"Regresar el festival a marzo es algo que estamos evaluando"
En su segundo año al frente de REC, la también actriz reflexionó sobre cómo ha sido el trabajo y lo que se proyecta para lo que serán sus 10 años.
El pasado martes autoridades y diversas personalidades de la escena musical se dieron cita en la Sala de Cámara del Teatro Biobío (TBB) para conocer los nombres del Festival REC 2023.
De la mano de artistas como Juanes, Café Tacvba, Candlebox, Francisca Valenzuela, Christina y Los Subterráneos, Pánico, Nicole, Mantarraya, Abducción, Ineino, Antipatriarka o Mazapán, el evento vivirá su octava edición los días 28 y 29 de octubre próximo.
Será la segunda ocasión en que la producción corra por cuenta del TBB. Profundizando en nombres que remarcan su transversalidad de estilos y edades, el encuentro ya está posicionado como una cita familiar.
"Creo que, de alguna manera, si piensas en el espíritu del REC como un evento gratuito, es una oportunidad para ir en familia. Justamente. Para ir en grupo, con personas de diversas edades, para encontrarse con amigos y cuando es así, no a todos nos gusta lo mismo", señala la directora ejecutiva del Teatro, Francisca Peró,
De ahí, acota, uno tiene que "pensar, cuando habla de los públicos o personas, en diferentes edades y gustos musicales. Desde ahí nace esta parrilla que busca respetar un espíritu vertebral que tenga todavía esa línea rockera, pero es más que eso. En eso se traduce este espíritu familiar".
Y es que incluso pasando de ser Rock en Conce a sólo REC, el evento -año a año- ha mantenido su espíritu rockero, especialmente en la oferta de nombres locales, al mismo tiempo se abre a otros estilos. Así deja a todos contentos, más allá de las críticas puntuales.
Serán seis proyectos internacionales, 19 nacionales, 17 locales, tres infantiles, dos presentaciones en el TBB y Red Bull Batalla, las que darán vida a la cita. Totalizando un 41% de presencia femenina, en un trabajo de selección que se extiende casi desde el final de la edición del año pasado.
Cambios y anhelos
Desde sus inicios en 2015, el evento se caracterizó por marcar el final de las vacaciones, realizándose en marzo. Algo que podría volver desde el próximo año.
- Da la impresión que el festival pierde potencia en los nombres anglos y el gobernador hablaba de un cambio de fecha, para optar a una mayor oferta de artistas, ¿es una opción real?
- Sí, lo estamos evaluando. Siempre el desafío en general que pasa en Chile, no sólo en la música, porque también nos pasa con temas de artes escénicas, es que geográficamente estamos alejados. Es difícil lograr que un artista sume a otro país sudamericano si está en la zona y más aún si es que no es la capital. Efectivamente, funciona mejor si estamos en la fecha de otros festivales eso ayuda a la presencia de artistas que vienen de más lejos.
- Eso significa, idealmente, devolverlo a marzo…
- Es la idea, pero no es el único factor que tiene que ver con eso. Los artistas cada vez se programan con más anticipación y son más competitivas las ofertas. Lo más relevante es estar en el momento oportuno, sumándose, ya que esto nunca se negocia solo. Que sea en marzo es una situación que debemos analizar muy pronto, pues estamos bien encima. Es algo que estamos evaluando.
- Este es el segundo año que hacen el festival como TBB. Evaluando eso y lo que llevan hasta la fecha, ¿cómo ha sido para ustedes liderar un evento así?
- Es bien inverosímil todavía. Vamos viendo el trabajo del festival por partes, porque podría ser muy abrumador. Trabajamos con un equipo que se enriquece con la experiencia de profesionales que ya han hecho el festival. Contamos con Manuel Lagos, que es un súper buen profesional, ha hecho el festival y es uno de los creadores de esta idea. Vamos viendo todo muy paso a paso, porque es muy grande y, además, tenemos un teatro muy activo. Estamos comprometidos con lo que es este evento para la región y el país, como teatro siempre tuvimos el sueño de participar en REC, pero nunca imaginamos producirlo.
- En 2025, el evento cumplirá una década, ¿cómo lo proyecta hacia sus 10 años?
- Me gustaría mucho para esa versión, tener una ciudad 2.0. Creo que el festival tendría que tener una línea del tren socavada en esa zona, el centro unido al teatro, las ciclovías completas desde el borde del río al Parque Ecuador. Que la ciudad tuviera esa experiencia y relación con el río Biobío, que se completa con el edificio del teatro. Eso sería una súper buena décima versión, más allá del lineup que podría ser súper vibrante y genial. La ciudad podría pegarse ese salto urbanístico.
- ¿La gratuidad del festival es algo intransable?
- Me parece que, para este festival, sí. Para otras instancias culturales, no. Es importante que se haga esa pregunta, porque los artistas son trabajadores. A veces el hecho de que existan actividades gratuitas hace que las personas olviden el valor de aquello y creer que las artes deben ser siempre de acceso gratuita. Este festival es una oportunidad descentralizadora, muy ciudadana y eso debe ver con la parrilla que programamos. Es una política pública.