"La autotutela es un invento del Gobierno que debiera pasar por la comisión que quiere hacer Camila Vallejo"
El autor de la Ley de Usurpaciones aprobada esta semana explica de qué se trata la norma y la legítima defensa que La Moneda buscará vetar. Sobre el llamado de Boric a firmar un "nunca más", dice que su sector lo consideró "oportunista".
Por Mauricio Ávila Cárdenas
Desde La Araucana, región de la cual es senador desde marzo de 2018, Felipe Kast celebra por una parte la aprobación en el Congreso de la Ley de Usurpaciones de la cual fue autor, pero 24 horas después dice que sigue sin entender la reacción del Gobierno, que anunció que no la promulgará, sino que enviará un veto del cual se desconoce su naturaleza, aunque sí está claro que abordará el concepto de defensa propia privilegiada que fue calificado como "un retroceso civilizatorio" por la ministra del Interior, Carolina Tohá.
Kast asegura que sólo este año se han presentado dos mil denuncias de toma de terrenos, por lo que la dimensión del problema es muy grande, que se extiende por todo el país y que por eso no comprende la reacción del Ejecutivo.
-¿En qué consiste la ley?
-En simple: lo que hace la Ley de Usurpaciones es que transforma el delito de usurpar un terreno, que hoy día simplemente es una falta y que impide al carabinero ni siquiera tomar detenida a la persona, en un delito con pena de cárcel. En la práctica esto va a significar que cualquiera que tenga su terreno usurpado va a poder llamar al carabinero y este va a tener la facultad de tomar detenidas a esas personas y hacer un control de detención. Obviamente, esas personas no se van a ir a la cárcel de inmediato por usurpar un terreno, pero si reinciden van a tener que probablemente pasar dos días en la cárcel y eso va a ser un elemento disuasivo con un drama enorme que tenemos en la Región de La Araucanía. Por lo mismo, estoy convencido de que esto va a ser, al menos de mi parte, de mi rol como senador, probablemente el mayor legado que le puedo dejar a la región.
-Pero sin duda impacta mucho más allá de su región, ¿no?
-Claro, lo que pasó, por ejemplo, en Valparaíso, es la mejor muestra de la importancia de esta ley. Esta ley también la escribí, yo soy autor, y conversando con Valentina Correa, que su padre fue asesinado por un sicario que usurpó el terreno de su propiedad. O sea, este asesino no solamente le usurpó el terreno, sino que después lo mandó a matar. El caso Valentina Correa quizás es el mejor ejemplo que grafica la importancia de esta ley. Después de que asesinaron a su padre, por más de tres años ese terreno siguió ocupado por las personas que lo usurparon y no podían desalojarlo porque no era un delito. Como era una falta, Carabineros no tenía la facultad legal de llevarse a estos tipos a un control de detención. En el norte para qué decir. Al principio pensaba que esto era un problema sólo de La Araucanía, pero después se me empezaron a acercar parlamentarios de otras partes a felicitarme por el trabajo y después se sumaron con los votos y por eso logramos una amplia mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Por eso no se entiende que el Gobierno quiera vetarlo. Aunque sea una parte, es bien absurdo lo que quieren vetar.
-Se hizo una excepción en la ley por los campamentos. ¿Por qué, si en el fondo también son usurpaciones y afectan a sus dueños?
-Efectivamente, se hizo así porque si no, claramente esta ley habría generado un problema difícil de abordar por la situación en el país. Incluso para Carabineros habría sido imposible cumplir su labor. Es que estos campamentos que están en el catastro del Minvu (Ministerio de Vivienda) oficialmente, y que están registrados, no se les va a aplicar este delito con pena de cárcel. A todo el resto sí. Pero hasta marzo del próximo año. O sea, cualquiera que forme un nuevo campamento en el futuro, sí se le va a aplicar la norma. Pero a los que ya existen, la idea es que el Minvu se haga cargo del tema de vivienda y que no caigan en esta causal de delito de cárcel.
-El Gobierno anunció un veto a la ley aprobada en el Congreso, basados en los conceptos de "flagrancia permanente" y la "defensa propia privilegiada". ¿Cuál es el problema con esto?
