Por Sebastián Grant Del Río

Carlos Inostroza, arquitecto y experto en el trabajo y la recuperación patrimonial, se muestra optimista frente a la posibilidad, "cada vez más cerca", dice; de ver funcionando el Teatro del Liceo Enrique Molina, tal como fue conocido desde los años 50, y bautizado como Auditorio del Liceo de Hombres de Concepción desde su construcción entre 1929 y 1935.

De hecho, el director de la consultora EstudioCero, Arquitectura y Patrimonio, cuenta que hasta 1969 la sala principal funcionaba, siendo la de ese año la última generación de licenciados del establecimiento inaugurado en 1823.

"Incluso, durante dos o tres años más se hicieron ahí las clases de piano", agrega respecto al espacio que, luego de 1973, quedó en el abandono. De ahí vino la campaña levantada por ex alumnos, en enero de ese año, para su recuperación.

Contra todo el deterioro del tiempo y los 50 años que han pasado, el teatro tiene todo a su favor -la infraestructura- para su puesta al día.

Los trámites realizados indican que el municipio de Concepción, dueño (mandante) del proyecto, ingresó el año pasado al Gobierno Regional la propuesta completa aprobada por el Consejo de Monumentos y la Dirección de Obras Municipal.

"Pero a veces esto implica más trámites, desde la aprobación en el Ministerio de Desarrollo Social, para luego el financiamiento por parte del Gore (bordea los 12 millones de dólares). Pero no son procesos rápidos o muy expeditos, o sea, pasa una etapa y vienen tres más, para decirlo de manera fácil. Hay que esperar y tener paciencia", indica el arquitecto de 49 años, quien hace 14 lidera este cometido en EstudioCero.

- Pero ¿cuánta paciencia crees?

- Como equipo de trabajo hemos llegado a desarrollar más de 50 proyectos patrimoniales por todo Chile y hoy es prácticamente imposible trabajar en el área. Esto pasa -básicamente-, porque la tramitación de proyectos patrimoniales no tiene plazos definidos y es de excesiva demora para aprobarlos finalmente.

- Desde tu vuelta de España -su tesis de postgrado versó sobre la recuperación del Teatro del Liceo- han pasado 20 años viendo el lugar, pero sin funcionar.

- Es algo terrible, es como un paciente que está en la UCI y ves que pasan los años y su condición de abandono refleja el poco interés de la sociedad en temas culturales. Mucho discursos, pero de ahí al hecho (…) Nuestros edificios se caen y abandonan (situación que ocurre en todo el país)

- ¿Sientes real interés por el patrimonio, pensando que en este caso han pasado dos décadas?

- A nivel nacional hay discursos, palabras, pero no acciones. Se nos viene el Día del Patrimonio y no hay listas de recuperaciones patrimoniales del último año. ¿Cuál es la cuenta pública del patrimonio en Chile? Me pregunto. Nadie la quiere hacer, porque serían resultados negativos, incluso, tendrías pérdida patrimonial, o sea, una involución patrimonial. Vas perdiendo patrimonio, cultura y vas desnudando el país y el propio patrimonio.

- ¿Por qué esa indiferencia?

-Porque en la práctica y actitud, la ciudadanía no valora su patrimonio, prefiere el negocio fácil y rápido. Si no hay demandas de la ciudadanía concretas, la política no se interesa: no hay votos. ¿Qué pasa en Barcelona, Roma y otras ciudades? Hay una efectiva demanda ciudadana por el patrimonio, lo cual significan votos. En Latinoamérica los que la llevan son México y Perú, los demás estamos todos atrás y al debe.

El teatro de acá

Para Inostroza, ver nuevamente en pie el Teatro del Liceo actualmente depende de los políticos y el financiamiento estatal, plano en el que igualmente siente al Gobierno Regional y municipio penquista en sintonía favorable.

En concreto, como consultora, EstudioCero terminó el proyecto para volver a levantar el espacio. "Además, se sacó el permiso de edificación, es decir, se puede empezar a construir mañana. Sin embargo, ya han pasado dos años desde esa aprobación y el permiso dura tres", indica el profesional, plazo que se cumple en 2024.

El problema es que de no haber luz verde, pasarían uno o dos años para volver a aprobar el proyecto en todas las instancias, que hoy están listas. "O sea dos años por lo bajo", cree Inostroza.

- ¿Cuál es su estado a dos años del permiso de edificación?

- No tiene mayor deterioro, pero cada año que pasa éste es acumulativo y exponencial. Mira, lo que se deterioró durante 20 años se puede caer en tres y, en este caso, hablamos de un abandono de 50 años, desde 1971/2.

