Proyecto Agroceler aportará tecnología y valor agregado a productores de berries y cherries de la Región del Biobío
Instancia ejecutada por la Universidad Andrés Bello inició su segunda etapa centrada en pequeños y medianos agricultores de siete comunas de la zona. Uno de sus principales objetivos es generar un producto nuevo que permita a los beneficiados contar con ventas durante todo el año y no solo en la temporada de cosecha.
Un importante impulso recibirá un grupo de 200 pequeños y medianos agricultores de nuestra zona gracias al proyecto "Agroceler: Fruticultura 4.0 para la Región del Biobío", iniciativa ejecutada por la Universidad Andrés Bello (UNAB) sede Concepción, gracias a recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) que entrega el Gobierno Regional del Biobío.
Se trata de una iniciativa que ya desarrolla su segunda etapa, centrada en la transferencia e implementación tecnológica en beneficio a agricultores de siete comunas locales que se dedican a producir berries y cherries.
Por medio de estos apoyos, se busca que los beneficiados cuenten con más y mejores oportunidades de negocios, mayores volúmenes de frutas y conferir valor agregado a su producción.
Tal como se indicó antes, el proyecto es la continuidad de otro denominado "Aceleradora para la valorización de la industria agroalimentaria en un mercado global", el cual se ejecutó hasta abril de 2022, también llevado a cabo gracias a financiamiento FIC-R. En esa oportunidad se levantó una línea base de productores de berries y cherries del Biobío y se concretó transferencia tecnológica a los favorecidos directos e indirectos, por medio de seminarios, workshop y una gira tecnológica, entre otras acciones. Además, se implementó un laboratorio de Robótica en la Universidad Andrés Bello.
Carlos González, vicerrector de la sede Concepción-Talcahuano de la Universidad Andrés Bello (UNAB), destacó lo oportuno de la iniciativa, ante los actuales tiempos que corren. "Vivimos un momento complejo en lo económico, a causa de la pandemia y de distintos factores globales que nos afectan a todos. Como universidad buscamos contribuir con el conocimiento de nuestros académicos e investigadores y con nuestra infraestructura física y tecnológica, para entregar herramientas que permitan a estos pequeños y medianos productores desarrollar su actividad de mejor manera, apoyándolos en la formalización de su proceso productivo, mejorando su gestión y fomentando la innovación que, creemos, es clave para diferenciarse y proyectar su labor", sostiene.
La autoridad académica agrega que "en esta segunda etapa de Agroceler, recogemos el trabajo y conocimiento acumulado durante la primera aproximación que consideramos muy exitosa, para disminuir brechas que pudieran existir en la actividad y que permitan a los pequeños y medianos productores tener ingresos durante todo el año y de esa manera poder profesionalizar su actividad".
Iván Valenzuela, jefe de la División de Fomento e Industria del Gobierno Regional del Biobío, contextualiza algunas de las características del proyecto. "La etapa anterior dejó apalancada experiencia y cierto trabajo con los productores de berries y cherries de la Región. También consideró recursos a través de tecnología para ayudar a mejorar los procesos productivos como también la cosecha de la fruta".
Respecto a la nueva fase de la iniciativa, Valenzuela afirma que en esta ocasión el foco está puesto en mayor medida en los canales de comercialización, sin dejar de lado el proceso productivo. "Para nadie es desconocido que la pequeña agricultura comercializa durante una temporada, en la carretera, en ferias u otras instancias. Eso entrega ingresos a las familias, pero en esa temporada en particular. ¿Por qué no podríamos congelar esos berries, hacerlos pulpa, producirlos como jugo?, eso permitiría tener ingresos más allá de una temporada de cosecha, que fueran permanentes. Para mejorar la comercialización se puede incluir la digitalización y vender en plataformas virtuales. Los procesos de venta también podrían ser en otras latitudes, hoy la exportación puede ser en cantidades pequeñas", explica.
Eventualmente, el proyecto también podría intervenir en otros factores. Leonardo Cruz es productor de cerezas en el sector de Virquenco, a 14 kilómetros de Los Ángeles, en la Provincia de Biobío. Es uno de los agricultores contactados por los responsables de Agroceler para ofrecerle colaboración en su labor.
Cruz afirma que está interesado en participar en el proyecto, en particular quiere explorar la manera cómo la iniciativa lo puede apoyar en el cumplimiento de lo establecido en una norma legal. "Por un decreto ley tenemos que informar el consumo diario de agua, para eso hay que contar con instrumentos que hagan las mediciones, los cuales cuestan bastante dinero y es una inversión fuerte", sostiene.
