"Las soluciones modulares deben ser al menos por dos años para levantar proyectos"
El secretario de Estado se desplegó por la zona donde 17 escuelas fueron afectadas en distinto nivel. Reafirmó la intención de que el año escolar parta el 3 de marzo y pidió no cerrar escuelas siniestradas.
El avance de los incendios forestales en la Región del Biobío, que se iniciaron el jueves de la semana pasada, ha arrasado un total de 17 escuelas en cinco comunas con distinto nivel de daño, afectando a más de 800 alumnos.
Ante este escenario, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, arribó este martes y durante tres días se desplegó por Arauco, Tomé, Santa Juana y Mulchén, con el objetivo de liderar -junto a las máximas autoridades de cada subsector de la cartera- la planificación de las medidas que se adoptarán tanto para la relocalización de los estudiantes, como de la planificación de las soluciones a corto, mediano y largo plazo.
"Creo que lo más importante es poder estar. No hay nada más importante en el servicio público que uno sea la primera cara del Estado, y no solo representamos al gobierno del Presidente Boric, sino que también uno puede decir ante las familias 'aquí está el Estado, que acompaña y acoge, pero que también trae soluciones', y esas soluciones deben estar ajustadas a las realidad", explica en diálogo con Diario EL SUR, donde también señala que "el año escolar comienza el 1 de marzo a nivel nacional y, si bien el calendario regional parte el 3 y 6 de marzo, es importante que el servicio educativo esté disponible el día primero. Eso significa varias medidas, primero la reubicación de los estudiantes en el caso que haya un establecimiento siniestrado, luego mirar las soluciones más urgentes que pueden ser modulares, lo más rápido posible, que nos tomarán un par de meses por las obras civiles".
Soluciones definitivas
Ávila explica que "todos quisiéramos tener las escuelas reconstruidas en uno o dos meses, pero hay que hacer labores de limpieza, un anteproyecto, mecánica de suelo, un diseño y sobre eso una construcción, lo que puede demorar entre dos y tres años. Queremos acelerar lo más rápido posible, pero tampoco hipotecar el futuro de esos niños y niñas, por lo que debemos buscar estos espacios de reubicación para que cuenten con sus clases desde marzo".
-¿Cuál será el foco de trabajo de respuesta inmediata para disponer infraestructura para las 17 escuelas afectadas por los incendios?
-Tenemos un compromiso de partir con la Dirección de Infraestructura con el levantamiento de los proyectos definitivos. La idea es que las soluciones modulares -por muy buena calidad que tengan hoy, que es distinta a las de 2010- deben ser soluciones de emergencia al menos para dos años, que nos permitan levantar el proyecto definitivo.
-¿Qué recomendación entregarán a los sostenedores respecto a la continuidad de los recintos educativos? Se lo consulto porque a raíz de los incendios a fines del año pasado, el municipio de Santa Juana decidió cerrar la escuela La Huerta afectada por las llamas.
-En el caso de los establecimientos rurales uno debe pensar que la solución no puede ser medida solo desde la eficiencia, sino que desde la pertinencia territorial. Usted puede tener una escuela con cuatro estudiantes, pero eso tiene pertinencia territorial y los padres quieren que sus hijos sigan estudiando ahí.
Debemos ver la posibilidad de recuperación de esos establecimientos, porque por muy pequeños que sean tienen la opción de ser recuperados. Eso no puede ser una imposición nuestra, sobre todo donde el servicio educativo sigue siendo administrado por los municipios. Por lo tanto, debemos respetar la decisión que tomen las propias comunidades.
En el caso de Punta Lavapié en Arauco es distinto, porque está el jardín infantil y la escuela, y claramente se debe hacer la reposición. En ningún caso están pensando que esos establecimientos sean cerrados, pero podría pasarnos como en Colico, en Santa Juana, que la escuela por muy pequeña que sea igual tiene pertinencia territorial y valoración para la comunidad. Más que recomendar, estamos estableciendo el catastro más inmediato para la reubicación de los estudiantes y a la vez ver una solución a corto plazo, y el levantamiento del proyecto definitivo.
Párrafo seguido, el ministro de Educación dice que "con la pandemia ocurrió que muchas familias emigraron a sectores rurales, y creemos que esto debe ser una valoración de la educación rural. No creemos que por eficiencia o solo recursos uno vaya cerrando escuelas, al menos esa no es una política que impulsemos, siempre en que haya acuerdo con los sostenedores quienes siguen determinando el futuro del servicio educativo hasta que se haga el traspaso a los servicios locales".
Inicio del año escolar
-¿Están abiertos a modificar las fechas del inicio del año escolar para las comunas más afectadas por los incendios?
-Hasta ahora, no hemos adoptado ninguna decisión respecto de aplazamiento del año escolar. No tenemos ninguna intención de hacer modificaciones hasta ahora, estamos enfrentando la emergencia día a día. Esperamos que la situación en términos climáticos respecto a la baja de los incendios efectivamente esté y ojalá que todos los focos controlados o extinguidos para que, junto con la reubicación de los estudiantes, podamos dar inicio al año escolar como corresponde.
-Sin embargo, no existe la garantía de que estén las condiciones en zonas como Nacimiento, Santa Juana o Yumbel...
-Tenemos una situación compleja respecto a la brecha que se provocó con la pandemia. Entonces, lo que no queremos es perder un día de clases; ahí debemos buscar soluciones para implementar transporte escolar y movilizar a los estudiantes. Sabemos que eso es complejo, hay un temor natural en las familias cuando los niños deben trasladarse de su localidad a otra porque es riesgoso y hay mucho susto, lo entendemos, pero también creemos que es importante que los niños estén en los centros educativos porque es donde mejor están cuidados; son los espacios naturales para ellos, y permite enfrentar de manera comunitaria la atención de la crisis porque esto es finalmente un daño sicológico para los niños.