- ¿Cómo ves esta recuperación? Igual ha pasado un buen tiempo -14 años- desde que empezaste con este cometido.

- En este momento de verdad se aprecia buena voluntad de las autoridades, municipio y Gobierno Regional están a favor. De hecho en 2015 fuimos con el alcalde Ortiz para hacer gestiones y acelerar la respuesta del Consejo de Monumentos. El problema es que no tiene plazos y puede pasar mucho tiempo. La idea era agilizar el proceso y la respuesta del Consejo vino en 2020 frente a la entrega final.

- ¿Cuál es el plazo que le das?

- Resolviendo algunos temas contractuales, y si se apuran, sin que expire el permiso de edificación y se tenga la Resolución Favorable del Ministerio de Desarrollo Social, para que el Gore pueda asignar fondos para la ejecución de las obras; en un año y medio debería inaugurarse.

Historiadora y académica UCSC

En el mes del Patrimonio Cultural, comienzan a aflorar las expresiones propias de cada territorio y donde la región es rica en cuanto a artesanías tradicionales.

Ante ello, debemos realizar una diferenciación entre manualidad y artesanía. Para la UNESCO (1997), las artesanías serían las obras elaboradas de manera manual por artesanos/as. Si bien, en el desarrollo de su creación se pueden utilizar herramientas, en su resultado final debe predominar el trabajo manual.

Los artesanos son, también, aquellos que para la elaboración de sus obras utilizan materias primas que provienen de recursos naturales y/o culturales de su propio entorno.

Entre ellas, en la Provincia de Concepción, encontramos la artesanía en fibras de coirón y chupón de Hualqui.

Esta práctica se caracteriza por la elaboración de piezas utilitarias y decorativas (individuales, canastos, paneras y costureros) con aplicaciones de color alcanzados a través de vegetales y anilinas.

Hoy el oficio es realizado por 10 mujeres hualquinas que almacenan un conocimiento cabal sobre las materias primas y su extracción. La confección de obras en coirón, al igual que otras de la región, se ha enfocado a su venta, pese a que existieron casos en que se practicó el intercambio de piezas por productos agrícolas, ésta no fue una experiencia establecida.

Los reducidos espacios de comercialización siempre han sido una constante. Desde 1959 las Artes Populares comenzaron a tener un lugar reconocido para su difusión y comercialización con la creación de las "Ferias artesanales": la primera fue la llamada "I Feria de Artes Plásticas" en la ribera sur del río Mapocho.

El responsable de la instauración de estos espacios urbanos fue el abogado y gestor Germán Gasman. El escultor y artesano penquista conocido como "Maestro de artesanos" Lorenzo Berg, señaló que éste fue un hombre sencillo y sin formación artística, pero un visionario de la cultura nacional, ya que se debe a él la primera difusión masiva de Arte Popular en ferias.

Extender el plano

Al tiempo, las Ferias Artesanales comenzaron a realizarse en regiones. La segunda fue en Concepción, en 1965. Lorenzo Berg, propuso llevar la Feria de Arte Popular a al Biobío, ofreciendo la actividad a Guillermo Aste, entonces alcalde.

En la primera Feria de Concepción, inaugurada el 16 de enero de 1965, participaron junto con artesanas/os algunos artistas de renombre internacional, como los muralistas Jorge González Camarena, Manuel Guillén, Salvador Almaraz, Eugenio Brito y Albino Echeverría. Ellos se encontraban creando el mural "Presencia de América Latina" en la Casa del Arte UdeC. Se sumaron los grabadores Santos Chávez y Rafael Ampuero, y los pintores Eduardo Meissner y Héctor Herrera. La Feria contó con demostraciones disciplinarias de estos artistas, quienes compartian de igual a igual junto con artesanos/as de Chile y Sudamérica.

Con el tiempo, las Ferias Artesanales configuraron un espacio cultural y turístico que potenciaron el trabajo artesanal, siendo al mismo tiempo un lugar que brindaba a artesanos/as sociabilidad, transmisión, conocimiento y reconocimiento.

Vemos entonces que la artesanía heredaba de lo patrimonial el conocimiento que aplica creativamente en su quehacer.

De este modo la convivencia de los artistas y los artesanos/as constituía un bloque de certezas culturales que hacían de la identidad un proceso vivo y dialogante. Allí el arte no era una cápsula conceptual endogámica, si no una expresión de conocimiento otorgado a todos, bajo el nombre de Arte Popular.

Gasman, después de un viaje a París, trajo a Chile la idea de las Ferias Artesanales que observó en Europa.