Dice que pronto empezará conversaciones más formales con Agroceler, pero asegura estar tremendamente honrado en ser uno de los agricultores incluidos en la iniciativa.
Modelo colaborativo
Alejandro San Martín, director del proyecto Agroceler, detalla más sobre los objetivos de la instancia. Manifiesta que en la anterior etapa se definieron aspectos de la forma de trabajar de los agricultores, por ejemplo, cómo preparan la tierra, si es que incorporan agroquímicos a su producción, cómo venden esta y si es que procesan o no sus cosechas, entre otros temas. También se georreferenció a cada uno de ellos y se establecieron sus condiciones de operación.
En ese proyecto se trabajó con 300 productores, ya fueran grandes, medianos o pequeños. Para la actual fase, la labor se centra en 200 de ellos, los medianos y pequeños, quienes trabajan arándanos, cerezas, frutillas y frambuesas en las comunas de Santa Juana, Hualqui y Florida, en la Provincia de Concepción, y Los Ángeles, Negrete, Nacimiento y Laja, en la Provincia de Biobío.
San Martín enfatiza que las comunas en donde se desarrolla el proyecto fueron seleccionadas por contar con un número suficiente de productores, ya que las soluciones que se proponen son de alta tecnología con un costo importante. Para implementarlas se requiere de asociatividad entre los agricultores.
"Un productor de arándanos o de frutillas no puede absorber solo estas soluciones, entonces debe existir un modelo colaborativo. No nos servía trabajar con uno o dos productores aislados", manifiesta el profesional.
Una de las finalidades importantes que tiene el proyecto "Agroceler: Fruticultura 4.0 para la Región del Biobío" es agregarle valor a las frutas que se producen, ya que se hoy la mayoría de los agricultores la vende para el consumo inmediato. "Algunos la congelan y la comercializan de esa forma, pero la mayoría no, por lo que solo tienen ingresos durante una temporada en el año, dos o tres meses, y luego se dedican a otra cosa. La idea es explorar algunos productos, ya sea con la fruta o con un subproducto o residuo de la cosecha, que les permita tener ventas durante todo el año", señala San Martín.
Respecto a lo mismo, apunta que se está haciendo un estudio de mercado para definir alternativas potenciales, ya sea desde la perspectiva alimenticia e, incluso, cosmética, pero aún no se determinan. De igual manera, se revisa la forma en que se puede mejorar la producción en general.
Si todo lo anterior resulta exitoso, podría significar hacer, en una tercera etapa, el escalamiento de esa tecnología de proceso y aplicarla a nivel industrial. Finalmente, Alejandro San Martín postula que la meta es terminar con la estacionalidad que domina la cosecha de berries por medio de un producto que se pueda vender durante todo el año.
Tanto para los productores pequeños como para los medianos, el proyecto Agroceler ofrece una batería de actividades que son detalladas a continuación:
Pequeños productores: Se les brinda capacitación en manejo de químicos para mejorar la calidad de su producción. También se les prepara en desarrollo organizacional, para fomentar el trabajo asociativo. El proyecto incluye apoyo en la formalización, para los que decidan avanzar hacia una comercialización formal.
Lo anterior es acompañado de un sistema de gestión que permita controlar la trazabilidad de los productos (por medio de un software) y la gestión de la producción. Además, se considera un sistema integral de producción que permitirá dar seguimiento a las actividades agrícolas en cuanto a riego, químicos y posibles alertas, entre otras faenas, por medio de agricultura de precisión (imágenes satelitales). También se suma el desarrollo de líneas de productos y prototipos derivados de los berries y cherries por medio de la implementación de un programa en la universidad que permita analizar subproductos y propiedades nutricionales, por mencionar algunos. Esto permite agregar valor a su producción y permitir romper con la estacionalidad de la venta de fruta.
Medianos productores: En este caso se ofrece automatización de procesos en la cadena productiva (cosechadora automatizada y reconocimiento óptico), lo que permitirá mejorar los procesos de cosecha, controlando una fruta de mejor calidad y mayor volumen.
Lo anterior es acompañado de un apoyo en la comercialización, tal como el desarrollo de un piloto de plataforma Marketplace, que se transformará en la ventana digital de los productos, hacia potenciales clientes del mercado frutícola. Esta se mantendrá disponible para los productores medianos y será ajustada según se comporte su efectividad, con el apoyo de investigación de pregrado, por medio de la cual se realizarán las correcciones necesarias a las demandas del mercado y el volumen de oferta de los productores.
Los apoyos directos entregados por la iniciativa