Búsqueda de apoyo para Coaniquem
A pesar de que suma 44 años de existencia, sólo el año pasado la Corporación de Ayuda al Niño Quemado, Coaniquem, abrió por primera vez un centro en la Región del Biobío, específicamente en la comuna de San Pedro de la Paz, abarcando dentro de su jurisdicción la posibilidad de atender pacientes no sólo a nivel regional, sino también de las regiones vecinas como Ñuble y Maule.
La institución es una corporación privada sin fines de lucro, cuyo objetivo es rehabilitar de manera gratuita a pacientes con quemaduras y otras cicatrices, desde niños a adolescentes, así como también promover la prevención de accidentes por quemaduras.
Según las estadísticas, estas lesiones son un problema relevante de salud pública en Chile, ya que las estimaciones indican que más de 80.000 niños se queman cada en forma anual. Se trata de una experiencia dolorosa y que deja cicatrices que estarán presentes toda su vida, no sólo en lo físico, sino también en lo sicológico.
Por ello, si bien la entidad apunta a prevenir, capacitar e investigar en lo referente a estas patologías, también busca la rehabilitación integral de los niños y adolescentes, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de quienes reciben atención en un amplio sentido.
Según lo informado por la dirección del primer centro regional y cuarto en el país, la gran actividad que han desplegado indica que era necesario contar con este tipo de atención de manera local. Hasta el pasado mes de julio sumaban 243 pacientes, de los cuales el 40% tiene relación con el tratamiento de cicatrices no causadas por quemaduras -como mordeduras de perro o de araña-, mientras que el 60% son afectados por quemaduras.
Las prestaciones otorgadas por Coaniquem se asocian a la atención de pacientes en etapa aguda que requieran una curación, pero igualmente a pacientes que estén en proceso de rehabilitación de una secuela de una cicatriz. La ayuda no sólo es entregada al paciente, otro rol importante es el de los padres y familiares, por ello se acompaña con profesionales psicosociales.
Los especialistas indican que un niño con una cicatriz que daña su calidad de vida también sufre efectos en su salud mental y en el grupo familiar. Hay casos en que no quieren ir al colegio porque son víctimas de bullying, no quieren mostrar su cicatriz y rechazan ir a realizar actividades al aire libre, como una piscina, o deportivas porque tienen problemas de movilidad.
Además de psicólogo y asistente social, los profesionales involucrados en la atención, integral e interdisciplinaria, son del área de la enfermería, la cirugía pediátrica, fisiatría, terapia ocupacional, kinesiología, confección de prendas compresivas.
Cuando está cercano a cumplir un año de actividad, el centro de Coaniquem demuestra ser un aporte para la zona, pero todavía tiene desafíos por cumplir. Dentro de las metas próximas del equipo regional está avanzar en sus capacidades y en el alcalde de sus atenciones, considerando que en promedio sus pacientes pasan mínimo cuatro años en rehabilitación.
De hecho, esperan terminar el primer año de actividad con alrededor de 500 niños atendidos y el segundo llegar a 1.500, además de concretar la posibilidad de contar con un recinto propio, ya que actualmente arriendan.
Los principales ingresos de Coaniquem provienen de sus socios y de donaciones, pero también cuentan con tiendas solidarias y el reciclaje de vidrios. Sin embargo, requieren también del apoyo de empresas y privados, que puedan ayudarles a ampliar la cobertura de atención actual, que es gratuita y especializada. Se trata de una institución que realiza un aporte real a la sociedad y que, además, se hace cargo de un tipo de rehabilitación que es especialmente compleja y que puede cambiar la forma en que un niño proyecte su futuro y su vida de adulto.
Cuando está cercano a cumplir un año de actividad, el centro de Coaniquem demuestra ser un aporte para la zona, pero todavía tiene desafíos por cumplir.