"La captación de nuevo talento es una labor que debe ser permanente
La mente tras el tricampeonato logrado en la Liga Nacional y el renacer cestero a nivel regional, aborda a través de su carrera lecciones sobre la gestión deportiva y la búsqueda de talento local.
Todos los caminos de Cipriano Núñez Sepúlveda terminan conduciendo a la Región del Biobío y a la Universidad de Concepción. A lo largo de sus cuatro décadas como jugador y entrenador de básquetbol, sus idas y vueltas a la Casa del Deporte siempre fueron exitosas.
La última en 2019, le ha dado un lugar especial en la historia del básquetbol universitario: el sábado pasado, el plantel se coronó tricampeón de la Liga Nacional, alcanzó su séptimo título nacional, y por primera vez fue campeón en casa.
En charla con Diario EL SUR, Núñez abordó su estrecho lazo con la casa de estudios, el deporte universitario y a través de ello, sus reflexiones en torno a los desafíos del deporte regional, desde su mirada como formador, pero también como deportista que antes del básquetbol, se desarrolló en disciplinas como la natación y el waterpolo.
Además, reconoce que el fuego sagrado de lograr nuevos objetivos sigue latente: "Hay que conformar la plantilla para la próxima temporada, pero no dejamos de pensar en lo que te motiva. Hay que buscar, y yo tengo esa motivación; quiero que el plantel que quede tenga hambre por ir a un tetracampeonato. Si lo logramos, maravilloso y si no, dejaremos todo en la cancha".
En el lugar justo
Fue en 1983, en los albores de la Dimayor, cuando Núñez dejó CD Thomas Bata para arribar a la UdeC, "como parte de un intercambio para estudiar ingeniería comercial", en un periplo que lo tuvo jugando cuatro años en la UdeC, luego pasó por Naval y Temuco, para luego regresar en 1993.
"En la primera temporada perdimos la final, y al año siguiente la ganamos. Fue el primer título de liga de la UdeC y ahí terminó mi carrera, entre otras cosas por las lesiones. Pero ya visualizaba un camino como entrenador, tenía la influencia de mi hermano Carlos que también era entrenador. Todo el tiempo hablábamos de táctica y técnica; pero también yo venía mentalizado, era muy ordenado en el juego, y respetaba los esquemas que ocupaban los entrenadores", recuerda, para luego contar que al pensar en su formación, surgió de golpe la oportunidad de dirigir a la UdeC.
Primero, con la salida de Luis Pérez en medio de la Liga Sudamericana en el 95' donde debutó con una victoria ante Panteras de Miranda de Venezuela, y luego cuando Fernando Capitanelli en el 97' deja el cargo a mitad de temporada: "Tomé el equipo a mitad de tabla, crecimos mucho. Pero jugamos una serie en semifinales contra Petrox, y por un contraataque quedamos fuera".
Tras ese, y con la necesidad de formarse en el extranjero, comienza un periplo por España, donde conoce otra realidad -visitando clubes como el Estudiantes de Madrid o el Real Madrid-, con el compromiso de palabra de volver a hacerse cargo de la UdeC. "Allá había cuatro o cinco equipos por cada división, en femenino y masculino. La categoría Querubin (4-5 años) tenía 60 chicos, imagínate", dice.
-¿Eso no existe en nuestro país?
-No, no existe. Allí, usted tiene seis o siete equipos desde los 6 a los 18 años, femenino y masculino. En Argentina o Brasil hay algunos equipos, pero aquí eso no existe.
Viajes al viejo continente, donde dice haber tenido "su primera visión del verdadero básquetbol", y donde comienza a cimentar su camino como uno de los técnicos más exitosos del país, con los títulos del 97' y 98'. Tras ello, vino un recambio de jugadores que lo hizo alejarse de las finales y ajustes administrativos que finalmente lo llevaron a dejar la UdeC en 2006.
-¿Qué ocurrió allí?
-Asumen nuevos dirigentes, comienzo trabajando con ellos y se perfila algo distinto del punto de vista organizacional, que no comparto en muchas cosas. Imponen ciertas situaciones que no las veo bien, porque siempre me relacioné con un tipo de criterio en el manejo del deporte en la universidad. Perdí protagonismo en la toma de decisiones y discutíamos sobre cómo conformar el plantel.
