Casa Cano de Rere avanza a su declaratoria como Monumento Histórico Nacional
Con más de 160 años, el inmueble es uno de los símbolos de la reconstrucción del pueblo luego del terremoto de 2010.
En 1856, es decir, hace más de 167 años, el matrimonio compuesto por José Manuel Cano y Catalina Betancur adquirió lo que hoy se conoce como la Casa Cano.
Si bien no existe claridad de si el matrimonio construyó el inmueble o simplemente lo compró, ya que se decía que era parte de un convento, lo cierto es que hicieron de él su hogar y convirtieron así a la casa en un testigo privilegiado del desarrollo de Rere en el siglo XIX y XX.
De adobe y con una arquitectura que se acerca al estilo francés, la casona cuenta con largos ventanales, puertas de madera, amplios corredores y con un techo de tejas sostenido por madera nativa, al verla es fácil pensarla como una típica construcción colonial. Sin embargo, el camino del espacio hasta lo que se puede ver hoy ha sido largo.
Y es que el matrimonio Cano Betancur tuvo cinco hijos Santiago, primer alcalde de la Municipalidad de San Luis Gonzaga de Rere; José Eulogio, quien fue ordenado sacerdote; Manuel, de quien no se sabe mucho, solo que no tuvo hijos; y Catalina y María Luisa, quienes tampoco tuvieron hijos, pero que se dedicaron a la administración de los bienes y propiedades agrícolas de la familia, así como a obras sociales y religiosas.
Actualmente, la casa alberga un museo que lleva su nombre y que es administrado por la Corporación Educacional Aldea Rural, a cargo del periodista Hansel Silva.
Gravemente dañada por el terremoto de 2010, la corporación se opuso legal y comunicacionalmente a la demolición del lugar. Es así que la familia Jara, los dueños del inmueble, decide entregar el espacio en comodato por 14 años.
Museo
Eso sí, el comodato tenía un pero, ya que la casa debía ser destinada a convertirse en un museo y centro cultural.
A partir de ahí, la corporación obtiene $30 millones del Fondo de Reconstrución Patrimonial y logra poner en pie, finalizando en 2012, el lugar.
Así se reparó el techo, se demolieron 250 metros cuadrados que eran irrecuperables, se aplomaron muros, se cambiaron los cielos y el piso, se renovó toda la parte eléctrica y, ciertamente, se reparó el adobe de las murallas. Gracias a esto, tres años después, el Estado nombró al lugar Legado Bicentenario de Chile.
"La casa es una reconstrucción patrimonial, no es un falso histórico. Acá el adobe que se usó, el piso, el cielo y las tejas, son originales. Si había una ventana podrida, ese pedazo se sacaba y arreglaba para ser colocado nuevamente. Solo se bajó un poco el cielo, el resto, son todas piezas de la casa", recuerda Silva.
Testigo de las diversas transformaciones modernas de Rere, desde un importante punto agrícola al pequeño pueblo que es hoy, la casa -en estos 167 años de historia- ha sido destinada al uso doméstico por los Cano Betancur, como escuela para niñas en la primera mitad del siglo XX y luego como un lugar de arriendo de habitaciones, para dar paso a su presente como museo y centro cultural.
A más de 13 años del 27F, la corporación con apoyo del municipio y la comunidad rerina ingresó al Consejo de Monumentos Nacionales el expediente que busca la declaratoria de la Casa Cano como Monumento Histórico Nacional.
"Esta declaratoria es por el valor que tiene el espacio por si mismo, pero también por el ejemplo de que a través de la cultura se pueden desarrollar las riquezas locales y de las comunidades", destacó el también director del museo.
De conseguir la declaratoria, Rere tendría un nuevo monumento el cual se sumaría al denominado Conjunto Jesuita, el cual componen el campanario de la antigua iglesia, las campas de oro, la tumba del Padre Juan Pedro Mayoral y un ejemplan antiquísimo de palma chilena.
Con un fuerte impulso al turismo local, a partir de la reconstrucción de la casa, la presencia de un museo municipal y otro privado de la familia Bermedo, que también se suman al que alberga el administrado por Aldea Rural, otra buena noticia para el pueblo es la pavimentación del camino a Rere que comenzará a fines de año.
Resurgir
Desde que el inmueble fue vendido a Luis Jara Salazar por Catalina Cano, la última y única heredera de la familia, posterior al fallecimiento de este, la casa experimentó un lento y progresivo desarrollo, siendo afectada por los terremotos de 1939, 1960 y 2010.
Pese al escepticismo de los habitantes de Rere y el desinterés y falta de recursos de la sucesión Jara, el inmueble logró ponerse de pie gracias al comodato a la Corporación Educacional Aldea Rural, mismo que culminará en 2025 y que esperan sea prolongado.
"Es la voluntad de la comunidad, que valora el aporte del museo, y de nosotros mantener este lugar trabajando. No debería haber problema en eso", puntualiza Silva.
Financiado mayormente por aportes privados, el Museo Casa Cano también cuenta con un 5% por cuenta del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
"Buscamos demostrar que la cultura no es un gasto, sino una inversión. Gracias a este museo y a los otros que hay en Rere, llega mucho turista y eso ha permitido una mayor inversión pública y conocimiento del pueblo. Esta declaratoria va a venir a reforzar eso", señala Silva.