Ciudades con enfermedad renal
Es muy común escuchar que se diga que los bosques y los parques son los pulmones de las ciudades. Usando la misma lógica se podría decir que los humedales son los riñones.
Históricamente, se han visualizado los humedales como zonas de aguas bajas, pantanosas, llenas de mosquitos que son indeseables en los entornos urbanos. Los solíamos rellenar y buscábamos reducir a sus mínimas expresiones. Todo esto atenta contra su capacidad de carga y funcionamiento, causando un "grave daño renal" a los ecosistemas urbanos que los rodean y su resiliencia.
La ciencia ha demostrado que los humedales prestan variados servicios a las ciudades. Los humedales son capaces de remover hasta un 60% de los metales pesados presentes en sus aguas y atrapan casi el 90% de los sedimentos generados durante una crecida. En ellos se absorbe el 90% del nitrógeno y fósforo que contienen las aguas, reduciendo la eutrofización de los ríos y sus riveras. Son tan eficientes filtradores que en diversas partes del mundo son utilizados como plantas naturales de tratamiento para aguas grises. Se los puede considerar como esponjas capaces de atenuar el impacto de crecidas y reducir el peak de inundaciones fluviales, recargando acuíferos y almacenando temporalmente los excesos de agua desde los sistemas de evacuación. En ellos coexisten los hábitats más prolíficos del planeta, la diversidad animal y vegetal es simplemente incomparable con cualquier otro ecosistema urbano, habiéndose reportado humedales con más de 19.000 especies animales y vegetales diferentes. Desde una perspectiva del cambio climático, los humedales pueden considerarse como sistemas naturales de captura de carbono, con rendimientos superiores al de bosques tropicales y con un equilibrio dinámico que no significa un crecimiento descontrolado de estos para mantener sus capacidades captadoras. Los humedales son instrumentos claves en la búsqueda de soluciones ingenieriles basadas en la naturaleza para combatir el cambio climático, y cuando son bien cuidados aportan zonas con valor cultural, espiritual, educacional y recreacional a las comunidades que los circundan.
En la Región del Biobío, a través de los ministerios del Medio Ambiente y Bienes Nacionales y varias organizaciones sociales, se han levantado iniciativas que buscan cuidar estos ecosistemas y revalorizarlos para la comunidad. Esto ha generado un conflicto con las pretensiones inmobiliarias que buscan desarrollos en esos sectores propiciados por los bajos precios de los terrenos. Sin embargo, es importante que estas iniciativas sean tramitadas rápidamente y con objetividad para entregar certezas regulatorias a los proyectos inmobiliarios y para que las herramientas de gestión urbana no pierdan su propósito, evitando de paso que sean manipuladas para intentar sacar ventajas económicas o políticas. Los servicios ecosistémicos que entregan los humedales no saben de colores políticos, ni de leyes de propiedad.