Internan a Bolsonaro, detienen a 1.500 personas y crece rechazo por asalto a los tres poderes en Brasil
Estados Unidos está a la espera de cualquier solicitud de extradición del exmandatario, que se encuentra en Florida. Lula dio por normalizada la situación.
Mientras en Brasil las autoridades daban por retomado el control de la seguridad en Brasilia, luego del ataque de cinco horas a los tres poderes del Estado la tarde del domingo por parte de miles de bolsonaristas, el expresidente Jair Bolsonaro se encontraba internado en un hospital de Orlando, en Estados Unidos, donde viajó el pasado 30 de diciembre, por unos dolores abdominales, informó una fuente próxima del exmandatario.
"Está hospitalizado en Orlando. Haciéndose análisis" por unos dolores abdominales, afirmó a Efe esa fuente sobre el estado de salud del exgobernante, que dejó el poder el pasado 1 de enero, cuando dejó el poder para cederlo al progresista Luiz Inácio Lula da Silva.
Según la prensa brasileña, el exjefe de Estado estaba en el AdventHealth Celebration de Orlando, en el estado de Florida. La esposa del exgobernante, Michelle Bolsonaro, señaló en redes sociales que su marido estaba "en observación" en el hospital por una "incomodidad abdominal".
Esos problemas gástricos, según Michelle, son consecuencia de la "puñalada que Bolsonaro recibió" el 6 de septiembre de 2018 durante un acto electoral en la ciudad de Juiz de Fora, y por la que tuvo que pasar varias veces por el quirófano.
Como consecuencia de ese atentado, el exmilitar también ha sufrido problemas en el aparato digestivo que lo obligaron a ser hospitalizado en diversas ocasiones durante su mandato entre 2019 y 2022.
Bolsonaro abandonó Brasil el pasado 30 de diciembre, dos días antes de la investidura de Lula, a quien todavía no ha felicitado por su victoria en las elecciones de octubre, y puso rumbo a Florida sin previsión oficial de volver a su país.
Su hospitalización coincide con el frustrado intento de golpe de Estado que perpetraron el domingo miles de sus seguidores más radicales en Brasilia, donde invadieron y vandalizaron las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema durante casi cinco horas.
Bolsonaro rechazó de forma tibia la insurrección de sus partidarios y cargó contra Lula, quien acusó al ahora exgobernante de "estimular" a sus simpatizantes a atacar la democracia brasileña.
No hay solicitudes
Ante s voces que piden su extradición, Estados Unidos está a la espera de cualquier petición de ayuda de las autoridades de Brasil en las investigaciones relativas al ataque y Bolsonaro, aunque por el momento no ha recibido ninguna solicitud.
"Estamos a la espera de cualquier solicitud de ayuda por parte de nuestros socios brasileños, de las autoridades brasileñas, tanto si es a través de canales diplomáticos, como si es a través de los canales de seguridad, y por supuesto responderemos a esas peticiones de la forma adecuada", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El ministro brasileño de Justicia, Flavio Dino, aclaró ayer que el Gobierno no tiene elementos para pedir la extradición del expresidente, a quien considera responsable político por los asaltos.
Los responsables
Los responsables por los ataques de la víspera, inéditos en la historia de Brasil y que dejaron cuantiosos daños en las principales edificaciones públicas del país, son bolsonaristas radicales que tampoco reconocen la victoria electoral de Lula y que piden un golpe de Estado.
Algunos congresistas del Partido Demócrata ya pidieron que Biden expulse al exgobernante. "EE.UU. tiene que parar de conceder refugio a Bolsonaro en Florida", afirmó la legisladora demócrata por Nova York Alexandria Ocasio-Cortez en un mensaje en sus redes sociales.
Mientras tanto enSao Paulo, académicos, empresarios y líderes sociales elevaron su voz para repudiar el asalto a los tres poderes desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, acto al que se sumaron gremios como la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil, que pidió sanciones ejemplares para los manifestantes golpistas, o la Federación Brasileña de los Bancos.
Según el Gobierno de Lula, hasta el cierre de esta edición habían sido detenidas alrededor de 1.500 personas acusadas de participar en el violento episodio que hizo recordar a la invasión del Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero de 2021 por parte de seguidores del expresidente Donald Trump.
Pero el funcionamiento institucional de Brasil estaba totalmente normalizado tras haber sido desmontado el campamento en que se refugiaban los bolsonaristas radicales que atacaron las sedes de los tres poderes, afirmaron fuentes oficiales.
"Gracias a Dios el país camina hacia la absoluta normalización institucional a gran velocidad", dijo Dino en su balance del operativo para detener a los responsables de los asaltos.
De acuerdo con Dino, pese a los daños aún visibles en las principales edificaciones públicas del país, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acudió a trabajar normalmente en el Palacio presidencial de Planalto, en el que se reunió con autoridades de los otros poderes y con los comandantes militares.