Pero también, identifica otro problema relacionado con la captación de jugadores: "Se buscó profesionalizar el tema, se trajeron jugadores con buenos sueldos y se dieron las condiciones, pero no ganaron. La labor mía, antes de irme, fue buscar talento en la zona porque quise ampliar mi campo de acción; trabajamos con otros entrenadores buscando talento, y así incorporamos a jóvenes como Vásquez, Osses o Villagrán".
"Los íbamos a buscar a los colegios, de uniforme llegaban a entrenar aquí, y lo que no me hace gracia es eso: después de irme, los técnicos que vinieron utilizaron a estos chicos, pero no siguieron con un trabajo que es clave para el deporte, como la captación de nuevo talento", añade.
-¿Qué tan clave es la formación y captación de nuevo talento para el deporte competitivo?
-Siempre debes estar nutriendo. La captación de jugadores buenos también bajó, y eso impactó, porque es respetable apostar por jugadores profesionales, pero siempre propuse que eso se hiciera de a poco, sin dejar de buscar y traer jugadores, a los que les diéramos las condiciones para jugar y estudiar al mismo tiempo.
Salvar y reencantar
Luego de una vuelta por el mundo cestero y al terminar su periplo por Tinguirica San Fernando en 2018, el presente de Cipriano Núñez estaba en el básquetbol formativo en el club Tomás Lawrence -"fue una hermosa experiencia, ganamos todo lo que jugamos"- y una inesperada llamada en medio de un viaje entre Tacna y Arica a mediados de 2019, cambió todo.
"Cuando atravieso la frontera en el auto que hace el recorrido y el celular vuelve a tener señal, veo que tengo varias llamadas del mismo número. De hecho, ahí mismo entra una llamada, me hablan y me dicen "hola, Cipriano, ¿cómo estás?", rememora.
Al otro lado del teléfono, el rector Carlos Saavedra lo convoca a reunirse para pensar un plan para el básquetbol universitario. Tras la cita un par de días después y con las condiciones sobre la mesa -debió reducir la planilla un 30%- el entrenador cimentó un nuevo regreso a la que siempre fue su casa.
"El ánimo acá era malo, de frentón; encontré con un equipo que estaba por estar y bastante decaído. Dejé jóvenes que son más fáciles de moldear, con aspiraciones y otros que estuvieran un poco dolidos", cuenta, recordando que junto con traer nombres emblemáticos como Lauler, Carrasco, Marechal o Arteaga, Silva que se quedó y también apostó por la sangre joven.
"Ganamos la Libcentro en 2019, el primer torneo que jugamos. Ese fue el comienzo, después comenzamos a moldear jugadores, buscamos otros elementos como Sáez, Rivera o Domínguez", dice.
-¿Sintió antes de su llegada que hubo un destrato hacia el jugador?
-Así es. Y a nivel dirigencial, las personas deben conocer el deporte o mínimo ser buenos administradores en la toma de decisiones. El jugador es muy sensible, un jugador bien motivado es uno distinto a uno desmotivado. Se juega a base de sensaciones, que tan capaz estás de entregar lo mejor de ti, se merece que dé lo mejor de mí.
En ese punto, agrega que "me dieron todas las herramientas para que construya esto: aquí había que recuperar todo, al jugador, el nivel de juego, conquistar al público y hacerle sentir a la comunidad universitaria que este equipo iba a entregar todo. Había que hacerles sentir que era suyo el equipo".
"Yo soy bueno en eso, porque continuamente al jugador le hago sentir el peso de la Casa del Deporte, donde estamos, y cuál es nuestro arraigo. Lo que vivimos nosotros, lo que nos costó llegar a tener un club que nos entregue los medios adecuados para trabajar", añade Núñez, junto con señalar que "el jugador debe sentirse comprometido, por quienes somos en la Región y la importancia de la universidad en el país. En eso soy experto, cuando pasa algo, sé cómo llegar al jugador".
Por ello, mira con expectativa los desafíos para el futuro, dice que tiene sueños como apostar por la formación desde los más jóvenes y competir más allá en el arena internacional, donde este año alcanzaron históricos cuartos de final.
"Alcanzaron un nivel tremendo, se pararon de igual a igual ante los brasileños o argentinos, y pudimos igualar el nivel. Para ello se necesitan recursos, y quizás nos quedemos sin competir en la Champions League por el tema económico", cierra.