En las últimas semanas las autoridades han expresado su preocupación por la gran cantidad de inmigrantes que han ingresado en forma ilegal al país, y que no han regularizado su situación, por lo que pasan a generar un nuevo problema social para el país, al incrementar la población que viven en campamentos. Esto representa a la vez una presión para los servicios de educación y salud, entre otros.
Según cifras del INE, Tarapacá, Antofagasta y Arica y Parinacota, son las regiones donde la población extranjera tiene un peso mayor sobre el total poblacional regional. En la primera de ellas, los inmigrantes representan el 16,9% de los habitantes, mientras en nuestra Región del Biobío, esos extranjeros significan el 1,6% del total de residentes. Hay estudios internacionales que dicen que cuando las personas llegadas a un país representan más de un 10% de la población, se generan desafíos relevantes, ya que hay que pensar en proporcionarles vivienda, empleo, salud, cobertura previsional, educación para los niños, y desarrollar políticas de inclusión, en las que desde hace tiempo trabajan diversos ministerios.
Otro punto relevante en el que se han enfocado los últimos gobiernos ha sido la regulación del proceso migratorio, para que quienes ingresan lo hagan con su documentación al día y con las respectivas autorizaciones. Ingresar con su RUT y visa facilita la inserción de quienes vienen a trabajar, considerando que el país no tiene una capacidad infinita para integrar inmigrantes.
Hasta septiembre de este año, en la Región del Biobío la PDI reportó 2.287 personas por haber ingresado clandestinamente a Chile. Según cifras del Departamento de Migraciones y Policía Internacional de Concepción, en 2018 se registraron 29 reportados por ingreso clandestino; la cantidad aumentó a 244 en 2019, llegó a 441 en 2020, y a 2.780 en 2021 completando durante los últimos cinco años 5.789 denuncias de este tipo. Estas corresponden a las que son ingresadas tanto a través de las declaraciones voluntarias por ingreso por paso no habilitado, como a través de las fiscalizaciones que realizan detectives de la PDI, Posteriormente los denunciados quedan en trámite con la obligación de firmar al menos una vez en el mes como parte del control. Entre las nacionalidades de las personas que se detectan de forma irregular en la Región del Biobío, predominan venezolanos y colombianos, seguidos de bolivianos, peruanos y haitianos.
Una vez reabiertas las fronteras, tras el período más difícil de la pandemia, muchas personas que perdieron los medios de subsistencia en sus países comenzaron a emigrar a lugares donde creen que tendrán mejores condiciones. Hace unos días, el senador por Arica José Miguel Insulza ha advertido que, según los antecedentes de que dispone, este verano vendrá otra ola migratoria ilegal y que si ahora hay en el país alrededor de 40 mil inmigrantes ilegales, se podría pasar a 60 mil o 70 mil entre enero y marzo. Aunque el proyecto del Gobierno para agilizar las expulsiones de indocumentados fue aprobado por unanimidad en el Senado, el parlamentario tiene dudas de que en la práctica se puedan concretar las expulsiones, ya que se exige notificarlos previamente en forma presencial. Con la actual legislación se les debe avisar en tres ocasiones y el proyecto en estudio lo rebaja a dos, pero los involucrados van cambiando domicilio, de manera que en la práctica pasan a ser inubicables. De ahí que sugiera que hay que obligarlos a fijar domicilio y que no puedan trasladarse, aunque reconoce que no se cuenta con esa herramienta y no se les puede obligar a fijar domicilio para estos casos y tampoco los migrantes ilegales pueden quedar detenidos.
Por eso, es relevante sincerar la migración que viene a trabajar a Chile y no disfrazarla de un turismo que no es tal. Esto es aún más relevante cuando el país debe enfrentar un acelerado proceso de recuperación de los empleos perdidos en la crisis derivada de la pandemia.
Hasta septiembre de este año, en la Región del Biobío la PDI reportó 2.287 personas por haber ingresado clandestinamente. En los últimos cinco años se han presentado 5.789 denuncias.