La agonía del comercio tradicional en tiempos de alta competencia
Hay factores económicos que agudizan el problema. También hay elementos asociados a la inseguridad que trae el comercio callejero ilegal. Por último, está el paso natural del tiempo que representa un desgaste y lleva a las nuevas generaciones de comerciantes a buscar nuevos horizontes. El panorama local hoy es desalentador, pero ahí es cuando importan las historias.
Por Nicolás Álvarez Arrau / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl
Pregunto por establecimientos tradicionales de Concepción, íconos comerciales que surgieron en el siglo pasado. De inmediato, desde la Cámara de Comercio revisan en uno de sus computadores una lista extensa ordenada alfabéticamente. Comienza el dictado y alcanzo a anotar una serie de nombres, algunos, incluso, creo haberlos oído en las conversaciones de mi abuela que ya no está: Botonex, Creaciones Jacqueline, Modas Kiss, Pujol, Sauré, Sandunga, Toto's Pizza, por nombrar un puñado. Muchos perecieron hace ya varios años. Hay otro grupo, en tanto, que cerró sus cortinas en 2019 a causa del estallido social. Pero hay locales que pese a todo lograron resistir un par de meses más, sucumbiendo en los años siguientes como parte de una lenta agonía.
Si hacemos el ejercicio de ver sólo lo que ha ocurrido desde 2020 a la fecha, nos podemos encontrar con varios ejemplos de establecimientos que han cerrado, socios o no de la Cámara. Entre ellos están las famosas casas Loosli, Carlitos o De la toalla, o la Librería Estudio que dijo adiós definitivo en los últimos días. También hay otros locales que están vivos aún y que se resisten a poner fin a sus largos años de historia, como Manhattan, en la Vega Monumental, o Zapatería La Negrita, ubicada en la zona céntrica de Freire.
La presidenta de la Cámara de Comercio, Sara Cepeda, reconoce que la ciudad vive actualmente una debacle respecto al comercio emblemático. En primer lugar, alude a un factor de inseguridad que hace que varios de los asociados piensen en bajar cortinas definitivamente. De hecho, sólo en calle Maipú ella contabiliza alrededor de 15 emprendedores que están abiertos a esta opción. "Cada vez estamos cerrando más temprano y a la gente y dueños les da miedo cerrar tarde. También hay problemas de locomoción con los trabajadores y está lleno de comercio callejero ilegal y no se ve mucha presencia de carabineros e inspectores municipales (…) Sufrimos mucho robo hormiga y eso se asume como pérdida", cuestiona.
Añade que el otro factor tiene que ver con lo económico, es decir, ventas que han bajado hasta en 15% respecto a un período de mayor bonanza, a lo que se suma el alza de los costos operacionales y la falta de medidas claras de parte del gobierno. En reemplazo de los históricos recintos, lamenta, han llegado tiendas de venta de carcasas de celulares, malls chinos y casinos.