Nueva alerta para la planificación rural
Por segunda vez en menos de dos meses, dos intensos sistemas frontales que afectaron la zona centro sur, de forma consecutiva, volvieron a generar alarma en la Región del Biobío y en alrededor de cuatro días la gran cantidad de precipitaciones trajo el aumento en el caudal de ríos y caudales, provocando desbordes y con ello una serie de efectos en los habitantes de distintas comunas.
Esta nueva emergencia se produce cuando todavía está presente lo sucedido en junio pasado, ya que una buena parte de quienes resultaron damnificados en esa oportunidad volvieron a sufrir las consecuencias de las precipitaciones, pero también ,una vez, de la ausencia de planificación en las zonas rurales.
De forma reiterada fueron dadas a conocer imágenes de comunas como Antuco, Santa Juana, Concepción, Hualqui, Laja y Cabrero, entre otras, donde el caudal de los ríos superó largamente su cauce y salió, inundando viviendas, escuelas, caminos y socavando puentes. Esto, sin contar el daño también a las actividades productivas, como las zonas agrícolas que quedaron bajo el agua sin posibilidad de hacer nada más que esperar a que el anegamiento comenzara a ceder.
En junio la situación no fue muy distinta. Al menos seis días puso a las distintas comunas en situaciones de alto riesgo y dejó, tras su paso, complejas consecuencias en términos de personas damnificadas, así como también daño a distintos rubros productivos y, mayormente, a infraestructura vial.
Es importante recordar que los organismos encargados de hacer seguimiento a este tipo de temáticas se habían dado las alertas correspondientes. En el caso de la Dirección Meteorológica de Chile, desde el 5 de junio está disponible un informe de Pronóstico Estacional para el trimestre junio-julio-agosto, donde se detallan las proyecciones para estos meses de invierno bajo la influencia del fenómeno de El Niño, en el que el tema central corresponde a un aumento de las precipitaciones, que califica de "más cercanas a lo normal", considerando la sequía y falta de lluvias de los últimos años.
Por otra lado, desde el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres, Senapred, demostró también que avanza en el sentido correcto, dando las alertas correspondientes según el pronóstico meteorológico que se fue confirmando en la medida del paso de los días. Se cumplió con el monitoreo constante, que tiene relación directa con los objetivos del nuevo servicio como son planificar, coordinar y supervisar las tareas necesarias para advertir la ocurrencia de ciertos fenómenos y así evitar riesgo a la población. Prueba de ello es la temprana alerta preventiva dada a conocer por el evento meteorológico que afectó la zona y que, con el paso de las horas, llevó a que hace seis días toda la Región fuera decretada en alerta roja.
Una vez más, cabe preguntarse por qué si los organismos a cargo de la prevención de desastres son operativos y cumplen con su labor, entonces cuál es la razón de que los efectos fueran tan rápidos e implacables, en especial en las zonas rurales del Biobío. Para ello es fundamental compartir algunas de las reflexiones que se han realizado en los últimos días y que responden a quienes forman parte de la toma de decisiones, como son las autoridades, y a quienes estudian estos fenómenos, como es el caso de académicos e investigadores.
Se estima que estamos enfrentando un invierno de precipitaciones cortas, pero intensa y copiosas, que en términos de caudal de los ríos ha generado el mayor efecto de los últimos 30 años. Esto, por lo efectos de la crisis climática y la presencia del fenómeno de El Niño tiene una base irrebatible, pero que requiere, además, agregar el elemento de la planificación territorial, que sigue estando al debe en las zonas rurales .
La falta de planificación territorial se está convirtiendo en un factor clave para enfrentar las emergencias meteorológicas en la Provincia de Biobío, donde gran parte de las 14 comunas que la integran está sufriendo efectos devastadores y reiterados en viviendas, terrenos, cultivos o negocios. El caso de Saltos del Laja,que fue ampliamente difundido a nivel nacional, es uno de los emblemáticos en torno a permitir actividades en áreas inundables y que no cuenta con ningún tipo infraestructura preventiva o planes de evacuación.
Los instrumentos de planificación parecen no ser aplicados fuera del área urbana, pese a que los riesgos están a la vista y muchas veces son reconocidos por los mismos habitantes de esos sectores. Las zonas rurales del Biobío requieren con urgencia realizar procesos de adaptación de su infraestructura, monitoreos y formas de entrega de la información a sus habitantes para evitar que haya construcciones en zonas eventualmente peligrosas y riesgos que pudieron ser evitados, que sólo provocan daño a la calidad de vida de los habitantes de esas zonas.
La falta de planificación territorial se está convirtiendo en un factor clave para enfrentar las emergencias meteorológicas en la Provincia de Biobío, donde gran parte de las 14 comunas que la integran está sufriendo efectos devastadores y reiterados en viviendas, terrenos, cultivos o negocios.