Presidente Macron: "Si hay que asumir la impopularidad por la reforma de pensiones, la asumiré"
El Mandatario del país galo defendió su polémico proyecto, que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años, y que ha provocado fuertes protestas en el país, y apostó a que entrará en vigor durante este año. Gremios y opositores lo tratan de "tirano".
cronica@diarioelsur.cl
El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió ayer la impopular reforma de pensiones de su Gobierno, que ha provocado sendas protestas callejeras y el rechazo casi unánime de la oposición política, y apostó por su entrada en vigor durante este año.
En una entrevista concedida a los dos principales canales de televisión de Francia, el mandatario habló por primera vez luego que la reforma superara el trámite parlamentario el lunes, tras enfrentar dos mociones de censura y después de haberse aprobado saltándose alParlamento.
"Reformar las pensiones siempre ha sido impopular (...) Pero entre los sondeos a corto plazo y el interés general del país, elijo el interés general del país, y si hay que asumir la impopularidad hoy, la asumiré", señaló Macron en defensa de la necesidad de retrasar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años para equilibrar las cuentas públicas que se arrastran por la crisis del covid-19 y las consecuencias de la guerra de Ucrania.
Macron, cuyo segundo y último mandato culmina en 2027, aseguró "respetar" las multitudinarias manifestaciones convocadas por los sindicatos, que hoy vivirán su noveno capítulo, contra una reforma que ahora sólo está pendiente de recibir el aval del Consejo Constitucional antes de que Macron pueda promulgarla.
Capitolio
Sin embargo, rechazó tanto los actos violentos que se vienen repitiendo en los últimos días, que llegó a comparar con el asalto del Capitolio en Estados Unidos o al Parlamento de Brasil, y los bloqueos de sectores económicos, como las refinerías o la recogida de basuras.
"No podemos aceptar ni facciosos ni bandos", advirtió Macron e indicó que muchos parlamentarios y alcaldes que apoyan sus políticas han sido blanco de actos violentos y amenazas.
El presidente reconoció que no ha sabido explicar a los ciudadanos la necesidad de adoptar su reforma, que cuenta con un 70% de rechazo, pero reiteró su confianza en el actual Gobierno para "acelerar" sus políticas de reindustrialización y creación de empleo, para favorecer a un máximo de franceses.
A la clase media que se considera perjudicada por las reformas y que no tiene derecho a ayudas estatales, le prometió cargas extra a los beneficios extraordinarios de las grandes empresas y un ajuste de los subsidios a los más desfavorecidos para favorecer su reinserción laboral.
"Vamos a continuar avanzando a marchas forzadas", dijo el presidente, que anunció nuevas políticas en el ámbito de la educación, la salud y la ecología, además de más gasto en seguridad y en defensa.
"se ríe de nosotros"
Sus palabras recibieron el rechazo unánime de la oposición, que le acusó de no responder a la fractura social provocada por su reforma de las pensiones.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon y la ultraderechista Marine Le Pen coincidieron en tildarle de "tirano", de "despreciar" al pueblo y de no responder a las demandas sociales.
Similares argumentos tuvieron los principales líderes sindicales, a quienes el presidente reprochó no haber presentado una alternativa a su reforma.
"Se ríe de nosotros y desprecia a los millones de personas que se manifiestan en el país", aseguró el líder del combativo sindicato CGT, Philippe Martinez, que promete más jornadas de lucha, como la de hoy.
Además de miles de manifestantes en las calles, se espera que el transporte público se viera afectado hoy. También se espera anulación de vuelos, mientras que muchos profesores no iban a acudir a las escuelas.
Macron defendió las actuaciones excepcionales para evitar bloqueos, como la reapertura forzada de depósitos de combustible o de recolectores de basura, y evitar dañar la economía.
Este clima dificulta la voluntad del presidente Macron de recobrar el diálogo con los sindicatos, una de las tareas que encargó a su nuevo Gobierno. Junto a ello, la primera ministra, Élisabeth Borne, deberá "ampliar su mayoría parlamentaria", lo que dependerá de si consigue los pactos que no logró para hacer avanzar la reforma de las pensiones, lo que le obligó a recurrir a una maniobra constitucional.