-Honestamente, no entiendo cómo puede llegar a ser un problema. Todos los penalistas que fueron a la Comisión de Seguridad que yo presido confirmaban que la usurpación es un delito permanente. Porque a ti si te usurpan un terreno por cinco años, por tres años, están cometiendo el delito todos los días. En la segunda, que es la legítima defensa, el Gobierno ha caído en una campaña de desinformación brutal. Porque la legítima defensa que pusimos es simplemente equiparar lo que hoy día ya existe en la ley cuando alguien entra a tu casa. Si usted está en su casa, no está obligado a defenderse, podría arrancar. Pero si se defiende en su casa de una persona que entra con violencia, no se va a la cárcel, porque se defendió. Usted está eximido de responsabilidad penal. Es tan simple como eso. Esa es la legítima defensa que pusimos.
El Gobierno cae en lo absurdo de decir que esto va a generar las guerrillas. Pero por favor, nadie puede generar guerrillas en Chile por dos motivos. Primero porque la Ley de Porte de Armas no lo permite. Segundo, porque la Ley de Asociación Ilícita tampoco lo permite. La Ley de Usurpaciones que aprobamos es explícita en decir que aquel que fuese víctima de una usurpación violenta y se defienda, no se va a la cárcel. Está eximida de responsabilidad penal. En cambio, cuando hay una usurpación pacífica, nosotros no pusimos la legítima defensa, porque tampoco se trata de que alguien llegue y vea a una persona en su parcela y le dispare. No. Es solamente para cuando hay usurpación violenta.
-Pero una usurpación es violenta de por sí. ¿Por qué se hace la diferencia?
-Cuando alguien por ejemplo llega y te amenaza, te agrede físicamente, cuando alguien destruye parte de tu propiedad, es distinto que cuando alguien simplemente se para en tu propiedad. Cuando pasa esto último, lo que tú puedes hacer es llamar a Carabineros, no hay necesidad de que tú te defiendas de una agresión. Simplemente, lo que corresponde es que tú llamas a Carabineros y que los lleven detenidos y es un delito de cárcel. Si por eso le pusimos pena de cárcel, también a la usurpación pacífica o no violenta, porque para nosotros es muy grave igual. No es que estemos minimizándola. Lo que pasa es que el tratamiento, desde el punto de vista de la defensa, es muy distinto. Nosotros no queremos fomentar la violencia y por eso creo que el Gobierno no dice la verdad de lo que es la ley. No queremos fomentar que alguien claramente incite a la violencia. Todo lo contrario. Es solamente en casos en que a ti te agredan y te defiendes, como ocurre hoy día en que alguien entra a tu oficina y tú te defiendes. Si alguien entra a tu casa y tú te defiendes, esas personas están eximidas de responsabilidad penal.
-¿Y la autotutela no aplica acá, senador?
-La autotutela es un invento del Gobierno que debiera pasar por la comisión que quiere hacer Camila Vallejo.
-Si es tan absurdo como usted dice, ¿por qué el Gobierno reaccionó así?
-Es lo mismo que decían con la ley Nain-Retamal. Hay que recordar que la ministra se levantó de la mesa de la Comisión de Seguridad indignada conmigo porque yo estaba avanzando con esa ley. A las 24 horas se subió al acuerdo y dijo que era una muy buena ley. Lo mismo pasó con el robo de madera. El Presidente Boric votó en contra cuando era diputado y hoy día la celebran. Lo mismo pasó con los estados de emergencia. El Presidente Boric intentó destituir al Presidente Piñera utilizando obviamente las herramientas que tiene la Constitución y hoy día pide que no utilicemos esas herramientas. O sea, hay un nivel de contradicciones muy grande en las posturas que ha tenido la izquierda en esta materia y que son bien lamentables. Yo esperaría que el Presidente celebrara esta ley.
-¿Es posible llegar a algún acuerdo legislativo con el actual ambiente político?
-Mire, esta ley tuvo un apoyo muy transversal, incluso con el parlamentario oficialista. Es una buena demostración de que sí se puede avanzar en legislar cosas que son importantes para la gente. Hay que acordarse de que aquí vemos que hay dos izquierdas. Hay una izquierda que es democrática, que cree que hay que construir acuerdos, que cree que la derecha no es un ícono de la maldad. En cambio, hay otra izquierda que es fanática, dogmática, antidemocrática. Son los mismos que dicen que en Cuba y Venezuela hay democracia. No son capaces de distinguir lo que significa una buena política, que es una política donde uno construye acuerdos, de una política que simplemente es de trinchera. Al país le hace mal cuando nos polarizamos.
