"Se estima que la pandemia dejó un retraso de un año y medio en el sistema escolar"
En su paso por la zona, abordó los desafíos del organismo autónomo a cargo de entregar directrices y monitorear la entrega de calidad educativa, en temas como la transformación digital, los aprendizajes tras el coronavirus y el futuro de pruebas como el Simce.
En su primera visita a la Región, el secretario ejecutivo de la Agencia de la Calidad de la Educación, Gino Cortez, abordó los desafíos del organismo miembro del sistema de aseguramiento de la calidad a nivel escolar, a seis meses de haber asumido funciones y luego de que la institución en la que desempeñó distintos cargos -entre ellos director de la Macrozona Centro Sur- cumpliera diez años en octubre.
"Ha sido muy bueno este primer aterrizaje con los equipos de trabajo, que son muy buenos y están dispuestos para enfrentar desafíos que, en un comienzo partieron siendo unos, y ahora básicamente también son distintos pensando en el antes y después de la pandemia", plantea para luego señalar que durante los últimos meses se pudo trabajar en un plan estratégico hacia 2030, donde se busca "transformar la institución y también el ir de la mano del cambio en el sistema de evaluación, tanto de aprendizajes como de procesos".
A la hora de proyectar los principales desafíos, Cortez indica que una labor clave será incorporar un eje de transformación digital: "La idea es que nos permita acercarnos -a través de la curva de aprendizaje que tuvimos en la pandemia- y optimizar una serie de procesos en el sistema educacional, y de esa forma, tratar de influir en el modelo de evaluación que hoy día tenemos hacia uno más adaptativo que esté centrado no en la evaluación del aprendizaje, sino que para el aprendizaje y a través del cual se puedan tomar decisiones pedagógicas en la línea de evaluación de aprendizajes".
-¿Siente que, en diez años, la Agencia de la Calidad ha logrado incorporarse completamente en el sistema educacional y es reconocida por la sociedad?
-Se ha cumplido el objetivo de ser parte del sistema, al ser reconocidos y valorados por directores, docentes y sostenedores. El nivel de conocimiento de la institución es menor en la opinión pública, lo que ha sido una decisión de la institución, es decir, vamos a hablarle al público objetivo, que esperamos tome decisiones pedagógicas.
Probablemente, dentro de los desafíos de la institución, está que la información que generamos se convierta en temas de opinión para que precisamente se pueda influir en tomas de decisiones a nivel de política pública. Si bien eso ha sucedido, es un desafío que hay consolidar en los siguientes años.
Efectos de la pandemia
-¿En qué situación está hoy el sistema educativo respecto al impacto que ha dejado la pandemia?
-La pandemia en general causó efectos importantes en el sistema educacional chileno y en el mundo en general, donde el Banco Mundial estima la pérdida de aprendizaje en siete años o el New York Times habla de 20 años de retroceso tras una evaluación censal en Estados Unidos.
Aquí debemos mirar la pandemia como un fenómeno que también nos permite hacer una separación de políticas públicas, es decir, hasta antes de la pandemia teníamos un escenario de estabilidad en los últimos cinco años como un proceso crítico o estado de estabilidad de resultados, y después surgió una crisis que estamos asumiendo para poder enfrentar lo que hoy se llama reactivación de aprendizaje.
Hay una curva de aprendizaje de la pandemia que no hay que desatender, pensando en los aprendizajes que generó la pandemia para el sistema, pero sin desatender los desafíos que ya veníamos arrastrando antes de la pandemia. Por lo tanto, hoy día el desafío del sistema educacional chileno es mayor en términos de cómo hacemos conversar políticas públicas que hoy se cruzan en un momento crítico.
-¿Impactó de forma positiva el ajuste al currículo que se realizó desde 2020 y que se mantiene?
-Parte de las decisiones que se promovieron en distintos sistemas educacionales del mundo, incluido el nuestro, fue focalizar la labor en aquellos objetivos de aprendizaje que son esenciales, basales, y desde ese punto de vista para poder lograr aprendizajes básicos, sin enfocarse en objetivos que no son menos importantes, pero sí son complementarios.
Desde allí, creo que sí es una buena decisión, sin perjuicio de que los establecimientos tienen también la autonomía para tomar decisiones en torno a ir avanzando con objetivos de aprendizaje que le permite llevar a sus estudiantes a otros niveles; hay algunos que utilizan metodologías que se llaman de agrupamiento flexible u otras que les permite avanzar con aquellos estudiantes más avanzados y focalizarse en aquellos estudiantes que están un poco más retrasados en sus niveles de aprendizaje.
-¿Se ha logrado cuantificar el efecto de la pandemia en las escuelas a nivel de aprendizajes?
-Pronto vamos a entregar los resultados del Simce, de las evaluaciones censales, y en esta oportunidad vamos a poder dimensionar. Íbamos a poder comunicar cuál es la brecha que se puede haber generado después de la pandemia de los aprendizajes. Pero hay proyecciones que se han hecho desde el Banco Mundial y Unicef con una alianza con las Universidad de Chile y Católica, que hablan de un retraso educativo que se estima en un año y medio de los aprendizajes de los estudiantes.