Denuncias por baja en la frecuencia del transporte público en Biobío llegan a las 103
Estudiantes de la Educación Superior son uno de los grupos más perjudicados por clases y exámenes que terminan pasadas las 21 horas y por discriminación de conductores.
Desde que se comenzaron a retomar las actividades presenciales, los habitantes del Gran Concepción han constatado que la frecuencia de micros y colectivos en horario vespertino ha disminuido considerablemente en comparación con la disponibilidad de transporte público en prepandemia.
A la fecha, según se indicó desde la Seremi de Transporte y Telecomunicaciones del Biobío, las sanciones por baja frecuencia en los servicios urbanos regulados ascienden a un promedio de $100 millones en multas mensuales en los últimos tres meses y 103 denuncias por falta de frecuencia en la región. Sin embargo, el problema de disponibilidad de locomoción continúa aquejando -sobre todo- a los estudiantes de la zona que muchas veces terminan sus jornadas académicas después de las nueve de la noche, horario desde el cual ya es difícil encontrar transporte público hasta sus hogares o residencias.
Clases hasta tarde
Gabriela Gamonal, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, indicó que el motivo principal por el que salen tarde en la casa de estudios son las evaluaciones.
"Las clases acá generalmente terminan entre las siete u ocho de la tarde, pero los certámenes muchas veces se agendan desde esa hora, entonces hay un gran porcentaje del estudiantado que termina a las nueve de la noche", explicó, agregando que ese es justamente el horario en el que las micros dejan de pasar con regularidad. "Eso es supercomplejo, sobre todo para aquellos que viven en comunas alejadas. Por ejemplo, por lo que sabemos, las micros de Coronel pasan hasta las siete de la tarde", manifestó la estudiante de Antropología y añadió que también hay compañeros de Hualqui, Lota o incluso Chillán y San Carlos.
Miguel Ponce, presidente electo de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de la Santísima Concepción también evidencia esta problemática. Eso sí, manifestó que en el caso de las micros que transitan por calle Paicaví pasan hasta después de las once de la noche, aunque con una frecuencia muy baja.
Según explicó el estudiante, las clases de pregrado pueden llegar a terminar a las nueve de la noche, "pero también hay alumnos de postgrado y algunos que hacen vespertino que salen a las 23 horas incluso", precisó y añadió que "desde esa hora empiezan más lento las micros, solo algunas Vía Futuro o Las Galaxias que son las últimas en pasar", contó.
Transbordo
Como en el centro las micros pasan hasta esas horas, Franco Cariqueo, presidente del centro de alumnos de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad del Bío- Bío, indicó que "lo que estamos haciendo es tomar transbordo en el centro de Concepción o en el sector de Plaza Acevedo que son los lugares donde pueden tomar micro hacia San Pedro, Chiguayante o Penco", detalló, pero agregó que "esto genera un incremento de las tarifas, y los estudiantes tienen recursos limitados".
Esta es la mejor alternativa sobre todo para quienes viven, por ejemplo, en Hualpén, cuyas micros, según indicó el estudiante, dejan de pasar después de las 21 horas. En cuanto a la micro con mayor frecuencia es Las Bahías que llega usualmente hasta Talcahuano, pero también acercan al centro de Concepción siendo una opción para los jóvenes que además acusan muchas veces ser dejados "botados" en los paraderos, es decir, los conductores pasan de largo y no paran cuando saben que son estudiantes.
Vespertino
Hay alumnos para los cuales tomar más de una micro es una obligación. Es el caso Matías Vallejo, estudiante del Duoc UC en modalidad vespertina, que tiene que llegar de sde su centro de estudios hasta el Terminal de Buses y ahí alcanzar uno que llegue hasta la comuna de Florida.
Esta situación fue particularmente difícil sobre todo el primer semestre tras la vuelta a la presencialidad. Ahí, contó, sus clases formalmente terminaban a las 22:30 horas, pero los profesores entendían su situación y le permitían salir antes para llegar a tiempo al Terminal Collao. "Para llegar allí tengo que tomar dos micros, entonces me bajaba en Maipú y ahí tomaba para llegar a Collao, pero a esa hora a veces no pasaban y tenía que pedir Uber donde generalmente me salía entre $3 mil y $4 mil", recordó y agregó que "se me iba harta plata en eso".
Una vez en el terminal debía tomar el bus disponible "que pasara por la Ruta 5 Sur, hacia Cabrero y que me dejara en el cruce. Ahí me tenía que bajar y que me fueran a buscar", indicó el estudiante de cuarto año de Ingeniería en Marketing.