaza Ñuñoa, nos hicimos amigos ese mismo día".
Allí "estuvimos varias horas tocando, compartiendo, fuimos a almorzar y hubo muy buena química, desde entonces hemos estado súper en contacto, compartiendo desde lugares cercanos a la música y también en otros ámbitos, eso es lo lindo que tiene nuestra amistad", explicó el artista.
El segundo disco de ambos ya está disponible en plataformas digitales: el de Bocho se llama "Diamante", y cuenta que nació de un proceso muy variado de creación, donde "algunas canciones se hicieron desde la guitarra, algunas se hicieron desde el computador, participaron muchos artistas, músicos que fueron dando visiones y perspectivas diferentes y, sobre todo, para mí fue la oportunidad de darme las licencias de fusionar todos los estilos de música que me gustan", donde se incluye una colaboración con Joe Vasconcellos en la canción "Cielo".
Laró, asimismo, está presentando "Bailar en la cuerda floja", disco que perfiló en pandemia y, "a nivel sonoro, me di la oportunidad de crear desde un lugar que me permitió explorar distintas y nuevas sonoridades que se acercaban más a lo digital".
"Si bien nunca dejé de lado lo orgánico, lo maderoso que para mí representa este primer álbum y mi proyecto, en este segundo LP aproveché de explorar muchos tintes electrónicos. Mis letras siempre son a corazón abierto, y en este disco me permití contar procesos que quizás pueden ser un poquito más sombríos; tenía ganas de agarrar la pala, cavar y ver qué estaba ahí adentro, hablar derechamente, cara a cara, con mi sombra", describió el artista.