La Gaviota Podcast ahonda en los dolores familiares con "Yo Duelo"
La obra, parte del Ciclo de Memoria del teatro, es un relato onírico de autoficción donde una actriz/bombera usa el teatro para honrar a sus muertos.
El 18 de septiembre de 1973, cuando el país aún estaba convulsionado por la llegada al poder de la Junta Militar -a través de un Golpe de Estado siete días antes- un piquete de Carabineros dio muerte a 19 civiles.
El episodio, conocido como la Masacre de Laja-San Rosendo, fue una escalofriante colusión de policías, empresa privada, justicia y gobierno para cometer y encubrir crímenes de lesa humanidad. Uno de esos civiles era Wilson.
Casi 50 años más tarde, su nieta -la actriz Patricia Cabrera- quiso ahondar en esta historia y dar vida, junto a Óscar Oviedo, a la obra "Yo Duelo".
Con 60 minutos de duración, el montaje se presentará el 10 y 11 de agosto -a las 20 horas- en la Sala de Cámara del Teatro Biobío. Con valores de $6 mil general y $4 mil 500 tercera edad y estudiantes, las entradas están disponibles en ticketplus.cl.
"Yo venía escribiendo este texto hace tiempo y trabajé la idea en una residencia de dramaturgia del TBB en 2022 con los argentinos Andrés Gallina y Santiago Loza. Después, en el proceso de creación estuvimos en Nau Ivanow en Barcelona a inicios de año, tuvimos la última residencia creativa en Espacio Checoslovaquia y estrenamos a mediados de julio en Teatro Mori", detalló la actriz.
Historia familiar
Siendo una coproducción entre el Teatro Biobío y Espacio Checoslovaquia de Santiago, la obra es una autoficción biográfica que conecta un dolor físico con la historia del abuelo de Cabrera.
De acuerdo a la intérprete, "es una de las víctimas de la Masacre de Laja-San Rosendo. Hace tiempo venía con la idea de hacer un trabajo, una especie de ofrenda u homenaje, y resultó que llegué a través de un dolor físico que yo tenía que fui conectando con su historia".
"Coincidía con las partes que dolían y ahí se fue abriendo el tema de dolores, del duelo y de cuando nos duele esta historia que vivimos. Somos aún víctimas y secuelas de lo que pasó", agregó.
Toda esta historia se enmarca en la ficción de una bombera que sufre este dolor, que se conecta con el tema de la papelera de Laja -donde trabajaban muchas de las víctimas- y se abre, a partir de ahí, lo teatral, ya que es una bombera/actriz.
"Es bien onírico, rompe el espacio tiempo. Hay un viaje al pasado de poder traerlo al presente y dialogar. Doler libremente", señaló.
Con la dirección de la propia Cabrera y Oviedo, a ellos se suma Loreto Urrutia en el elenco, quien también hace el diseño integral de la obra. Completa el equipo Caro Reyes, quien se encarga de la producción.
-¿Cómo fue para ti -en lo personal- construir esta historia a partir de cosas que leíste o que te contaron?
-La particularidad de esta historia es que, de Wilson, que es mi abuelo, no hay registros. Yo no sé cómo es. No hay fotos. Entonces, comencé una investigación con mi propia familia de preguntarles a los que quedan vivimos, ya que mi abuela y mis tíos murieron. Tratar de sacarles la información que tengo. Sé que hace poco se hizo la obra de Isidora Aguirre, "El Retablo de Yumbel", y ahí hay una mirada a la masacre. Afuera de la función había fotos y de Wilson no aparecía nada. Desde ese lugar, es un desafío darle un cuerpo o imagen a Wilson.
El doler
La obra, para Cabrera, es también un ejercicio de recordar y de permitirse no sanar aún, tanto como individuo y sociedad. "Sobre todo en estas fechas, donde pareciera que está prohibido recordar o como que gente se siente con el derecho de ponerle una fecha de cierre al dolor o al duelo", comentó.
A 50 años del Golpe de Estado que inició los 17 años de dictadura, con miles de personas muertas y desaparecidas, el montaje sirve como una experiencia de memoria y actualidad.
"Este texto viene en proceso de hace tiempo y ahora la particularidad es que hay un hecho histórico que todos conocemos, que hemos leído, que es macro e involucra a todo un país. Ahí entra el cómo duele quizás aún en tu familia, en tus hijos, nietas. Cómo sigue esto, cómo se transforma y no es solamente el hecho macro, sino que en el interior de tu casa, pieza o cerebro aún hay algo clamando, no sé si justicia -porque ya es como injusto- pero que está vivo", señaló.
Llegando desde un proceso personal de mucho dolor físico, en medio de la pandemia, se generó una conexión entre ambos temas y se dio vida a la obra.
A partir de dolores y nombres de hueso, la actriz recordó que esas denominaciones las había leído en el acta de defunción de su abuelo Wilson. Ahí entra el teatro, la ficción, el fuego, el bosque y el dolor.