"Me quiero morir cuando no pueda escribir"
La penquista ha tenido una gran temporada presentando obras en Valparaíso, Concepción y Santiago. En la capital, precisamente, presenta la trilogía final de Rodrigo Pérez, una que quiere traer a su tierra natal.
La mente de Leyla Selman (46) va a mil por hora. Y es que la dramaturga y actriz hace de la sinceridad máxima y la rudeza consigo misma sus mejores formas de expresarse.
De hablar serio, pero -al mismo tiempo- de sonrisa fácil, sus reflexiones son profundas y al mismo tiempo jocosas. Su relato es como una elocuente tragedia griega, de dulce y agraz.
Sobre sus inicios en el teatro, la también directora recuerda, entre risas, que "me demoré harto en encontrar lugar para desarrollarme. Estuve estudiando ingeniería en la Universidad de Concepción, un episodio curioso, por decirlo de forma elegante. Después estudié derecho y en paralelo a eso, estaba con Paola Aste en el mundo de la danza y me iba a ir a estudiar eso a Santiago".
"Resulta que no averigüe bien y el puntaje me alcanzaba solo para la mitad de la beca que daban en el Centro de Danza Espiral en ese tiempo. Siempre he sido súper pobre y allá no tenía nada tampoco como para que me dieran un apoyo. De pronto me llega algo a la mano, donde contaban de la carrera de teatro en el Instituto Barros Arana y estudié. Dentro de la carrera empecé a escribir", comenta.
Siendo una excelsa escritora, sus primeros acercamientos a las letras fueron pequeña. En la época de estudios, los ejercicios eran escribir escenas para sus compañeros. Esto último es algo que Selman califica de "entretenido y fascinante".
De su excelencia creativa, quizás, uno de los mejores ejemplos es "Amador Ausente", obra a la que da origen en 2003 y que se estrena en Santiago en noviembre de ese mismo año. Este trabajo le valió, también ese año, el Premio Nacional de Dramaturgia.
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A 20 años de esa primera gran obra y luego de presentar o estas cercana a tener temporadas de obras en Valparaíso, Concepción y Santiago, resulta especialmente interesante lo acontecido en la capital, ya que Selman ha estado con "Rómpeme", "Edipo stad up tragedy" y "Hablan".
Estas dos últimas bajo la dirección de Rodrigo Pérez, son parte de la trilogía final con que Teatro La Provincia celebra 30 años de trayectoria en Teatro La Memoria.
"Ha sido hermoso. Siento que mi trabajo ha sido mucho mejor recibido en la capital que en este lugar. Es una sensación mía, que probablemente es injusta. Decir eso es complejo, yo soy un ser humano muy impopular y muy complejo. Lo de Santiago ha sido increíble porque he tenido la suerte de cruzarme con Rodrigo, que es un verdadero genio. Me conmueve y es como si me hubiera ganado un premio", señala sobre el actor y director con quien lleva más de 10 años trabajando.
Para noviembre está programado el estreno de "Los ojos de Lena", la última parte de la trilogía que la dramaturga escribió para Pérez. Sin embargo, hay una situación que -de acuerdo a la actriz- la apena y es que las obras no llegaron a su natal Concepción.
"Primera vez que me da pena que las obras no estén acá, porque no puedo comentarlas. Queríamos que se estrenarán acá, pero no hubo agua en la piscina de ningún teatro para que se hiciera realidad. Son cosas que pasan", comenta entre risas, el deseo -asegura- es estrenarla acá.
-¿En qué se diferencia esa persona que escribía hace 20 años atrás y la que lo hace hoy?
-Es una pregunta difícil. Siempre ocurre que uno trata de responder con coherencia y sentido, cosas que en realidad son (…) Uno inventa las respuestas. Apelando a la honestidad intelectual, no sabría decirlo, porque cada día tiene su afán. Ha pasado mucho en estos 20 años, pasó mi hijo y los 18 años que tiene, han sido muy transformadores en mi vida, más un par de cosas. Lo que escribo hoy puede que sea mejor o no. Hablo siempre del abandono, en ese tiempo y hoy, persiste esa pulsión. Abandono social, en la familia, es súper amplio.
-¿En qué momentos logras encontrar espacios para echar a andar tu cabeza?
-Pienso que uno está escribiendo antes de escribir, pienso que uno escribe y resolviendo caminando o en la micro, todo el rato. Después uno se sienta y baja todo eso que ya está, de alguna manera escrito. Eso es hoy, en 10 años quizás te de otra respuesta. Soy caótica, no respondo a una forma única. Voy a exagerar, pero imaginas que estás en medio de la guerra y si te fijas, siempre hay alguien que tipea, así siento que lo he llevado. Siempre estoy aprendiendo a escribir.
-¿Cómo te sientes cuando se reconoce tu trabajo, te sientes cómoda con los premios?
-Para mí escribir no es algo aparte de mí, es natural, orgánico. Es como si yo fuera eso, es algo muy mío. Cuando chica pensaba que a los 20 años iba a escribir una novela y wow. Me demoré un par de años más en que eso pasara, en pequeñito. Me parece tonto mentir, siempre sentí que mi destino es que reconocieran mi escritura. Me gusta el reconocimiento, mientras tenga coherencia con lo que hago. Tengo un nivel de crítica sobre mí muy alto, creo que aún no aprendo a escribir. Los premios y el currículum son importantes para personas como yo que no tienen "apellido" y -por lo tanto- amigos con apellidos, los premios para las personas de segunda clase, son fundamentales. Me gustan, pero entiendo cuando no los tengo.
-¿Qué te gustaría hacer, qué te queda pendiente?
-Me gusta escribir. Aprendí muy pequeña que uno no tiene el control, pero soy controladora, no es que controle a nadie. Pero tengo el ímpeto de controlar todo, que todo ande bien. Cuando descubro la escritura como un espacio donde tengo el control total, no te imaginas lo que eso es para mí. Soy dios, yo mato, suicido, enamoro a la gente, hago lo que quiero. Eso me da una paz que no tiene precio. Es un tesoro, lo mejor de lo mejor. Quiero seguir haciendo lo que hago, pero mejor. Siempre he soñado con escribir novelas, pero no le pego mucho. Me quiero morir cuando no pueda escribir. Mi sueño es escribir sagas como Harry Potter o El Señor de los Anillos. Me gusta todo, me encantaría poder ver en el cine algo de lo que escribo.