Los mejores años de Chile fueron los 90, que fueron los de mayor crecimiento económico y de mayor avance. Hoy día vemos cómo desgraciadamente esa forma de hacer política de acuerdos se ha ido desintegrando. Y lo peor de todo es que esto es un círculo vicioso, porque partió en el gobierno de Piñera, que ya sabemos cómo se comportaron en medio del estallido delictual que hubo, donde celebraban "el que baila, pasa", donde en el fondo había algunos que querían que el gobierno de Piñera cayera y, por lo mismo, se alegraban con este tipo de crisis social. Y había otros, que por suerte fuimos la mayoría, que entendían que había que buscar un mejor acuerdo. De alguna manera hay una falta de mirada de unidad nacional. Patricio Aylwin logró algo bien importante en un momento muy difícil y creo que el Presidente Boric no estaba a la altura de Aylwin. Lo que divide es la apología que le hace a un expresidente del Partido Comunista que no fue capaz ni siquiera en los últimos días de reconocer que en Venezuela y en Cuba hay dictaduras. O sea, que no es capaz de distinguir entre una democracia y una dictadura. Lo que divide es que trate como trató a una persona que se quitó la vida. Lo que divide es que en vez de sumar a todos los chilenos a mirar el futuro y dejar atrás nuestras diferencias, trate de utilizar comunicacionalmente un momento doloroso del país. Entonces, son formas de hacer política que, bueno, cada uno elige como lo hace. Es la historia en la que juzgan los presidentes con una mirada más larga.
-¿Es partidario de que se debe seguir hablando de lo que ocurrió el 73 o preferiría dar vuelta la página?
-Siempre se tiene que hablar de nuestra historia. Lo que no puede ocurrir es que se utilice esa historia para seguir dividiendo. O sea, la historia no puede servirte para unir o no te puede servir para dividir. Tú eliges cuál es el camino que tomas.
-¿Qué significa para usted el 11 de septiembre?
-Yo creo que el fracaso de la democracia. De hecho, creo que una de las cosas que uno lee un poco de la historia, yo ni siquiera había nacido en esa época, yo nací en el 77, pero uno lee un poco de la historia, es justamente el fracaso del diálogo, el maximalismo de la política. Creo que había muchos que creían que el mismo Salvador Allende era un ingenuo y querían aplicar la otra ruta de Cuba, parte de los que gobernaban con él. Claramente eso hizo que la crisis se fuera profundizando y finalmente se generó el problema de los escenarios en que se termina quebrando la democracia, se termina terminando el diálogo, y se termina entrando en un periodo donde hay mucho dolor, mucha división, y eso nos costó mucho tiempo como sociedad recuperarlo. Por lo mismo, hay que seguir el ejemplo de aquellos que entendieron que ese tipo de periodo, esa forma de hacer política, que claramente partió mucho antes del 11 de septiembre, es algo que no podemos repetir.
-Y en ese contexto, ¿por qué no firmar la propuesta del Presidente de un "nunca más"?
-Básicamente porque vemos un oportunismo en él. Vemos que en el fondo es una estrategia oportunista más que una consecuencia. Hay que recordar que el mismo Gabriel Boric por muchos años defendió a Venezuela, defendió a Chávez, y se ha visto a una persona con muy poca consistencia. Entonces, la credibilidad del Presidente está muy mermada. Las vueltas que se ha dado en muchas materias, incluyendo los derechos humanos, han sido brutales.
-¿Pero de cara a la ciudadanía no habría sido un gesto positivo de la oposición?
-Cuando el que lo hace es un oportunista, es difícil que sea positivo. Ahora, por supuesto que estoy de acuerdo que no puede haber salidas violentas a las crisis. De hecho, creo que la dictadura es dictadura y las violaciones de los derechos humanos no solamente son reales, sino que horrorosas, pero de ahí a ver a una persona que ha tenido este comportamiento tan inconsistente en la defensa de esa democracia, y que trata de aprovecharse oportunistamente de ese momento doloroso, creo que hizo muy bien la oposición de no prestarse para ese juego. -